Aquí está el DIARIO de nuestros diez días en autobús en el SÁHARA OCCIDENTAL y MARRUECOS por libre. Uno de nuestros viajes más exigentes, ya que contábamos con muy poca información. Llegamos en avión a Dakhla, la antigua Villa Cisneros, donde pasamos unos cuantos días alojados en el centro de la ciudad alejados de las zonas más turísticas. Desayunos riquísimos, excursiones alucinantes, mercadillos al atardecer… ¡esta ciudad merece mucho la pena!
Como siempre, utilizando transportes públicos, vamos subiendo destino MARRUECOS. Antes, hacemos una parada de unas horas en Laayoune (El Aaiún), donde nos da tiempo a visitar a pie una zona de dunas en el extremo de la ciudad… ¡son pocas, pero nos hace mucha ilusión! Nuestro paso por el SAHARA OCCIDENTAL se resume en tranquilidad, miradas curiosas y buen comer. Hasta que llegamos a lugares como Agadir o Marrakech, un contraste de bulliciosas ciudades con miles de turistas, a pequeños pueblos donde éramos los únicos guiris. Aprovechamos para hacer esta pequeña guía para saber qué ver y hacer en el SÁHARA OCCIDENTAL, turismo en el DESIERTO.
Viajamos del 22 al 31 de Julio de 2017, con un calor general y calor extremo en la parte interior de Marruecos. Nos hemos movido en autobuses y taxis. En este viaje por el SÁHARA OCCIDENTAL y MARRUECOS nos gastamos cada uno un total de 505 euros, de los cuales 230 € en vuelos, 66 € en transportes, 50 € en alojamiento y el resto en comida, etc…
Así relató Saioa nuestro DIARIO de diez días por libre en el SÁHARA OCCIDENTAL y MARRUECOS:
DÍA 1: SALIMOS DE BILBAO A DAKHLA EN EL SÁHARA OCCIDENTAL
Salimos de Bilbao y llegamos a Dakhla en avión desde el aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria. Aterrizamos, y… ¡bienvenidos a Dakhla! El nombre español de esta ciudad era Villa Cisneros. Aún quedan vestigios de la ocupación española que iremos visitando. Día de búsqueda de hotel mientras vamos conociendo esta ciudad y paseando por sus calles, callejuelas y avenidas, sus mercados y sus tiendas. Hay que rellenar un papel, con info como nº de pasaporte, nombre y apellidos, qué vas a hacer allí… Pasamos el control policial y ¡sello nuevo en el pasaporte!
Salimos del aeropuerto, que está en medio de la ciudad, y empezamos a andar rumbo a Casa Luis, donde Katz ha leído que cambian dinero. En el camino entramos en los hoteles que vemos, preguntando precios. En Casa Luis nos hacen un cambio finalmente de 1 eur = 10 dirhams. La ciudad se ve muy nueva: grandes avenidas, paseo junto al mar tipo Salou o Benidorm… eso sí, ¡no se ve a nadie por la calle! Después de preguntar y ver habitación en unos 13 hoteles, nos quedamos en el Hotel Tirs. Una habitación doble con baño compartido, todo limpio y nuevo, por 10 eur la noche. Me tumbo en la cama cerrando un par de minutos los ojos, mientras Katz inicia una charla de balcón a balcón con el vecino de al lado.
PUERTO MALOLIENTE
Luego baja a comprar una garrafa de agua mientras yo me preparo (13 dirhams = 1.30 eur). Salimos a conocer la ciudad, nos perdemos un poco y pasamos de barrio en barrio. Primero por la zona centro pasamos junto a la mezquita, de ahí llegamos al barrio de los mecánicos y desguaces. Vemos de frente el mar, que es donde queríamos llegar. Así que vamos hacia allí… aunque para ello tenemos que cruzar un basurero y pasar zonas de horribles olores, sobre todo a pescado. Pero las vistas del otro lado de la bahía merecen la pena. Al volver nos damos cuenta de que es una fábrica de envasado de pescado, de ahí los olores de la zona y el barrio contiguo.
CENA RICA POR 1 EURO
Seguimos el paseo a la zona del Sáhara Hotel, ya que nos han comentado que hacen excursiones organizadas a la Duna Blanca. La chica de recepción no sabe nada. Al salir vemos una agencia y allí que entramos. Nos ofrece excursión en privado por 100 eur los dos. Nos parece mucho dinero, así que nos vamos sin contratarla. Volvemos a nuestro hotel, y nos encontramos con que han puesto un pequeño mercado en la plaza.
Toca ir pensando en la cena… A la mañana mientras mirábamos hoteles yo he visto un bar en el que tienen sándwiches con patatas por 1 eur. Así que allí vamos. Sándwich con cebolla, tomate, arroz, trozos de salchicha, atún, y regado con mayonesa… ¡increíble!!! De postre yo me compro unas palomitas 0.20 eur y Katz una fruta rara que no sabemos qué es (corrección, ahora ya lo sabemos, un higo chumbo jeje)… Te la abren ellos con el cuchillo, y por dentro es naranja y con muchas pepitas. Es un poco sosa (0.10 eur).
NIÑOS SOBRE EL AGUA Y ALCANTARILLAS
Y para bajar la cena, volvemos a dar un paseo hasta la zona del Hotel Sáhara, que está junto a la antigua Iglesia española. Por el paseo vemos unos niños pescando que parece que estan suspendidos en el agua. De repente me acuerdo de las alcantarillas de la antigua Villa Cisneros que Miquel Silvestre comentaba que aún había. Y efectivamente, Katz encuentra la primera, y a partir de esta vemos alguna más. Aunque Miquel decía en Diario de Nómada que sólo quedaba una y la había encontrado gracias la ayuda de un local… etc… bueno un poco show para TV jeje hay varias y se ven fácil.
Y llegamos por fin al hotel, por mi parte bastante cansada. El día ha sido largo y ha cundido bastante, aunque aún nos queda tiempo para observar un poquito desde el balcón la vida nocturna del mercadillo.
DÍA 2: DAKHLA, EXCURSIÓN A LA DUNA BLANCA Y LA SOURCE
Hoy vamos a una excursión que esperaba con ganas desde que la encontré por internet… ¿una duna paradisíaca en el Sáhara? Eso hay que conocerlo. Desayunamos picoteando en varios comercios… napolitanas de chocolate (0,20 eur), una porción bastante grande y maciza de tarta de chocolate negro con nueces (1 eur), y unas crepes. Katz se pide rellena de queso (un triángulo de quesito) y yo de nutella… está riquísimo, ¡la masa sabe a churros! (2 eur)
De vuelta al hotel, nos encontramos con Abdul, nuestro vecino de habitación, y le acompañamos a desayunar hablando con él. Ha vivido desde los 15 en Almería. Desayuna unos huevos con tomate que tienen muy buena pinta y nos dice que es el desayuno típico de aquí, pero nosotros ya estamos llenos.
El mercadillo de la noche anterior de día ⬆.
ABDUL SE CONVIERTE EN NUESTRO FIXER MARROQUÍ
Le comentamos que queremos ir a ver la Duna Blanca, que está por los alrededores y venden como excursión de día, y nos hace el favor de llamar desde su móvil a una agencia de la que tenemos tarjeta. Regatea por nosotros el precio de la excursión. Al final serán 600 dirhams (60 eur) entre los dos, por ir a la Duna Blanca, a La Source y a la playa.
Nos viene a recoger justo ahí un chaval de 24 años que no habla mucho francés, así que es complicado entendernos. Salimos de Dakhla. La carretera marca a 80 y vamos a 120-130… pasamos por una playa enorme, con varios hoteles y llena de gente haciendo windsurf. 5 minutos después de pasar la playa, el chaval coge un desvío y nos metemos en un “secarral”. Después de unos 15 minutos de secarral, dunas de piedra y barro, pistas con más y menos arena… ¡nos asomamos a la Duna Blanca! La arena tiene un color blanco alucinante.
LA DUNE BLANCHE DE DAKHLA
El chaval para el coche y nos dice que bajemos, él se queda ahí esperando. Nos recomienda que vayamos sin zapatillas. Así que descalzos, y con un viento de la leche, nos acercamos. Me cambio y me pongo el bikini. Hay agua entre la duna y nosotros, y gente que vuelve de la duna andando por la zona de agua. Les preguntamos y nos hacen señas de que sin problema, así que para adelante. El agua tiene una temperatura muy buena. Cuando llegamos, la blancura y finura de la arena de la duna sorprenden.
Subimos a la cresta de la duna, y bajamos a su lado más fino. Es increíble que esto esté aquí, parece un paisaje sacado del Caribe. Nos quedamos dándonos un baño, el agua está fresca pero una vez dentro genial. Pasamos unos momentos solos, hasta que empiezan a llegar los del windsurf… 10 minutos más y nos vamos. Precioso sitio, la excursión ha valido la pena sólo por conocerlo.
LA SOURCE Y LA PLAYA SAHARAUI, UN MANANTIAL EN MEDIO DEL DESIERTO
De aquí nos lleva a “La Source”, o una fuente natural de la que sale un agua caliente que huele a podrido. Yo prefiero no ducharme con eso, huele fatal, pero Katz se anima. Le dicen que se tumbe sobre una alfombra que hay, y un chico le da un masaje con el chorro fuerte de agua (2 eur). Eso sí, yo aprovecho a limpiarme los pies y ponerme las zapatillas. Nos montamos en el coche, nos queda la parada en la playa. El chico quiere parar en la playa de turistas, pero aunque es muy bonita está llena de gente haciendo windsurf, así que le decimos que nos lleve a otra.
Acabamos en lo que él llama la “playa saharaui”, donde sólo hay lugareños en familia con unos chiringuitos montados con pareos en laterales y techo para dar sombra. Nada más bajarnos del coche, veo una niña que lleva en brazos… ¡un cordero! Como ve que la miro, se acerca y acaricio al corderito, blanco y negro… más suave…
El agua parece muy limpia, aunque sí se ve algo de suciedad en alguna zona de la orilla. De vuelta a Dakhla pueblo, vemos a nuestra derecha el faro construido por los españoles. Le preguntamos a ver si podemos ir pero nos dice que está muy lejos, y que tiene que ir a devolver el coche a su patrón… vamos, muy educadamente que pasa de llevarnos jeje
BUSCANDO BUS ENCONTRAMOS UNA BODA
Ahora toca ir a la oficina de CTM, una compañía de buses, que nos dicen que está en otro barrio de la ciudad. De camino compramos unos cacahuetes (0,20 eur) que tuestan aquí mismo. Encontramos la oficina de buses de Satas. Hay 3 horarios al día, creemos que el que más nos interesa es el de la noche que sale de aquí a las 22 y tarda unas 8 horas en llegar a Laayoune. Son 150 dirham por persona. Llegamos a una rotonda y veo a mano derecha la oficina de CTM. Casi al mismo tiempo vemos por la izquierda que vienen unas carretas y unas chicas cantando.
Entramos en la CTM, aunque con mucha curiosidad por lo que sería eso… como el precio es más caro y los horarios los mismos, salimos rápido y vamos paralelos las chicas. Vemos que las chicas que van andando, cantan y bailan, los chicos van tocando tambores, y en las carretas llevan…¡la dote! ¡Incluido un cordero! ¡Es una boda! Les seguimos un poco, nos invitan a bailar pero declinamos la oferta… ¡pareceríamos patos mareados a su lado!
Uno de los preciosos grafitis de Dakhla ⬆.
EN BUSCA DE CENA
Ya con la búsqueda resuelta, decidimos que viajaremos mañana por la noche con Satas, pasamos por allí y nos dicen que con venir mañana a las 21 horas es suficiente. Vamos por el paseo junto al mar caminando hacia nuestra zona, cuando vemos que hay un señor vendiendo patatas fritas recién hechas… así que compramos para probar (0,20 eur). ¡Están muy ricas! Luego buscamos algún sitio que tenga tajín. Preguntamos en el sitio en el que ha desayunado Abdul esta mañana pero se le ha acabado, sólo le quedan lentejas y algo que no entendemos qué es. Nos saca un poco para probar, Katz hace el honor y… ¡callos! No, gracias, creo que mejor buscamos otra cosa…
PIZZA MARROQUÍ
Después de un par de vueltas, nos sentamos a la mesa de una pizzería. Miramos la carta pero tampoco nos fijamos mucho, pedimos la margarita directamente (3 eur). Acabada la pizza, seguimos con un poco hambre, así que buscamos algo para picar.
PINCHOS MORUNOS DE AVESTRUZ…
Finalmente, en un puesto que parece lleva años ahí, vemos que un señor vende pinchos morunos. Intentamos averiguar con gestos y sonidos de qué es cada uno, y nos decidimos por uno de ‘bibi’, que nos dice que es un pollo grande… ¡una avestruz! (corrección: era un pavo, nos quedamos sin probar avestruz 😢). Nos lo mete entre pan y pan, y podemos echarle cebolla, tomate, y diferentes especias (2 eur).
Están buenos, es un poco raro porque entre trozo y trozo de avestruz hay uno de grasa que no tenemos ni idea de qué es, pero al estar churruscado a la brasa está rico. A mitad de bocata, suena la llamada a la oración. Vemos a los chicos empezar a moverse e ir todos hacia un punto, en estas el señor del puesto donde estamos apaga la luz del mostrador y por señas nos dice que va a rezar. Deja todo tan cual está sin temor a que le roben nada. En el mercadillo un jugo de caña de postre (0,50 eur). Y en el hotel, Katz toca a la puerta de la habitación de Abdul, pero no está. Es tumbarme y mis ojos se cierran, no aguanto ni un minuto.
DÍA 3: DAKHLA, PASEO POR LOS EXTRARRADIOS Y ANTIGUO FARO DE VILLA CISNEROS
Hoy vamos a conocer otra parte importante de la historia de esta ciudad, el antiguo faro de Villa Cisneros. Nuestro paseo estará dirigido a conocerlo. Nos levantamos pronto, aunque no tanto como deberíamos… ¡dormimos como marmotas! Hay que ir a cambiar dinero. Se ve muy poca gente por la calle. Llegamos al banco, el trayecto se nos ha hecho más largo que ayer. La gente se levanta tarde y no vemos a casi nadie a estas horas, sin embargo por las tardes las calles están animadas con puestos de ropa, de calzado, de frutas, comida… mucho más ameno.
Entramos en el banco y el chico del mostrador se lo toma con calma… Cambiamos 255 eur a dirhams y al preguntarle si no tiene monedas pequeñas nos da 2 de 0.20 dirhams, pero más pequeñas nada. Hay que guardar el papel de la transacción de cambio, ya que si sobra algo y queremos cambiarlo posteriormente a euros, nos lo pedirán en el banco. Vuelta de nuevo al hotel, según llegamos al portal nos damos cuenta que la puerta de al lado ¡es un banco! 🙃
DESAYUNO Y EXCURSIÓN
Me cojo un crepe de nutella (0,50 eur) y 2 napolitanas de esas con chocolate (0,20 eur), y nos vamos al restaurante donde Abdul desayunó ayer y pedimos 2 tortillas saharauis y un zumo de naranja (3,20 eur). Están ricas ricas, diferente al sabor que tendrían aquí unos huevos con tomate. Hoy hemos decidido visitar el faro de Villa Cisneros. Buscamos sin éxito al chaval del hotel para que nos guarden las mochilas hasta que volvamos. Cinco minutos después nos damos cuenta de que está durmiendo en una habitación cercana a la recepción. Finalmente dejamos las mochilas fuera de su habitación, cuando se levante las guardará.
Así comenzamos la ruta, Katz se lo ha mirado un poco en Google Maps así que es él el que dirige la marcha. Vamos andando hacia la derecha, hasta que nos topamos con un muro. Es el del aeropuerto. Toca rodearlo, pero aunque el viento que hay es incómodo, el trayecto se hace ameno ya que el muro tiene grafitis varios. Un chico tira de una carretilla llena hasta los topes de cosas, con el calor que hace va con chaqueta, no se cómo puede dar un paso. Cuando el muro del aeropuerto se acaba, seguimos recto.
EL FARO DE DAKHLA
Pasamos junto a un nuevo barrio en construcción, con un colegio incluido. La verdad es que se reconoce rápido y fácil a los coles, ya que tienen unos dibujos en la fachada chulos y además están pintados muy muy alegres. Dejando este nuevo barrio a mano derecha, llegamos al otro lado de la ciudad, el que da al Atlántico. Empieza a oler mal, pero aquí tiene sentido. Nos encontramos con un vertedero, lleno de basura con plásticos azules por la ladera llegando al mar, y una tubería inmensa de la que sale un chorro de porquería que tira para atrás. Continuamos a la derecha, ya se ve el faro a lo lejos. Seguimos la carretera a lo largo de la costa, vamos solos.
Foto aquí y foto allá, seguimos por la carretera y vamos a la zona trasera del faro. El paisaje es espectacular, la más inmensa nada de tierra, con una carretera que la corta por la que nosotros hemos llegado, y unos acantilados increíbles, donde se nota que enormes trozos de tierra y roca se han desprendido y han caído al mar. Un paisaje muy bonito. Como Katz ha visto que siguiendo la carretera hay una playa a unos 7 km de aquí, y no tenemos mucho más que hacer que explorar esto a tope, pues seguimos ruta por la carretera.
LA SUPER ARAÑA
Al rato, Katz se para y me señala algo en un arbusto junto a la carretera… ¡una super araña posando quieta en su tela de araña! Jo qué asco, bien grandecita que es. En la primera entrada a la playa, nos metemos. Cuanto más cerca del agua estamos, más olor a podrido hay. Sigue haciendo mucho viento. En la orilla unos chavales se han montado una casetilla con un par de pareos y unos palos, para resguardarse mientras pescan. Nos saludan divertidos.
Un rato de descanso después, comenzamos el regreso por la misma carretera por la que hemos venido. Saludamos de nuevo a la araña (¡pero qué asco!), y seguimos. En lugar de llegar hasta el vertedero, esta vez cruzamos el barrio en construcción. Sorprende que entre todas las casas que se están construyendo, con lo que eso implica alrededor de polvo, arena, pintura, herramientas, alambres, etc, hay alguna casa habitada.
Les ponen plantas incluso a la puerta, en plan jardincito. Hay unos chavales jugando al baloncesto en un campo con canastas en medio del barrio. Cuando llegamos al muro del aeropuerto, pegado a una carretera, vemos algunos hombres parados a lo largo de él. Nos acercamos y pasamos un rato agradable de charla con ellos. Son pescadores.
LOS PESCADORES DE DAKHLA
Van unos 150 km hacia el norte para ir a trabajar durante más o menos una semana, y luego vuelven unos días ya que su familia vive aquí. Uno de ellos, el más majete y con más ganas de hablar, nos dice que si a su vuelta seguimos aquí nos invita a comer en su casa. ¡Qué majo! Pero nada, como nos vamos hoy… Están ahí haciendo auto-stop para llegar a su lugar de trabajo, ya que para ellos el coste del autobús es muy elevado.
En el hotel, nos sentamos en unos sofás que hay junto a recepción. Lo que iban a ser 5 minutos se convierte en algo más de una hora, sobre todo cuando oímos que Abdul sube y le llamamos, y se junta allí con nosotros a charlar un rato. Le agradecemos el regateo del día anterior y le contamos cómo fue todo. Nos despedimos de él que sube a echarse la siesta, nosotros aún quedamos vagueando un rato en el sofá.
A POR UN TAJÍN
Lentamente, nos preparamos y salimos. Ya es hora de ponerse en marcha. Mochilas a la espalda y a la calle. Lo primero que hacemos es ir directamente a la oficina de SATAS, la compañía de autobús, donde dejamos las mochilas. Buscamos cerca un restaurante, donde pedimos un tajín de pavo (3,50 eur), y mientras nos lo hacen aprovechamos para ir a la búsqueda de agua (agua + sprite = 0,70 eur).
Cuando llegamos al restaurante, nos preparan la mesa y no pasan ni 5 minutos cuando llega el tajín…. ¡Mierda! ¡Tiene cilantro! Pico un poco, pero el sabor es muy fuerte, así que casi todo lo come Katz. Menos mal que sólo hemos pedido uno a compartir. Cuando va Katz a pagar, preguntamos cómo se dice cilantro para pedir el resto del viaje que no lo echen. Su nombre es magnus.
Pasamos junto a un bar en el que veo que unos chicos están comiendo como una torta de pan untando en una salsa, así que elijo comer eso. Son tortas de pan hechas al horno con piedras, muy curioso el ver cocinarlas. Pedimos una, y aceite de oliva para echarle y untarla un poco. Está muy rica.
POSTRE Y AUTOBÚS
Con la torta acabada, pedimos un té para seguir haciendo tiempo y probarlo. Nos lo traen al rato con unos trozos de azúcar enormes, la pruebo y está muy rica, parece como azúcar casera, tiene un sabor diferente a la de España. Katz hace el ritual del té (o lo intenta) pasando el té de vaso en vaso y a la tetera varias veces, aunque parte del té queda en la bandeja, casi ahogando a la hormiga que ha venido acompañando al azúcar.
La torta con aceite más el té nos ha costado 1,20 eur. Echamos aquí un buen rato, hasta que nos levantamos y vamos a la oficina de los buses. Compramos el billete, y nos hacen pagar un pequeña cantidad por las mochilas (total 34,50 eur). Cuando llega el autobús, nos ponemos junto al maletero para dejar las mochilas, pero hay que esperar, ya que las van ordenando por destinos.
Cuando el chico dice Laayoune, le damos nuestras mochilas, y quedamos viendo cómo siguen colocando el resto de cosas en el maletero. El del autobús un artista del tetris, ordenando todo para que no se muevan las cosas y no se rompa nada. Cuando veo que las primeras personas han empezado a subir, nos acercamos a la puerta y entramos también nosotros. Buscamos nuestros asientos, y nos acomodamos como podemos. Al final el autobús arranca pasadas las 22.30. Ha sido un día largo.
DÍA 4: VISITA DE LAAYOUNE Y TARFAYA
Del día de hoy no esperamos mucho, simplemente conocer un poco más una ciudad del Sáhara antes de pasar a Marruecos… Eso nos demuestra lo equivocados que podemos llegar a estar. Uno de los mejores días del viaje. A la 1.30 de la madrugada el bus hace una parada.
LAAYOUNE: LA FRONTERA DEL DESIERTO DEL SÁHARA
Llegamos muy pronto a Laayoune, las oficinas no están abiertas aún para comprar los billetes de aquí a Tarfaya, así que nos sentamos en la sala de espera y pasamos allí el rato. Cuando abren las taquillas Katz va a informarse y compra ya el billete para ir a Tarfaya (10 €), pero aún tenemos que esperar otro rato a que abran la zona de recogida de equipajes.
A EXPLORAR LAAYOUNE
Cuando lo hacen, somos los primeros en dejar las mochilas… ¡ahora a conocer Laayoune! No tenemos ni idea de qué hay, ni un mapa ni nada, así que con la wifi de la estación de bus Katz ha mirado dónde está la oficina de información turística, y para allí que vamos. Al poco de comenzar a andar, vemos a lo lejos unas dunas enormes… ¡qué pasada! ¡Qué chulas, tan cerca de la ciudad! Se nos empieza a ocurrir que quizás nos de tiempo a hacer una excursión organizada en coche a las dunas, o que podemos pillar un taxi o algo… así que vamos emocionados pensando en las posibilidades que tenemos de ver un trocito de desierto tan cerca.
De un barrio normal junto a la estación, pasamos a una zona en construcción de grandes avenidas y parques donde no se ve gente. Todo muy nuevo. Muchas banderas de Marruecos por todas partes. Llegamos a la oficina de turismo pero está cerrada aún. Preguntamos a unos chicos que vemos en el hotel de enfrente y nos dicen que abre a las 8.30, así que nos vamos a buscar desayuno.
ANDANDO AL DESIERTO DEL SÁHARA
Volvemos tranquilamente andando a la oficina de turismo, que está a unos 15 minutos. El portón ya está abierto. Pasamos al interior de la oficina, pero todo está apagado y no hay nadie. Oímos ruidos fuera, salimos… ¡y hay dos hombres en el tejado! Uno de ellos nos pregunta qué queremos hacer, le decimos que queríamos información sobre cómo ir a ver las dunas… baja y nos da unos folletos que tiene por ahí guardados de hace años.
Nos escucha y nos dice que para ir a esas dunas vayamos nosotros mismos, le preguntamos si en taxi y nos dice que en taxi o andando… ¿andando? ¿Se puede andando? Nos miramos, ya tenemos plan. Salimos de la oficina de turismo, y con la mirada puesta en las dunas, echamos a andar en esa dirección. Nos metemos en un barrio obrero, calles vacías a estas horas. Excepto por algún pequeño gato, alguna gallina que se oye encima de los tejados, y algún que otro que se marcha ya a currar. Llegamos a un punto en el que Katz prefiere bajar e ir andando por el cauce seco del río, así que bajamos y vamos. Hace mucho viento. La verdad es que el paisaje es precioso.
LOS LÍMITES DEL DESIERTO DEL SÁHARA
Tiene unos contrastes de colores que van de los tonos ocres y rosados de las casas ahora allá arriba, los marrones y rojizos del cauce del río y las dunas al otro lado, los verdes de las diferentes plantas y las huertas y cultivos, y el azul del cielo. Ese azul limpio sin una sola nube. Vamos por un camino por el que se ve que van coches porque hay alguna rodada, hasta que nos ponemos a cruzar el cauce hacia las dunas. Katz va delante tanteando el terreno, yo le sigo. De repente noto que mis pies se hunden un poco, le pregunto si él no se hunde, porque a mi como que se me mete el pie… y entonces se da cuenta… ¡está en arenas movedizas!
Sale rápido, más de lo recomendable, así que sus zapatillas salen un poco perjudicadas jaja. Las mías siguen casi impolutas. Es increíble las formas en la arena y el barro que ha formado el viento. Llegamos a un punto donde hay un pequeño estancamiento de aguas, y hay que cruzarlo, porque no parece tener fin. Katz hace un puente con piedras, y lo cruzamos en plan hamburguesas de Humor Amarillo 😁. Un rato después… ¡en las dunas! Parecían más pequeñas vistas de lejos… ¡qué fina es la arena! Y están intactas, sin una pisada, con las formas que les da el viento del sáhara.
COMO NIÑOS POR LAS DUNAS DEL DESIERTO
Subimos, corremos, saltamos, nos sentamos, hablamos, reímos, pensamos… No sé cuánto tiempo estamos aquí, pero nos ha encantado. ¡Estar rodeado en el desierto de dunas como estas tiene que ser la leche! A una hora prudencial, decidimos empezar el camino de vuelta, ya que no sabemos cuánto nos va a llevar. Así que arena, puentecillos de piedras, rocas, tierra y unos cuantos pasos después volvemos a estar en el otro lado del cauce del río. Antes hemos venido por la izquierda… ¡ahora vamos a probar a ir hacia la derecha!
Se ve más actividad en las calles, las tiendas abiertas, gente comprando, vendiendo, hablando, andando, cocinando… Poco después nos damos cuenta de que hemos llegado al otro lado de la estación de autobuses en mucho menos tiempo, así que entramos a refrescarnos un poco. Ya refrescados y descansados, volvemos al centro.
TARFAYA: DE NUEVO EN RUTA
Hay mucha gente pidiendo. No encontramos nada para comer. Damos la vuelta, y volvemos hacia la estación. Ya cerca compramos una botella de agua, un refresco y una torta de pan para calmar un poco el hambre (1,05 €). En la estación no nos queda mucha espera, cogemos las mochilas y salimos a esperar al autobús.
Mismo sistema, dicen el destino y tú les das las maletas cuando dicen el tuyo. Subimos al autobús dirección Tarfaya. El trayecto está muy chulo, con un montón de dunas alrededor. Cuando llegamos a Tarfaya, nos deja en una calle que parece la principal del pueblo. Como no vemos ninguna señal de hoteles, vamos hacia la playa ya que la guía indica que ahí hay un hotel.
La verdad es que lo encontramos pronto. Nos atiende un chico al que preguntamos por una habitación doble. Nos dice que esperemos y llama por teléfono, pero no viene nadie. Al final se va un momento y regresa con un señor que tiene pinta de que se estaba echando una siesta rica rica. Nos lleva a ver dos habitaciones, una con baño privado y que está muy bien, y otra con baño compartido.
EL ARÁCNIDO VELOZ
Nos vamos al final a ese lujazo de habitación privada con una rebaja del precio, está genial (15 €). Mientras Katz se ducha localizo un arácnido, y lo mantengo vigilado. El puñetero es el dueño y señor de la habitación, y en contra de lo que suelen ser sus congéneres, es decir, lentos, este se pega unas carreras por el techo de alucinar. Intento tenerlo controlado en todo momento, pero cuando salgo de la ducha ha desaparecido. Procuro no pensar dónde estará.
LA CASA DEL MAR EN LA PLAYA DE TARFAYA
Vamos a la playa, es enorme, con mucha zona de arena casi blanca, y la Casa del Mar (antiguo puerto francés ahora en ruinas) le da un toque diferente. El mar está bravo, nos mojamos los pies y las piernas pero poco más. Recorremos la playa por la orilla hasta el final, donde está el rompeolas, y vemos que la playa continúa. Junto a la playa hay unos edificios que están abandonados y cubiertos de arena por dentro, imagino que zona española abandonada.
Katz echa algunas fotos hasta que nos llaman la atención por partida doble… ¡no se pueden sacar fotos! Vemos la escultura en honor a Antoine de Saint Exupery, el escritor de “El Principito”, que vivió en esta zona y dicen que se inspiró en Tarfaya para escribir la tan famosa novela.
EL MUSEO DE «EL PRINCIPITO»
Entramos en el museo, y aunque la entrada es barata (2 €), le digo a Katz que entre solo, pero el señor me deja pasar a mi también gratis. El museo es chiquitito pero está curioso, cuenta un poco la vida de Saint Exupery, con fotos de la época y esbozos originales de los primeros dibujos de El Principito.
LA ETERNA BÚSQUEDA DE COMIDA
Salimos y vamos directamente hacia la calle donde antes nos ha dejado el bus. Vamos mirando y buscando sitios para comer algo, pero está difícil la cosa. Las charcuterías tienen su género expuesto fuera, en la calle. Terminando casi la calle principal, encontramos uno que prepara bocadillos, así que le pedimos uno a compartir con una ración de patatas (2 €). Nos sentamos en una mesa fuera mientras lo prepara. No tiene pinta de que tengan mucha gente habitualmente. Hay muchas hormigas. Y muchos gatos.
Cuando nos traen el bocata de pavo no está tan mal, uno de los gatos come desde pan a pavo y patatas… vaya morro fino. Bajamos la calle de nuevo para preguntar en la oficina de los buses la forma de llegar mañana a Sidi Ifni. El chico muy majo responde a una metralleta de preguntas y aún así no pierde la sonrisa ni la tranquilidad.
IMPROVISADO COMPAÑERO DE CENA
Se nos acerca otro chaval que habla con nosotros y nos dice que él es de Sidi Ifni, se muestra orgulloso de que queramos ir allí, y nos explica varias cosas de su ciudad. Katz le pregunta si conoce aquí algún sitio donde poder cenar bocatas, pizza, kebab, o lo que sea… nos dice que sí, que un amigo tiene un bar cerca, y se pone a andar con nosotros.
Es una gozada, está todo muy nuevo y moderno. Miramos la carta y elegimos una pizza a compartir, unas patatas, una botella de agua, y Katz se coge un bocata de kefta (5,50 €). El chico se sienta con nosotros y se coge una hamburguesa. Nos enseña vídeos de su ciudad y alrededores, y cuando le queremos invitar no nos deja pagar su plato. Nos despedimos pronto, que estamos cansados, y bajamos la calle hasta nuestro hotel. ¿Habrá tan buena sorpresa mañana?
A falta de foto de la cena, buena es una del desayuno 😋.
DÍA 5: SIDI IFNI, SUS CUESTAS Y PLAYA CON OLEAJE
Día tranquilo de traslado y paseo por la tarde en esta fresca ciudad donde el sol queda oculto por la bruma. La alarma suena, tenemos que coger el bus de las 08.00h. Katz desayuna una tortilla saharaui y un zumo. Yo pido una crepe con nutella de nuevo, y me la dan envuelta (tortilla + crepe + zumo = 3 €).
Al final el bus llega a las 08.30 (26,50 €). Otra vez a esperar a que el chico diga Guelmin, damos nuestras mochilas, y cuando ya ha metido el resto del equipaje, subimos al bus y buscamos nuestros asientos. Están ocupados. Intentamos explicar que son los nuestros, el chico se levanta mosqueado mientras otro va a buscar al del bus, que viene y nos explica que aunque en nuestros billetes ponga número de asiento, no funciona así.
CONTROL POLICIAL Y LLEGADA A GUELMIN
Hay que subir y sentarse donde encuentres… Si lo llegamos a saber antes, hubiese subido yo mientras Katz se quedaba con las mochilas abajo. El paisaje vuelve a ser increíble, dunas, cañones y grandes extensiones de nada. El bus hace una parada que aprovechamos a estirar las piernas. Sube un policía. Nos pide los pasaportes, nos pregunta dónde vamos, nos mira, y se los lleva a la casetilla.
5 minutos más tarde aparece de nuevo y nos los da. Continuamos ruta. Sobre las 14.00 horas, llegamos a Guelmin. Hace un calor insoportable. Buscamos la oficina de los buses y les consultamos por el bus a Sidi Ifni, sale en un par de horas, así que no sabemos qué hacer. El mismo chico de la oficina de los buses, muy majo, nos dice que cojamos un grand-taxi y nos indica la parada, nos dice que cuesta lo mismo (5 €), así que vamos para allí.
La zona de los taxis es una plaza enorme con un montón de taxis perfectamente ordenados. Preguntamos y con nosotros completan un taxi. Así que perfecto, sin mucha espera nos montamos y para Sidi Ifni. Este rato en el coche, que dura sobre 30 minutos, lo paso algo mal. Hace muuuucho calor, nos ha tocado sentarnos por ser los últimos en llegar en los dos asientos del final del coche, sin ventanas abiertas, ni por supuesto aire acondicionado.
YA LLEGAMOS A SIDI IFNI
Miro a la chica que está sentada delante mio, lleva un vestido largo de manga larga de tono blanco, floreado, con pañuelo negro en la cabeza… y alucino, porque está perfecta, inmaculada, sin un pequeño gesto de calor ni nada. La primera impresión al bajarnos en Sidi Ifni es de otro pueblecito pequeño, con una gran cuesta que es donde estamos… Miramos el mapa, es más grande de lo que parecía. Así que guiando Katz subimos la cuesta a la búsqueda de un “centro”.
Al menos de ir controlando restaurantes, bares y, lo que más nos importa en estos momentos, hoteles. Aquí está como brumoso, hace bastante más fresco que en Guelmin. Vamos a dar a una calle que se nota con vida, muchos comercios con su mercancía expuesta a pie de calle que me recuerdan a los chiringuitos playeros de Benidorm o Salou, pero con escobas, cazuelas y tajines.
LA ETERNA BÚSQUEDA DE HOTEL
Encontramos el primer hotel con mucha suerte, ya que no está señalizado. La guía indica que es un hotel sencillo pero muy limpio. Preguntamos, nos miran, y nos dicen que está completo. Seguimos. Llegamos a la entrada del camping, en ella hay unos señores asando a la barbacoa unas sardinas, la verdad es que huele genial… Nos dicen que el camping está cerrado, así que… ¡siguiente! Justo al lado, pegando a la playa, hay un hotel. Vemos la habitación y nos quedamos (18 €).
VAMOS A LA PLAYA, NO CALIENTA EL SOL
Remoloneamos un poco, y aunque nosotros estamos algo cansados nuestros estómagos se quejan… ¡así que para afuera! Lo primero nos bajamos a la playa y andamos un poco por ella. Es larguísima, y de nuevo hay muy mala mar. En esta costa no parece que haya playas con el agua calma. Katz tiene muchas ganas de bañarse, así que hacemos una pequeña parada en mitad de la playa y se mete, entrando con él unos cuantos niños que se lo pasan pipa.
Al salir de la playa toca subir una cuesta para llegar al centro. Nos para un chico en bici que nos explica que tiene una escuela de surf justo ahí, por si queremos. Nos da un precio bastante barato, así que a Katz le entra el gusanillo. Ya más en el centro, vemos la estación de los buses que van a los pueblos de alrededor. Estamos pensando si entrar a preguntar, cuando volvemos a encontrarnos con el chico de la tienda de surf, que nos informa de que los buses funcionan cada media hora hacia Legzira. Nos ahorramos la visita a la estación.
CALLEJEANDO POR SIDI IFNI
Entramos en el mercado. Es de pescado sobre todo, el olor es muy fuerte, así que según hemos entrado salimos por la puerta que hay enfrente jaja. Compramos una botella de agua por 1 €. Cenamos un sandwich con patatas cada uno (4 €). Están muy ricos la verdad. Al salir, y como aún se ha quedado con hambre, Katz entra en otro bar más de los de allí y se pide otro bocata de kefta con patatas por 1 € al cambio.
Mientras esperamos a que se lo hagan en la mesa de fuera, un señor pasa por allí a ver si Katz puede abrir una botella, lo intenta pero nada. Al poco nos llama y nos dice que un chaval que trabaja en la construcción y que pasaba por allí la ha abierto. Vemos pasar un bus de los que van a los pueblos cercanos, son muy viejitos. Me llama la atención ver pasar un chico que parece marroquí con rastas.
ANOCHECER FRENTE AL ATLÁNTICO
Ya bajando el sol, decidimos ir a ver anochecer junto al hotel del acantilado. El cielo tiene un azul especial que no hemos visto nunca en una puesta de sol. Volvemos a encontrarnos de nuevo con el de la tienda de surf. Finalmente nos hace una rebajilla, y por 20 € por persona, quedamos para hacer mañana 2 horas de surf cada uno con neoprenos incluidos. Nos invita a tomar algo con él y sus amigos, pero declinamos la oferta y nos despedimos hasta mañana. Para cuando nos separamos de él el cielo ya se ha oscurecido, intentamos sacar unas fotos de la luna pero ni la cámara es tan buena como para ello ni nosotros somos buenos fotógrafos.
Mientras estamos plantados, en mitad de nuestros 999 intentos de hacer una foto aceptable, se nos acerca un señor a charlar con nosotros en castellano. Parece que le apetece recordar un poco de este idioma. Le comentamos nuestros planes y nos dice que a él la ciudad de Tiznit le gusta mucho, que si podemos parar lo hagamos. Un ratillo después, nos despedimos. Él vuelve con su sobrino al que ha dejado sentado a la mesa de un bar, y nosotros a la cama. Mañana primero surf, y luego ya veremos cómo vamos a Legzira.
DÍA 6: «SURF» EN SIDI IFNI Y LOS ARCOS DE LEGZIRA
Nos levantamos pronto, hay una niebla increíble, se nota el fresco. Vamos hacia la zona del pueblo a desayunar. Cuando entramos en la pastelería todo tiene buena pinta. Cogemos varios pasteles diferentes para compartir y probar. Justo al lado, nos sentamos en una mesa libre en uno de los bares. Pedimos café y cola cao, y una tortilla, y nos metemos un buen desayuno entre pecho y espalda (cafés + cola cao + tortilla + pasteles = 3,50 €). Hay que coger energía para las clases de surf.
PREPARÁNDONOS PARA HACER SURF
Vamos rápido al hotel, y dejamos ya las mochilas medio preparadas para que luego sea llegar, ducharnos, y salir, que a las 12 tenemos que dejar la habitación. Volvemos a la tienda, allí delante nuestro llama a nuestro “profe” particular, y mientras viene, nos va dando los neoprenos. Llega nuestro profe… ¡y es el chico que vimos ayer de rastas! Nos subimos a la parte de atrás descubierta de un coche con las tablas y… ¡allí vamos! Cuando llegamos a la playa el coche se va, y nos acercamos con nuestras dos tablas junto a la orilla.
Ahí echa las dos tablas al suelo, y nos dice si queremos calentar con él… ¡pues vale! ¡Y va y se pone a correr! Un par de vueltas después lo deja, él como una rosa y nosotros echando la gota gorda. Nos da las explicaciones pertinentes para ponernos de pie en las tablas… la teoría es fácil, y hacerlo en la arena sin movimiento también. 10 minutos después, cuando ya nos hemos subido en las tablas sin que él nos diga nada un par de veces, nos dice… ¡al agua! ¿Al agua? ¿Ya? Pues vale… ¡vamos! A mi ya me entra la risa sólo de pensarlo.
LAMENTABLE INTENTO DE SURFEAR
El agua está fresca, yo la verdad es que con el neopreno estoy genial. Vamos un poco hacia dentro, hay resaca que nos lleva hacia el puerto, y hay bastantes olas. Resumen de algo más de 1 hora de surf: las primeras veces yo consigo ponerme de rodillas, e incluso levantar el primer pie. El segundo ni de coña. Las últimas veces no tengo ya ni fuerzas para incorporarme en la tabla, mis brazos no pueden ya sostenerme y tan sólo me dejo ir. Katz ha resultado mejor que yo, consigue al menos intentar dignamente hasta el final levantarse en la tabla, aunque con los mismos resultados que yo.
El profe es muy majo, se ríe un poco y sigue animando para que sigamos intentando, pero nos rendimos y pedimos descanso. Nos quedamos charlando ahí 10 minutillos hasta que llega el coche. Volvemos a la tienda, y después de una foto de recuerdo, nos cambiamos y volvemos rápido al hotel. (clases de surf 35 €). Son más de las 12 y queremos ducharnos. Sobre la marcha hemos decidido que iremos a Legzira andando, ya que nos han dicho que se tarda sobre 2h30′. Duchados y preparados, comenzamos la rutilla con las mochilas a cuestas. Nos han comentado que se llega andando por la playa, pero el de la tienda de surf también ha dicho algo de un trekking, así que no tenemos mucha idea.
TREKKING EN BUSCA DE LOS ARCOS DE PIEDRA ENTRE SIDI IFINI Y LEGZIRA
Bajamos a la playa, y 5 minutos después subimos por un camino que se desvía hacia la cima del primer montecito que hay. Ya llegando arriba un chico nos avisa de que por ahí no se puede pasar, pero de cualquier forma las vistas desde allí están chulas, ya que se ve toda la ciudad de Sidi Ifni y la playa. Bajamos de nuevo a la playa, y preguntamos a dos señores que venden tallas de madera. Nos dicen que por la playa sí se puede ir, pero que como ya quedan un par de horas para la pleamar habrá zonas por las que ya no se pueda pasar, pero que podemos subir al monte.
Todo esto se lo entendemos a medias o nos lo inventamos, ya que sólo hablan árabe y alguna palabra de francés, pero los gestos lo arreglan todo. La playa es preciosa, y está desierta a excepción de algún pescador. Hay grandes rocas y altos acantilados de colores rojizos, hay que saltar charcos de agua, subir alguna piedra. Nos damos prisa porque al fondo parece que el agua casi llega a la pared del acantilado y que no hay sitio para pasar, pero por suerte llegamos a tiempo y pasamos.
EMPIEZAN MÁS DE 5 HORAS DE CAMINATA QUE VALEN LA PENA
Damos a una playa donde hay algunas personas marroquíes, pero vemos que el fondo ya está bloqueado por el agua, así que… empezamos la segunda etapa del día, caminar por el monte. Subimos la ladera del monte, cruzamos un pequeño pueblo donde nos cruzamos con perros, ovejas, vemos un pequeño burro… Un señor manda entrar en casa a una niña que sale a hacer recados, y que se asoma poco más tarde mirándonos curiosa a ver qué hacemos.
Preguntamos al señor que sigue apostado en la ventana, y nos dice que si, que para Legzira hay que seguir caminando de frente… pero a nosotros nos da un poco cosa, ya que seguir caminando de frente significa caminar por un terreno sin sendero. No hay animales, no hay gente, no hay caminos. Así que le damos las gracias pero seguimos el camino del pueblo hacia la carretera (una pista de tierra, no asfaltada). Poco después vemos caminillo que se mete hacia el descampado, así que nos volvemos a meter por él. Si hubiésemos hecho caso al señor nos habríamos ahorrado un ratito, pero…
«RÍO SECO» Y LOS ARCOS DE PIEDRA SALVAJES EN LEGZIRA
Unos cuantos pasos más allá, llegamos a la tercera etapa, o rebautizada por Katz como “río seco”. Cruzamos un pequeño cauce, que imagino que en época de lluvias si eso existe aquí llevará algo de agua, pero que ahora está lleno de arena. Y seguimos el camino, de momento no se ve ni un pueblo, ni una casa, ni nada… ¿dónde narices estará Legzira? Bueno, llevamos poco… menos de 2 horas… pero nos han dicho 2h y 30 y a lo lejos no se ve nada… venga vamos a seguir… Llegando a la cima de este monte, levanto al cabeza y veo… ¡un arco! ¡Jo que bonito se ve desde aquí! Seguimos el caminillo del monte…
Y seguimos haciendo fotos y más fotos, precioso. Bajamos a la playa que hay junto al arco para verlo mejor. Parece mentira que aguanten ahí, si parece que no tienen consistencia y se van a deshacer. Vuelta al caminillo del monte, sube cuesta, baja cuesta, vuelve a subir… ahora se ve desde arriba otro arco, uno que se ha caído. Espectacular de cualquier forma, ya que se ve cómo ha quedado el acantilado totalmente liso y todas las rocas en el agua. Y continuamos andando. Ya se empieza a hacer largo, sobre todo porque no se ve el final…
MÁS ARCOS DE PIEDRA NATURALES DE CAMINO A LEGZIRA
Aunque el camino merece totalmente la pena: las vistas son únicas, y vamos nosotros solos, ya que aún no nos hemos cruzado con nadie. Se empieza a ver al fondo algo blanco, Katz piensa que es Legzira, yo no lo creo, no sé porqué pero no me cuadra… de toda formas no le quito la ilusión. Al poco rato, vemos otro arco. Por supuesto, bajamos a la playa y echamos mano de las cámaras de nuevo.
Y cuando ya lo hemos mirado y remirado, volvemos a subir al monte, al caminillo que ya nos resulta tan familiar. Pasamos la casa blanca que veíamos antes, una casa sola en medio de la nada. Encontramos unos arbolitos pequeños. Son como bonsais sin hojas, muy chulos. Pasamos una zona amurallada, con la muralla medio derruida. Una grieta en el monte nos hace tener que meternos hacia la carretera que va paralela al mar. En esta cuarta etapa hacemos un trozo por la carretera, aunque no nos gusta, las vistas no son tan chulas, y además nos preguntamos si no nos estaremos perdiendo algún que otro arco, así que en cuanto vemos otro caminillo que se mete nos volvemos al descampado del monte.
Y POR FIN LLEGAMOS A LEGZIRA
Ahora si ya se empieza a ver el pueblo. Cogemos el camino que parece más recto por medio del descampado. El cansancio se nota, tengo ganas de quitarme la mochila. Y por fin llegamos a Legzira. Vamos por el sendero hasta llegar al parking, bajamos unas escaleras, y empezamos a preguntar en todo hotel que vemos a ver cuánto sale una habitación. Los precios se disparan, se nota que esto es muy turístico. Está plagado de restaurantes y hoteles, y de gente, bastante gente, sobre todo cuando durante el día no hemos visto a nadie. Bajamos a la playa, y a mano izquierda al fondo se ve un arco… pues ya que estamos, ¡vamos a verlo!
Comentamos y creemos que lo mejor va a ser seguir camino hacia Tiznit, para quitarnos más ruta mañana y encontrar algún alojamiento más económico. La playa tiene algún chiringuito, hamacas, caballos y camellos para pasear por ella, mucha gente jugando en la orilla con el balón o las palas… Llegamos y el arco está muy chulo, la gente está a la sombra porque hace bastante calor. Cruzamos el arco, y al poco nos quedamos solos. Es muy bonito, al otro lado se ve otro arco derruido.
EL BUS A TIZNIT SE VA EN NUESTRA CARA SIN NOSOTROS
De vuelta en el paseo, entramos a una tienda a coger un helado, que nos lo merecemos (2,90 €). En el parking, preguntamos a uno de seguridad por los buses y nos dice que arriba, en la carretera principal, que pasará en unos 15 minutos, ya que hay cada media hora… ¡pues ale, a subir cuesta! Subiendo la cuesta, pasamos junto a un grupo de gente con bolsas de playa y sillas y todo el equipamiento de playa, y seguimos… ¡hasta que vemos el bus llegar, parar, y seguir! Todo a escasos metros de nosotros, pero por mucho que corramos no llegamos… ¡mierda!
LA ESPERA SE HACE LARGA
Llegamos a la carretera, y esperamos donde nos dicen, tenemos media hora por delante. Al poco llega una van y de ella se baja la familia equipada con el kit playero que hemos visto antes cuando subíamos la cuesta… ¡y es que esas van suben y bajan gente hasta casi la playa por unos dirham, para evitar la cuesta! Seguimos esperando. La puesta de sol es muy bonita. Han pasado ya 20 minutos, a ver si llega…
Un chico que está enfrente se acerca a charlar un poco con nosotros, aunque al poco vuelve a su sitio, ya que va a Sidi Ifni y está haciendo dedo. Cuando la media hora ha pasado, un coche se para junto a nosotros. Nos ofrece llevarnos gratis a Mirlef, Katz me pregunta pero prefiero ir hasta Tiznit del tirón, sino mañana tendremos mucho más coche.
TODO SE ARREGLA AL FINAL
Han pasado 5 minutos y ya me he arrepentido de esa decisión. Al bus no se le ve por ninguna parte y ya tendría que haber pasado. Sigo mirando la carretera como si fuese a aparecer gracias a algún poder mental. Sigo mirando la carretera, no despego la vista de ella, me estoy poniendo ya nerviosa… cuando veo a Katz corriendo a un coche que ha parado más adelante. Veo que se acerca a la ventanilla, dice algo, y me llama… cojo mochilas y voy hacia él para adelantar algo de tiempo. Me dice que es un grand-taxi, y que nos lleva a Tiznit (5 €)… ¡genial! ¡Menos mal!
En el camino vamos cogiendo y dejando gente. Unos de ellos unos guiris que van allí a pescar… ni que lo digan… ¡qué tufillo a pescado! Cuando pasamos por Mirlef vemos la playa, tiene una pinta muy muy chula. El trayecto en coche no se hace pesado, y en poco más de una hora nos deja en Tiznit, en la avenida principal, justo frente a la medina. Conseguimos ubicarnos un poco (la verdad es que esta vez quien se ubica es Katz, yo estoy un poco perdida), y entramos en la medina.
BUSCANDO HOTEL POR TIZNIT
Preguntamos en varios hoteles dentro de la medina, pero no nos acaban de convencer. El último que vemos no está nada mal, a 150 dirhams, pero como en la guía indica que hay alguno fuera de la medina, vamos hacia allí a ver si hay algo mejor. Entramos en un hotel que tiene muy buena pinta, de hecho la habitación sale a 250 dirhams. Le decimos que se nos sale de precio, y nos la baja finalmente a 180 dirhams, así que vamos a ver la habitación… ¡Hay ascensor y todo! La habitación está genial, y el baño ni te cuento, muy nuevo todo y muy limpio. Así que nos quedamos aquí (18 €). Katz entra a ducharse y me siento en la cama a sacar mi ropa… ¡madre mía! ¡vaya tabla! Es durísima.
De nuevo en la plaza de la medina, nos cogemos un zumo, y vamos buscando algo para cenar… ya están cerrando todo, son casi las 11. Vemos una tienda de frutos secos y Katz coge pipas de calabaza y cacahuetes (1 €). Como el del hotel nos había dicho que siguiendo su misma calle había un restaurante, vamos hacia allí a ver si lo encontramos abierto… ¡y si! Hay bastante gente aún. Parece un local para turistas, pedimos unos bocatas (4 €). Vuelta a la habitación y a dormir rápidamente, que estamos que no nos podemos ni mover.
DÍA 7: DE TIZNIT A AGADIR, UN DÍA DE PLAYA
Hemos pasado mala noche, hacía muchísimo calor, y encima la cama era tan dura que cada vez que me movía me despertaba. Pero comienza otro día y promete ser también interesante. ¡Lo primero, ducha y a desayunar! Salimos de nuevo a la medina de Tiznit, alejándonos de las calles más principales, hasta que llegamos al mercado. Huele fatal, y es que tienen carne y pescado por ahí al solete. Decidimos meternos en cualquiera de los bares que hay por aquí alrededor, elegimos uno al azar y para adentro.
El que atiende es un señor bastante mayor, y hay una mesa ocupada por 5 chicos. Yo me siento en una que hay libre mientras Katz va a pedir. Veo que el señor se le queda mirando, y Katz le repite, pero el señor no dice nada. Me acerco por si no le ha entendido para volver a repetirle, pero uno de los chicos que está a la mesa habla con el señor y nos dice que no tiene. Katz vuelve a repetirle al señor que queremos una tortilla saharaui, pero el señor mantiene su mirada fija traspasando el cuerpo de Katz.
SÓLO QUEREMOS DESAYUNAR
Nos miramos sin saber muy bien qué hacer, me vuelvo a alejar hacia la mesa a ver si sin mi presencia hay más suerte, pero cuando recién apoyo el culo en la silla, uno de los que están sentados nos dice que no nos va a atender, se descojona. Pues nada, nos miramos flipando y nos vamos. Volvemos sobre nuestros pasos, y vamos a la cafetería que vimos ayer. Como no hay mucho más que ver por aquí, volvemos al hotel, organizamos mochila y… ¡a buscar la parada de grand taxis! No está muy lejos del hotel, los coches parecen un poco más tartanas que otros que hemos visto, pero nos sirve. Nos montamos en el coche que nos dicen, tiene unos pareos tapando las ventanas… ¡Y menos mal! Gracias a los pareos, porque el sol le pega que alucinas…
YA ESTAMOS EN AGADIR
En menos de dos horas llegamos a Agadir, nos deja en otra estación de taxis. Echamos a andar sin rumbo definido, no tenemos ni idea de dónde estamos. Como la intención es coger un autobús nocturno a Ouarzazate, lo primero es ir a comprar los billetes del autobús y de paso ver si podemos dejar las mochilas. Preguntamos a unas chicas por la estación, nos dan un par de explicaciones. Aquí ya se ve que las chicas van vestidas más modernas, y maquilladas. La conclusión es que lo mejor es coger un petit taxi (o taxi pequeño) para que nos lleve a la estación, que está lejos.
Así que volvemos sobre nuestros pasos, y montamos a un taxi compartido. Dirección: Gare Routière, o estación de autobuses. Me voy fijando en el camino para no tener que coger luego otro taxi de vuelta. Nos bajamos justo al lado de la estación. Buscamos las compañías que conocemos, y mientras yo pregunto en una Katz va a otra. Nos dicen que hay otra compañía en la planta de abajo que también viaja a Ouarzazate, así que bajamos a preguntar. Cuesta 120 dirhams y sale a las 23.00, así que cogemos aquí. Nos dejan “abandonar” nuestras mochilas en la oficina, así que metemos bañadores en la mochilita pequeña y salimos fuera de la estación.
VIERNES, DÍA DE COUS COUS
Katz pregunta a una pareja de guiris y nos dicen que la playa está todo recto. No es que tenga mucho hambre, pero hoy es viernes, día del cuscús, y queremos comer cuscús por primera vez en Marruecos. Al venir en el taxi, aparte de contar rotondas, me he fijado que un poco más adelante hay unos bares-restaurantes, así que vamos para allá a ver si vemos algo interesante. Cuando llevamos media hora andando desde la estación, nos encontramos con los bares. Ya el primero tiene pinta de tener comida casera, de hecho tiene unos tajines que huelen estupendamente. Pedimos un cuscús de verduras a compartir.
Cuando lo traen alucinamos del pedazo plato que es, viene con una taza con caldo, así que Katz echa todo el caldo al cuscús. Con él nos han traído un vaso que no sabemos si es leche o qué. Katz prueba y dice que sabe como a yogur, por si acaso eso no lo comemos. Terminado el cuscús, pedimos un tajín pequeño de carne a compartir. La verdad es que está bastante rico. Yo carne no como muchísima, pero es como una carne guisada a fuego muy lento.
SE LLAMA CHRISTIAN
Una vez con el estómago lleno, hay que seguir camino. Recto de nuevo, a la playa. Vamos por el camino correcto seguro, porque hay madres con niños que sujetan flotadores que van en esa dirección. Cruzamos un paso de cebra, y Katz saluda a unos chicos negros que hay allí. Uno de ellos se nos acerca a hablar, nos cuenta que es del Congo y que ha tenido que huir por la guerra. Allí se ha quedado su familia incluyendo mujer e hijos, y lleva aquí ya algunos meses ganándose la vida como puede junto con algún amigo, para reunir dinero y cruzar a Europa en una patera para poder ganarse la vida y sacar a su familia de la miseria.
Es muy triste oírle hablar, además no hay nada que podamos decirle para quitarle esa ilusión, ya que cuando habla de la vida en Europa para ayudar a los suyos le sale una sonrisa que no le cabe en la cara. Le intentamos decir que se cuide, que es peligroso ese viaje, que las cosas en Europa están también muy mal… pero con toda la razón del mundo nos contesta… “peor que lo que hay en mi país no hay nada”. No tenemos más que decir. Se llama Christian. Le deseamos toda la suerte del mundo y seguimos camino, tocados eso si por estas historias, mientras nosotros estamos de vacaciones por haber tenido la gran suerte de haber nacido donde lo hemos hecho.
A LA PLAYA DE UNA VEZ, CON EL CORAZÓN ENCOGIDO
Llegamos a la playa e intentamos buscar alguna zona con duchas, ya que en la guía pone que existen, pero por allí no vemos nada. Pero sí encontramos un cartel de los típicos de “usted está aquí”, y que indica dónde hay baños, dónde hamacas, y dónde duchas. Vemos que sólo hay unas en toda la playa, vamos a buscarlas para tenerlas localizadas. Katz es el primero que baja a bañarse. Hay muchos vendedores que pasan por allí ofreciendo de todo… alfombras (2 eur!!!), pareos, comida, té… Al final acabo metiéndome en el agua, la verdad es que la temperatura es buena.
Cuando salgo, decidimos ir andando hasta el final de la playa, que desde aquí parece que allí hay dunas y mucha menos gente… Así que nos ponemos a andar por la orilla de la playa, sorteando balones, pelotas de palas, niños y no tan niños… hasta que llegamos al final. El paseo se me ha hecho ameno, pensaba que íbamos a tardar más…
ZONA PROHIBIDA EN LA PLAYA DE AGADIR
En esta zona de las dunas no hay nadie, vamos hacia allí derechos… hasta que veo salir a un señor de una cabina y decirme que no con la mano… aviso a Katz. Está prohibido ir más allá, así que nos quedamos ahí observando a las gaviotas que ocupan esa zona. Paseo de vuelta a la zona de las duchas, tardamos más o menos 45 min en hacer el trayecto. Salimos y vamos a las duchas, primero dejo que experimente Katz. Le dan un cubo de playa de niños, y le meten en el baño de minusválidos… ¡ahí te duchas llenando el balde de agua en el lavabo!.
Nos quedan algo más de dos horas para que salga el bus, pero preferimos ir a la estación. Así cenaremos allí tranquilamente. Nos ponemos en la calle principal a parar taxis, no para ninguno. Decidimos dividirnos, Katz va a la acera de enfrente y yo en esta, a ver si por separado lo conseguimos.
OTRA NOCHE EN BUS: OBJETIVO OUARZAZATE
Katz tiene mejor suerte, en poco tiempo llegamos a la estación. Cogemos nuestras mochilas, miramos las dos opciones de bares que tiene, y elegimos una de las dos. Nuestra cena son dos bocatas con patatas fritas. A las 22.45, salimos con las mochilas a las dársenas. Al final el bus llega con más de media hora de retraso.
Se nota su experiencia, se cuelan por todos los lados. Cuando consigo subir, no encuentro dos asientos juntos. Al final no estamos juntos, pero sólo nos separa el pasillo. Junto a mi tengo un chaval de unos 10 años. Junto a Katz hay una chica que ni le mira. Katz mete paquetes de clínex en los agujeros donde deberían estar las rejillas del aire acondicionado, que sino nos congelamos. 10 minutos después las empezamos a quitar porque hace mucho calor.
DÍA 8: KSAR AIT BEN HADDOU Y KSAR ELLOUZE, INMERSOS EN OTRO MUNDO
Sobre las 2 de la mañana el bus hace una parada. La gente baja, compra comida y aprovecha a cenar, o desayunar, o algo… Nosotros aprovechamos a estirar las piernas y a refrescarnos. A las 5 de la mañana más o menos llegamos a Ouarzazate. Aún está oscuro. Vamos a buscar un hotel, a ver si podemos ocupar ya la habitación y nos echamos un par de horas. El primero en el que intentamos entrar a preguntar está cerrado. Llamamos a la puerta pero no responde nadie. Siguiente. También cerrado. Seguimos andando. El siguiente que encontramos tiene la puerta abierta, y unas empinadas escaleras. Katz sube solo a preguntar por una habitación. Baja diciendo que está bien, y que tiene aire acondicionado, pero sale bastante caro. Vamos al siguiente, cerrado también. Así que decidimos ir a Ait Ben Haddou y buscar allí.
ABRIENDO HOTELES EN AIT BEN HADDOU
No habíamos ido antes porque pensábamos que serían caros, pero aquí ya son bastante caros. Así que volvemos hacia la estación, ya que junto a ella está la parada de taxis. 150 dirhams (15 €) que nos sale, porque no hay nadie para compartir el taxi… ¡Qué le vamos a hacer! Nos montamos y arranca. El paisaje es muy bonito a través de la ventanilla. Comentamos al taxista que buscamos hotel, que a ver si conoce alguno, y nos para en uno. Llama él mismo a la puerta, y al cabo de un rato sale un señor abrochándose los pantalones. Nos da un precio de 250 dirhams. Parece caro y queremos mirar más, así que pedimos al taxista que por favor nos deje en la calle principal.
Bajamos allí, casi en una punta del pueblo, y empezamos a preguntar en diferentes hoteles. En el primero que preguntamos nos dice 300… después de pensarse cuánto nos podría sacar, porque tarda en contestarnos un montón mientras nos mira de arriba a abajo. Media vuelta y a por otro. Vamos pasando de uno a otro porque muchos de ellos los encontramos aún cerrados, y los que no pues no nos acaban de convencer… Cuando estamos llegando a otro, nos llama un señor desde la ventana y nos pregunta si queremos una habitación. Le contestamos que si, y nos la deja en 150 sin desayuno o 200 con desayuno. Subimos a verla y está genial el Hotel Al Baraka… nos quedamos (20 €), no buscamos más que estamos muertos. Le pedimos el desayuno para dentro de media hora, lo justo para que podamos ducharnos.
DESAYUNO Y SIESTA
Bajamos y nos sentamos en el comedor. Un chaval empieza a traer platillos con tapadera, que no sabemos qué son. Luego nos trae dos tortas de pan en una cesta, y nos pregunta si queremos huevos… ¡claro que si! ¡De todo! Probamos el zumo, muy rico, y el café no tan rico pero aceptable. Empezamos a abrir los platillos, hay aceitunas, mantequilla, aceite, mermelada de fresa y de melocotón…
Probamos de todo. Está buenísimo, las mermeladas son caseras y están de muerte. Cuando ya no puedo más traen los huevos fritos. Todo para Katz. Con esta panzada, nos subimos a la habitación no muy seguros de qué hacer. Decidimos tumbarnos media hora a ver si se nos quita el sueño. Casi dos horas después nos despertamos… creo recordar que la alarma ha sonado, que la he parado, y como le he visto tan dormido me he dado media vuelta y me he vuelto a dormir yo también. Es súper tarde, hay que moverse aunque estamos cansados y con muuuucho sueño. Pero hay que ir a ver la kasbah, así que allá que vamos. Según salimos a la calle, el calor nos da un bofetón… ¡qué horror!
EL KASBAH DE AIT BEN HADDOU
Lentamente vamos hacia la kasbah. Cruzamos el río seco, y pasamos por un par de tiendas. La siguiente tienda el chico se nos pone a hablar, y nos pide ropa o calzado para cambiar por algo. No tenemos nada, seguimos el paseo. Nos metemos en la kasbah, buscando todas las sombras. Ni tan siquiera me apetece subir a la zona de arriba, hace mucho calor. Así que salimos de la kasbah por el otro lado. Cruzamos al pueblo, compramos en una tienda una garrafa de agua (3 €), y para el hotel. Subimos a la habitación, aire acondicionado a tope. ¡Que gusto!
Nos leemos la guía, y un rato después decidimos bajar a buscar la forma de ir a otro kasbah no tan famoso que indica que hay cerca. Preguntamos en recepción, donde nos atiende otro señor distinto, y llama a un chico que habla castellano. Les preguntamos cómo ir a ese kasbah, y nos dice que hay que coger un taxi.
EL KASBAH ELLOUZE
Casualidad un señor que hay ahí en recepción nos puede llevar (5 €). Pues nada, va a coger el coche y nos viene a buscar. Cuando veo el coche… uffff… Está bastante destartalado. En 15 minutos llegamos a la kasbah Ellouze. Estamos solos. Damos una vuelta a la kasbah, está bastante derruida y por algún lado cuesta pasar. Junto a la kasbah hay un edificio que pensamos que es un hotel, y que parece sacado de Juego de Tronos, totalmente restaurado y muy chulo. De hecho, creemos que es en ese hotel donde se hospedaron los actores de la propia serie. Y es que por esta zona se rodaron varias escenas de Juego de Tronos, concretamente la liberación de esclavos de Yunkai se produce en Ait Ben Haddou, por ejemplo.
No tardamos ni media hora, y volvemos al coche. El calor es insoportable. Otro descanso en la habitación, a la espera de que el calor se vaya un poco, porque ahora mismo es fuego. Sobre las 6, decidimos salir e ir a comer un cuscús. En la recepción está el chico que habla castellano, y le preguntamos si hacen tajín de verduras para la cena. Quedamos en que nos hagan uno para las 10 aprox. y nos vamos. El sitio donde hemos visto esta mañana que hacen cuscús es un hotel con restaurante. Les pedimos y en unos 15 minutos allí lo tenemos (4 €). Está rico, pero nada que hacer en comparación con el de Agadir.
ATARDECER DESDE LO ALTO DE YUNKAI
Ahora sí, toca volver a andar un poquito. Lo justo para ir al kasbah y subir arriba a ver anochecer. Cruzamos el puente, las vistas son preciosas… Llegando ya a la cima, pasamos junto a una tienda de bereberes, donde uno de ellos nos invita a un té cuando bajemos. Arriba hay gente, pero sobre todo locales. Los guiris suelen venir en excursión de día desde Marrakech así que a esta hora ya no quedamos muchos. Nos sentamos y vemos cómo el sol se esconde detrás de las montañas.
Las vistas desde aquí son alucinantes, ya que alrededor del kasbah hay montecitos de diferentes tonos y está precioso. Cuando nos levantamos para empezar a bajar, ya sólo quedamos nosotros y otra pareja de turistas. Se nos acercan dos chicos con mochilas… son marroquíes, y están de viaje subiendo toda la cadena montañosa. Uno de ellos no habla mucho, el otro no calla. Bajamos y los bereber de la tienda nos saludan de nuevo y nos invitan a sentarnos.
VELADA BEREVER Y LO QUE CUESTA DECIR NO
Estamos hablando con ellos y baja la pareja de turistas que hemos dejado arriba, les invitan también a sentarse. Son italianos, pero hablan inglés perfectamente. Al rato bajan los dos chicos marroquíes, que se nos unen. Los bereber se ponen a hacer el té, uno de ellos nos dice que hoy nos invitan a cenar. Les decimos que no, que hemos quedado en cenar en el hotel, pero nos insiste. La verdad es que a partir de este momento no disfruto tanto de la velada, ya que estoy pensando cómo nos podremos ir sin que les siente mal.
Reparten el té y está muy rico. Se ponen a tocar. Está todo oscuro, casi no nos vemos las caras. A las 10 nos levantamos y nos disculpamos como podemos, nos vamos a cenar al hotel. No parece que les siente muy bien, y a mi me da mucha cosa, pero no podemos hacer más.
CENA COPIOSA Y SUCULENTA
Katz saca la linterna y bajamos del kasbah despacito, no vayamos a caernos. Cuando llegamos al hotel, nos dicen que subamos a la terraza, que nos ponen allí la cena. De primero, y como cortesía de la casa, nos sacan un puré. Luego ya nos traen el tajín. Rico también, pero es que el puré me ha dejado ya llena. Cuando acabamos la cena (8 €), el chico que habla castellano y otro amigo suyo se sientan con nosotros. Nos cuenta que tiene una novia japonesa, y un hijo de 2 años con ella. Al poco ella le llama por teléfono, y le insiste bastante así que coge la llamada y se retira a hablar. Es el momento justo para retirarse, a Katz le da pena no ir donde los bereber, pero yo estoy cansada y se me cierran los ojos, así que vamos a la habitación y a dormir.
DÍA 9: AMANECER EN KSAR AIT BEN HADDOU Y MARRAKECH
Me despierto por la noche, estoy sudando un montón, hace un calor horrible. No puede ser, porque veo que tenemos el aire acondicionado encendido… al rato me levanto a coger el mando que tiene Katz en su mesilla. Lo miro. Tenemos el aire puesto… ¡a 30º! Lo bajo a 18 para que refresque rápido, con intención de subirlo en un par de minutos para no congelarnos… Pero se queda en intención, porque me quedo dormida al momento. Cuando nos despertamos estamos con frío, tapados y con la nariz taponada. Nos levantamos rápido y vamos a ver salir el sol a un montecito de enfrente del kasbah. Cuando llegamos ya hay allí un señor.
Nos sentamos y vamos viendo cómo amanece, cómo empieza a salir la gente para currar… Las luces son preciosas. Un perrillo nos ha acompañado allí arriba. Como los montecillos tienen unos colores tan chulos, decidimos dar la vuelta a la kasbah desde ellos. En el camino encontramos un cementerio, con loza rota y tirada en cada tumba. Imaginamos que será por algún rito, pero no tenemos mucha idea. El perro nos sigue acompañando en esta ruta. Damos la vuelta completa al kasbah. Nos encontramos con un enorme grillo y nos despedimos ya de este sitio tan especial.
DE UN AMANECER DE PELÍCULA A UNA BULLICIOSA MARRAKECH
Vamos al hotel, donde cogemos mochilas, y después de liquidar nuestras deudas, salimos a la carretera a ver si pasa algún taxi. Lo primero que nos para es un coche con la trasera descubierta, y donde montamos junto a dos señores que ya están arriba (2 €). Dirección: el pueblo de Tabourahte, donde pasan los buses hacia Marrakech, ya que así no tenemos necesidad de ir hasta Ouarzazate. Al bajarnos del coche, se nos acerca un chico a ofrecernos taxi, le decimos que no. Vamos hacia la carretera donde se supone que pasan los buses, donde un chico empieza a hablar con nosotros y a ofrecernos los servicios de taxi.
Le decimos que no, que muy caro, pero la verdad es que nos da un precio bastante bueno, no mucho más caro que el bus y al ir en coche llegamos antes… así que aceptamos (20 €). Nos acercamos a una tienda a coger un zumo para desayunar, y volvemos donde el chico… hay ya un taxi esperándonos… ¡el conductor es el primer chico que nos ha ofrecido ir! Montamos, tenemos el asiento de atrás para nosotros solos. Poco más adelante el chico para en un edificio que nos dice que es la policía, y es que tiene que presentar papeles para poder ir a Marrakech.
LLEGADA A MARRAKECH
Del camino en taxi poco puedo decir, ha subido y bajado alguna persona a lo largo del viaje, pero en ningún momento se ha hecho incómodo. Hemos pasado curvas, pueblos, animales, kasbahs… Las fotos de Katz tienen una pinta increíble, el camino ha sido muy chulo. El taxi nos deja en Marrakech en una avenida enorme, con mucho tráfico. Según bajamos se nos acerca un chaval y un hombre que imaginamos es su padre, no nos dejan ni hablar.
Nos quieren vender el taxi hasta el centro, pero nosotros de momento no lo queremos. Eso sí, hace muchísimo calor, agobiante, así que con las mochilas a cuestas no podemos andar mucho… Cogemos un camino sin rumbo fijo, nos damos con la estación de buses. Justo entonces llega un chico y nos ofrece taxi al centro, pero cuando íbamos a aceptar porque sino no sabíamos cómo llegar, una chica que espera en la parada del bus, vestida completamente de negro con la cara descubierta, me dice el número del bus que nos deja en el centro, que casualidad llega. Así que diciéndoselo también a una familia de asiáticos, subimos todos (0,50 €).
TOCA CAMBIAR DINERO Y… BUSCAR HOTEL
No tardamos mucho, y el viaje está entretenido porque vas viendo las diferentes zonas de la ciudad. Nos deja súper céntricos, y como Katz ya conoce Marrakech nos vamos directos a las calles principales. Primero, a una casa de cambio a por dinero, que nos queda ya muy poco. Cambiamos 50 eur, y salimos directamente a la calle trasera. De ahí empezamos a entrar en cada hotel que vemos, sin mucha suerte. Los baratos están un poco mal, y los caros… ¡pues son caros! Después de entrar, preguntar, y ver unos cuantos, damos a una zona que no parece tan turística.
Entramos a un hotel que parece muy local, y pensando que nos van a decir que no tienen disponible, nos dan un zasca… sí tienen habitaciones, nos dicen el precio (14 €) y son baratas, subimos a verlas y están genial… ¡Aquí nos quedamos! ¡Esto nos pasa por mal pensados! Nos damos una ducha fresca y nos ponemos la ropa más ligera que tenemos. Este calor no se puede soportar.
HORA DE COMER, ¡POR FIN!
Ahora toca comer, que no hemos desayunado apenas. Katz pide chuletillas de cordero, yo tajín de verduras sin magnus (no lo entienden, pero sí entienden alérgica). Las dos cosas acompañadas de unas patatas fritas (7,50 €). Llegan las chuletillas de Katz, las prueba y dice que están muy ricas, aunque son pocas. Llega mi tajín y según lo veo pienso que mi elección no ha sido la acertada. No tiene muy buena pinta. Pero según lo pruebo… ¡está muy rico!!! ¡Acierto total!
LA TRAMPA DE SERPIENTES EN JAMAA EL FNA
Ahora a la plaza Jamaa el Fna, la plaza principal de la ciudad. Directos a ver las serpientes por allí (5 €). Primero se pone Katz, coge una y le saco alguna foto. Cuando me pongo yo, la puñetera serpiente se mosquea con otra que hay abajo y se lanzan la una a por al otra. Me acojonan un poco. El señor me ve y me dice que coja con suavidad a la serpiente… ¡ya claro! Después, al zoco. Con un zumo de naranja que el calor se lleva mejor (0,40 €)…
Pasamos por infinidad de calles, de tiendas, de gente. Intentamos perdernos un poco por estas calles a la sombra. Cuando la gente nos ve nos señala la dirección de la plaza principal y nos manda para allí, o para el barrio de los curtidores, extrañados de que estemos paseando por esas calles. Llega un momento en que agobia un poco, pero al final conseguimos andar por calles donde la gente no nos dice nada.
EL ARTE DEL REGATEO
Volviendo de nuevo hacia la plaza central, paramos en una tienda donde tienen bolsos de piel, que dice que no tiene lo que quiero pero nos lleva a otra tienda. Nos tiramos ahí sin quererlo como media hora regateando, lo paso hasta mal. El chico parece mosqueado por el precio que le decimos finalmente, pero según cerramos el trato, saca una sonrisa a relucir. Yo ya tengo mochila nueva, y él, dinerito en el bolsillo (18 €). En este zoco venden de todo, incluso nos paramos en un puesto que tiene unas cosas que nos dice que son larvas de mantas rayas… Llegando a la plaza un señor nos intenta vender una sesión de hammam, y nos hace acompañarlo al interior para verlo. Nos enseña todas las zonas, y nos explica lo que incluye el circuito.
Descansamos un poco en el hotel, necesitamos refrigerarnos. Otra ducha después, salimos cuando ya ha oscurecido. Para comenzar, una pizza compartida (2 €). Pasamos por la plaza, donde hay ahora muchísimos puestos de comida, y actuaciones con el público en corro. Mirando los puestos de comida, conocemos a un chico que habla castellano perfecto, nos hace mucha gracia ya que sabe incluso algo de euskera. Nos cuenta que su novia es vasca. Cenamos en el puesto para el que él trabaja, pedimos unas berenjenas y unos pinchos morunos. Las berenjenas se salen. Buenísimas. (6 €) Un zumo después (1,40 €), volvemos al hotel despacito. Parándonos en los diferentes corrillos a ver qué hacen y con qué se entretienen.
DÍA 10: MARRAKECH BAJO UN SOL DE JUSTICIA
La noche no ha sido muy buena… hemos pasado muuuuucho calor. Tanto que yo me ducho con agua casi fría. Usamos el wifi para echar un vistazo a cosas que se pueden ver en Marrakech, y decidimos que nuestra primera visita serán las Tumbas Saadíes. Pero… antes de la primera visita, buscamos algo para echar al estómago. Dulces en una panadería y seguimos.
LAS TUMBAS SAADIES, MEZQUITA Y MADRAZA
En un barecito de una zona poco turística pedimos otra tortilla, que es el último día. Debo decir que son las mejores del viaje también. (desayuno dulce + salado = 4,80 €) Las Tumbas Saadíes son muy pequeñas, se ven muy rápido (2 €). Salimos y vamos hacia el centro, pero por el camino vemos un mercadillo y entramos a curiosear. Tienen ropa que creemos que es de segunda mano suuuper barata. Y limpia. Pero no encontramos nada, así que vamos hacia la Mezquita Koutoubia, la gemela a La Giralda de Sevilla. Siguiente visita, la Madraza de Ben Youssef (2 €).
La madraza está chula, sí que merece la pena, pero el calor y que tenemos un vuelo que coger hace que no estemos mucho allí. Un zumo en la plaza de Yamma el Fna (1,40 €), un helado (4,40 €)… y al hotel. Preguntamos en el hotel y nos dice de dónde sale el bus al aeropuerto, pero también nos dice que hay otro que nos deja cerca, y es que el bus directo al aeropuerto sale muchísimo más caro… ¡y necesitaríamos cambiar dinero!
Posando para la revista Hola! en las Tumbas saadíes 🙄.
EL BUS DE LÍNEA AL AEROPUERTO
Pedimos para llevar dos bocatas (3,50 €). Con ellos en una bolsa, vamos a la parada del bus, que tarda un poco en llegar. Cuando subimos le digo al conductor si nos puede avisar en la parada cercana al aeropuerto y sonríe (0,80 €). El autobús circula por una gran avenida, y me entretengo mirando por la ventana a señoras con burka en moto, camellos para las fotos de los turistas, la gente andando, barrendero con una escoba un poco rústica hecha de palos y ramas… El conductor nos avisa, ésta es nuestra parada.
Le damos las gracias y bajamos, se ve la terminal al final de la calle, pensábamos que nos iba a dejar más lejos. En poco más de 5 minutos estamos entrando en la terminal, donde nos sentamos al fresco. Veo que hay unos papeles que hay que rellenar, así que lo hago y luego comemos los bocatas. Ya están un poco blandengues, pero da igual. Katz sale y yo me quedo al fresco del aire acondicionado, cuando oigo a una chica que se viene quejando, luego oigo también a un grupo que hay detrás quejándose también… Cuando viene Katz le digo que voy a preguntarles, porque algo pasa.
En la Madraza de Ben Youssef ⬆
SALIMOS HACIA BILBAO
Pregunta él al de seguridad y le dice que tenemos que pasar por el mostrador de Ryanair ya que tienen que poner un sello en las tarjetas de embarque para poder pasar al control policial. Así que vamos hacia los mostradores, que están al otro lado del aeropuerto y donde hay ya bastante cola. Casualidad delante nuestro está la chica con la que iremos a Bilbao en el coche vía BlaBlaCar. Una vez con este trámite, pasamos el control policial. Volamos separados de nuevo hasta Madrid, donde nos juntamos con estos chicos y cogemos el coche. El viaje hasta Bilbao es cansado, ya es de noche y ellos van detrás dormidos, así que hablamos bajito. Llegamos a casa a la 1 de la mañana, con ganas ya de ver las fotos y del siguiente viaje…
Y ya sabes, si quieres hacernos un comentario puedes encontrarnos en Twitter, Instagram y Facebook, en todos nos llamamos @SalimosDeBilbao. Si te ha gustado este post puedes compartirlo en cualquiera de las redes sociales con los botones de aquí abajo 👇🏽.