Escribimos este DIARIO mientras pasamos 7 días en el TÍBET y 4 por CHINA, aunque esta vez no pudimos ir mucho por libre ya que el Tíbet está ocupado por China desde 1950 y no lo permite.
CHINA controla exhaustivamente la entrada y salida de este territorio tanto a turistas como a sus propios habitantes tibetanos, negándoles la posibilidad de tener un pasaporte que les otorgue libertad de desplazamiento. En cambio los viajeros de nacionalidad china tienen permitido el acceso sin ningún tipo de restricción.
Por eso es obligatorio gestionar con una empresa de turismo tu estancia en el TÍBET, ya que, además del visado chino, necesitas otro visado especial para TÍBET que sólo se puede gestionar a través de empresas organizadoras de tours por esta región. Nosotros elegimos a Tibetan guide porque se portaron de forma excepcional, y se encargan de todos los trámites que de otra forma serían imposibles.
Viajamos del 23 de Noviembre al 9 de Diciembre del 2018, con clima fresco pero a gusto, sin viento ni lluvia. Aunque por las tardes refresca bastante, se lleva bien con un par de capas de abrigo. Hemos gastado aproximadamente 1810 euros por persona, de los cuales 407 € en vuelos intercontinentales, 154 € en el visado chino y 214 € en los trenes internos para ir y volver de Lhasa. El resto en el tour, permisos especiales para TÍBET y campo base del Everest, compras, comidas etc..
Así que Salimos de Bilbao emocionados por llegar a ver el Everest y aprovechar las escalas largas en CHINA para conocer Pekín y Shanghai. Pasaremos en TÍBET 9 días, 3 en CHINA y 4 en tren para ir y volver de Lhasa. Este es el DIARIO de los días que pasamos por TÍBET y CHINA contados por Saioa, acompañados por nuestro colega el Enorme:
DÍA 1: ¡PEKÍN, ALLÁ VAMOS! OBJETIVO EVEREST
Salimos de Bilbao acompañados por nuestro colega el Enorme, esta vez a Pekín. De Bilbao volamos a París, y de ahí con poca escala a Pekín. La llegada al aeropuerto de Pekín es un poco rara, parece que estamos en una peli, todo con caracteres chinos, dibujos y fotos de China…
Salimos a coger un taxi, llevamos anotado cómo llegar al hotel en metro, pero viajando 3 creemos que saldrá igual coger un taxi, así que vamos a intentarlo. Seguimos las señales de taxi, y acabamos en un mostrador junto a una de estas filas laaargas montadas con barandillas. No saben ni un poco de inglés, así que intentamos traducir con el Google traductor (lo traemos bajado de casa).
Nos piden una barbaridad, así que decidimos ir en metro. Estamos dándonos la vuelta, cuando veo mucho chino que llega y se pone a la cola de la fila de barandillas, sin pasar por ese mostrador. Entre Katz y yo preguntamos a un chico que está en la cola y nos da un precio aceptable, mucho mejor que los del mostrador.
CONSEJO: COPIAD LO QUE HACEN LOS CHINOS Y NO CAIGAS EN LOS FALSOS TAXIS
Vamos en taxi hasta la Estación de Tren. Así cogemos ya los billetes de tren a Lhasa y no tenemos que pasarnos otro día. Estamos cansados, pero haciendo este esfuerzo ahorramos tiempo. Hay muchísimo tráfico, tardamos más de una hora en llegar.
Una vez allí es fácil, hay que buscar los mostradores, y uno de ellos ya indica que es el que tiene servicio en inglés. Con los billetes de tren a buen recaudo, vamos al metro. Un poco locura, pero llegamos a la primera a nuestra parada. Todo nos llama la atención, en el metro hay unas pantallas de tele de cómo comportarte.
El hotel está en una callejuela donde hay varios de nombres parecidos, pero no nos cuesta mucho encontrarlo. Dejamos las cosas, y salimos a cenar. Vamos andando hasta el comienzo de la Plaza Tiannamen. A la vuelta probamos una especie de bocata-crêpe que nos gusta y compramos un segundo, además de un kebab en otro. Nos retiramos a descansar, que mañana toca madrugar.
DÍA 2: LA GRAN MURALLA CHINA
Madrugamos, y vamos a coger el metro a la estación de Qianmen. Nos bajamos cerca de la Estación de Autobuses. Nada más llegar vemos irse el nuestro, pero pronto llega otro. Subimos, y un poco después nos tenemos que cambiar de asiento… ¡en los que estamos sentados hay calor! Los asientos amarillos tienen calefacción, los azules no.
LA JUGADA PARA LLEGAR A MUTIANYU EN TRANSPORTE PÚBLICO
Yo me llevo muy bien estudiada la lección de dónde bajarse, aunque el propio chófer nos avisa. También me llevo muy bien estudiada la lección de qué bus coger ahora, el H23 o H24. Se nos acercan los taxistas, nos dicen que hoy no circulan hasta la Muralla. No les hacemos caso, llega el bus y subimos, aunque el conductor también intenta decirnos algo.
Katz pregunta a una señora de dentro del bus, que con señas y dibujos nos dice que no parará en la Muralla, así que en el siguiente punto que nos para el bus, nos bajamos. Estamos un poco en medio de ninguna parte, con nosotros se ha bajado una pareja. Y aquí estamos, pensando qué hacer, cuando aparece uno de los taxistas… ¿estaban todos compinchados? Nunca lo sabremos…
Montamos todos en el taxi, el Enor de copiloto y la pareja y Katz y yo detrás como podemos. El taxista chino aparecido de milagro… y el resto al roce como podemos. Llegamos a la zona de taquillas, y el taxista nos dice dónde parará luego el bus (¿pero si hoy no funcionaban, no?). La Muralla se empieza a ver desde aquí.
VISITAR CÓMODAMENTE LA MURALLA CHINA
Compramos para subir en telesilla y bajar en tobogán, por la gracia que nos hace… y porque sale más barato que subir en telecabina y bajar en tobogán. El telesilla y el tobogán pertenecen a la misma empresa y tienen precio de ida y vuelta, mientras que el telecabina es de otra empresa y sale muy caro cogerlo por separado.
En realidad, sería mejor hacerlo así, ya que el telecabina deja como en el lado izquierdo de la Muralla, y el telesilla y el tobogán están en el lado derecho, así que cogiendo a la subida el telecabina y bajando en telesilla o tobogán se puede ver más trozo de la Muralla.
Hay que ir andando hasta una parada de bus, por una amplia avenida rodeada de tiendas y restaurantes. Justo antes de la parada de bus, hay baños. El bus sube una pequeña cuesta, y nos deja casi en la entrada del telesilla.
La subida en telesilla da un poco sensación, lo chulo es que hemos llegado de los primeros y hay poca gente. Durante las siguientes horas subimos y bajamos por la Muralla, con sus gigantes escaleras. Contemplamos las increíbles vistas que hay desde aquí del resto de la Muralla y los montes cercanos.
BAJANDO DE LA MURALLA CHINA EN TOBOGÁN
Enor y Katz incluso salen por una ventana de una de las Torres de vigilancia, y caminan un poco por la Muralla más virgen. Hace mucho más calor del que pensábamos, ha salido un día buenísimo, y tenemos que ir quitándonos capas de ropa térmica. Al final echamos aquí unas cuantas horas, cansados de subir y bajar pero contentos del super día que nos ha hecho para poder conocer esta maravilla.
Cuando decidimos irnos, hay cola en el tobogán. La bajada es divertida, a veces parece un poco peligrosa ya que como no frenes, coge mucha velocidad. Vamos hacia la parada del bus que nos ha dicho antes el taxista y esperamos un rato, pero allí no pasa ninguno. Volvemos al parking y preguntamos, hay un bus más turístico (y más caro) que nos lleva directamente a la Estación de Buses de Pekín, montamos.
De vuelta en Pekín, cogemos el metro y vamos al hotel, aunque no estamos mucho porque si no, del cansancio no salimos… y tenemos mucha hambre, así que vamos hacia el centro, a una calle con muchos restaurantes y tiendas. Probamos unos dumplings rellenos de cerdo de un puesto, y encontramos un restaurante que hace pato laqueado.
PATO LAKEADO A LA PEKINESA EN PEKÍN
En realidad hay muchísimos restaurantes, vamos buscando uno que yo he traído anotado pero imposible saber cuál de todos es… así que entramos en este que tiene buena pinta. Lo curioso es que para entrar al restaurante, hay que cruzar una tienda de ropa, y subir unas escaleras mecánicas, ya que el restaurante está en el primer piso.
Pedimos un pato laqueado para los tres, lo traen y cortan delante nuestro, y a cada uno nos ponen un plato con cosas varias para mezclar con el pato: verduras, azúcar, salsa de soja, etc… Una vuelta por una calle comercial para bajar la cena, y al hotel a dormir. Mañana nos quedamos por el centro de Pekín.
DÍA 3: PEKÍN EXPRESS Y LA CIUDAD PROHIBIDA
El plan de hoy es visitar la Ciudad Prohibida y todo lo que se pueda. Así que salimos del hotel, paramos en una cadena de comida rápida a desayunar algo, y directos hacia la Plaza Tiananmen.
Hay bastante policía que van indicando por dónde ir. Hay que usar los subterráneos del metro para cruzar de acera. Va muchísima gente en nuestra dirección, todo esta envuelto como en una bruma, imaginamos que es la contaminación. La Plaza Tiannanmen sabíamos que era grande, no obstante es una de las más grandes del mundo, e impresiona… ¡es gigante!
Mira que estamos turistas, y parece casi vacía… Hace mucho frío hoy y el cielo está nublado. En el lado de la Ciudad Prohibida, cambios de guardia, y más policía aún. Pasamos a la calle de la Ciudad Prohibida, la entrada es muy chula, con estatuas de leones, ¿o son dragones?
Parece que se puede entrar, nadie nos pide ticket. Así que vamos entre la gente, nosotros de momento los únicos occidentales. Y pasamos un par de patios dentro de la Ciudad Prohibida, pensando que hemos tenido tanta suerte que vamos a entrar a verla sin pagar entrada…
La nariz siempre bien abrigada 🤡.
PARQUE JINGSHAN, LAS MEJORES VISTAS DE LA CIUDAD PROHIBIDA
¡Pues no! Hoy lunes está cerrada, así que salimos y la vamos rodeando por su lado derecho. Hay muchísimo contraste, pasamos de ver este enorme edificio (o conjunto de edificios), a un barrio junto a la orilla del río con casitas bajas, y luego caminamos por una calle que bien podría estar en Madrid o cualquier ciudad europea.
Como yo llevo anotado que hay buenas vistas de la Ciudad Prohibida desde el Parque Jingshan, hacia allí vamos. Entramos, y vamos siguiendo a la gente, subimos una cuesta, y arriba, en un edificio en la zona más alta del parque, paramos… ¡vistazas de la Ciudad Prohibida!
Lo de que la gente nos pida fotos, sobre todo a Katz y el Enor, es algo habitual ya… Pena de la contaminación, que todo se ve con un halo blanquecino… pero aún así, merece la pena totalmente. Las vistas de la parte de atrás, muy chulas también. Salimos por el otro lado del parque, y todo nos llama la atención, los carteles, los coche de la poli…
LA ISLA QINGDAO, UN OASIS PRECIOSO EN PEKÍN
Entramos poco después en el parque Beihai, ubicado en la Isla Qingdao. Subimos a una Pagoda que hay en un alto, aunque no entramos porque cobran entrada aparte. Damos una vueltecilla por el Parque, es precioso, sobre todo la zona del Puente Beiahi. Al salir de este parque, ponemos ya en marcha el GPS, y buscamos un supermercado cercano. Hacemos compras para los días que tenemos que pasar en el tren, nada sano claro 😋.
Después aprovechamos a comer en un restaurante que hay al lado, yo mis queridos noodles, y Enor y Katz arroz con pollo y arroz con carne. Así vamos ya con todos los deberes hechos a por las mochilas al hotel.
Entre mochilas y bolsas no tenemos casi manos libres. Metro de nuevo, y bajamos en la Estación de Tren. Vamos un poco nerviosos, empieza la aventura de verdad. Primero esas 40 horas en el tren, que no sabemos cómo será y cómo lo vamos a llevar, y luego que este es el primer paso hacia el objetivo del viaje: el Everest.
Y NOS VAMOS PARA LHASA EN EL TREN TRANSTIBETANO
Como llegamos con una hora de antelación, pasamos a la sala de espera. Está hasta arriba de chinos y tibetanos, somos los únicos occidentales. Cuando abren las puertas para entrar al anden, la gente empieza a correr… y nosotros casi que también. Allá donde fueres, haz lo que vieres.
Localizamos bastante fácil nuestro compartimento, hay una zona encima de la puerta con hueco para dejar cosas, aprovechamos que somos los primeros en llegar y subimos todo ahí, organizando todo estupendamente… hasta que empieza a llegar la gente y nos dicen que nos hemos equivocado, nuestro compartimento es el de al lado, así que vuelta a bajar las cosas y ordenarlas en el otro… ¡menos mal que está libre el hueco ese de encima de la puerta!
Primeras horas en el tren, todo bien. Somos los únicos occidentales en nuestro vagón, en un extremo hay un grifo de agua caliente para hacer la comida, y en el otro extremo hay 3 lavabos y dos baños (de los de sin taza, le das al botón, se abre el agujero del desagüe, y ves las vías pasar…). De momento todo organizado, trabajadores del tren van pasando a la hora de la cena con carros con noodles, y también con bandejas de comida caliente.
Nosotros después de haber cargado como burros, no necesitamos comprar. Cenamos, y cada uno se va echando cuando le apetece a la litera. En cada compartimento hay 6 literas, nos han tocado las dos del medio y una de arriba que me quedo yo. A las 21h, apagan las luces de todo el tren, da igual lo que estés haciendo.
DÍAS 4 y 5: CÓMO SON 40 HORAS ENCERRADOS EN UN TREN CHINO
El tren va parando en diferentes estaciones: en algunas da tiempo de bajar 10 minutos a estirar las piernas, en otras ni eso. Hay muchas veces que ya ni bajamos. Poco hay que contar de estos días… pero aquí van unos detallitos a tener en cuenta:
ROPA
La gente va vestida normal, pero con ropa cómoda como chándals… eso sí, con zapatillas de casa, que también venden en los carritos que van pasando con productos varios… y la verdad, es mucho más cómodo el estar con zapatillas de casa que con las deportivas, porque tienes que andar quitándotelas para subir y bajar a la litera, con cuidado de que los lazos no rocen el suelo en según qué sitios…
ESPACIO
Pues eso, tienes una litera. El resto se comparte, como los asientos abatibles y las mesitas que hay a lo largo del pasillo del tren. Además, las literas bajas son más caras, pero hay que tener en cuenta que hay como una norma no escrita, y esas literas hacen de asiento a lo largo del día a quien quiera usarlas. Por ello, creemos que es mejor coger las de media altura o las de arriba. La ropa de cama y el compartimento en general está bastante limpio, ninguna queja sobre ello.
COMIDA
La que te lleves… Como ya hemos comentado, van pasando con carritos vendiendo productos varios: comida recién hecha (china), noodles, bolsas al vacío de cosas que no sabemos ni qué son… sí es recomendable si quieres beber agua fresca (recomendado por el mal de altura beber bastante agua) llevarte agua suficiente para estas horas.
Si no, en alguna parada en los puestos se puede comprar alguna bebida, pero casi todas edulcoradas o con gas. A un lado del compartimento hay un grifo de agua caliente (hirviendo), para hacerte tus noodles, así que si vas en plan económico como nosotros y llevas noodles los podrás comer sin problema.
BAÑOS
Este es otro tema… del que mejor no hacer muchos comentarios. Siempre estamos hablando de los compartimentos de literas de segunda clase, de 6 literas en cada compartimento y 10 compartimentos por vagón. Para todas esas personas, existen 2 baños (que ya empiezan no muy limpios, imaginad cómo acaban), 3 lavabos (hemos visto poner a hacer pis a niños ahí…), y por supuesto no hay duchas.
Mejor no poner foto de los baños… 😫.
CONVIVENCIA
Tenemos claro que son unas costumbres totalmente opuestas. Cuando en el aeropuerto de llegada a China te encuentras con trípticos sobre qué deben y qué no deben hacer fuera de China, como escupir, eructar, etc… pues ya vas viendo que es muy diferente. Eructos, pedos y escupitajos al suelo del pasillo, e incluso a la bolsa de basura que hay colocada justo al lado del grifo de agua caliente, son habituales.
Entrar al baño y ver el regalito que han dejado… nos pasó un par de veces. Pero, como todo, tiene su lado positivo. Nosotros flipábamos con la comida que habían llevado, y ellos se reían de nosotros y nuestras caras al ver esa comida que se calienta sola. Nos ofrecían probar comidas varias, intentábamos hablar o gesticular un poco…
TRANSTIBETANO
Las vistas son una pasada desde el Transitibetano. A pesar de todo lo negativo que hemos contado, que parece que siempre es lo que más llama la atención, merece la pena hacer este trayecto en tren. Y os lo decimos nosotros que hicimos más de 40 horas a la ida y 48 a la vuelta, dos trayectos en este tren ya que el avión se nos iba de presupuesto. En los puntos más conocidos, te avisan y te explican por megafonía lo que estás viendo. Además, casi todo el día hay una música relajante puesta.
El mal de altura hay que pasarlo, a algunas personas les afecta más que a otras. En nuestro caso, insomnio y un ligero dolor de cabeza. Un poco peor la noche que se atraviesa el paso de 5.000 metros, con un leve sangrado de nariz y malestar pero no llegamos a tomarnos nada.
DÍA 6: LLEGAMOS A LHASA, LA CAPITAL DEL TIBET
Entre levantarnos hoy, que hemos dormido un poco mal por el mal de altura, desayunar, vestirnos, organizar y recoger lo que nos queda, no tenemos mucho más tiempo para aburrirnos, ya que el tren llega sobre las 12 a Lhasa. Salimos del tren con muchas ganas y expectantes con lo que nos encontraremos, ya que esto es casi como otro mundo.
Seguimos a la gente, muchos de ellos policía china, y salimos a la luz del día. La estación da a una plaza enorme y casi vacía. Enseguida un poli nos da el alto y nos dice que vayamos a un edificio que vemos a mano derecha, nos tienen que revisar las Visas. No estamos mucho rato, todo está correcto, así que salimos del recinto y ahí está Dorge, el que será nuestro guía en los próximos días.
DORGE NOS DA UNA INMEJORABLE BIENVENIDA
Nos lleva hasta el coche, un lujazo de coche la verdad, y todo para nosotros. Mientras vamos hacia el centro, nos va contando un poco lo que haremos los próximos días por Lhasa antes de empezar la ruta en coche hasta el Everest. Nos recomienda beber mucho agua, y de comer recomienda sopa de ajo para el mal de altura. Nos dice que no andemos mucho, que el día de hoy nos lo tomemos con tranquilidad.
Los edificios son tan diferentes… y ya, cuando pasamos junto al Potala, ¡alucinamos! Paramos con el coche en la avenida principal, la Calle Beijing, y desde ahí vamos andando hasta nuestro hotel, el House of Shambala. Increíble ubicación (eso sí, hay que orientarse porque está entre callejuelas, pero a 4 minutos andado de la calle principal), increíbles habitaciones, personal super majo.
Estamos alucinando, no hemos estado nunca en un hotel tan chulo. Eso sí, las camas como una piedra. Después de descansar un poco, decidimos ir a dar un paseo mapa en mano. Aunque es un poco difícil situarte con el mapa y los callejones, pero tampoco nos importa mucho. Lo que nos apetece es empezar a investigar un poco, y andar, y comer.
EL «AUTÉNTICO» LHASA KITCHEN RESTAURANT
En un lateral de la plaza Jokhang, vemos un cartel que dice “Lhasa Kitchen”.Entramos porque nos lo ha recomendado Dorge. Luego veremos que hay varios con ese nombre ¡Mi sopa de ajo contra el mal de altura que no falte! Pedimos entre los 3 un guiso de yak, una sopa de yak, unos momos fritos de vegetales, y yo que soy muy obediente, sopa de ajo. Mejor prevenir. Está todo rico, pero tampoco espectacular.
Nos encontramos bien y nos apetece caminar un poco, así que volvemos sobre nuestros pasos y seguimos la Calle Beijing hacia el Potala. Encontramos un supermercado, y entramos a curiosear. Yo pruebo unos caramelos, pero son de queso super fuertes, no me gustan nada.
Volvemos hacia el hotel a descansar otro poco. Se nota la altura, andamos muy despacio, las fuerzas nos han abandonado. Después de este par de días comiendo noodles y arroz nos apetece una cena rica y caliente, así que nos quedamos a cenar en el hotel para probarlo. Cogemos hamburguesa de yak, un plato de pollo, otro de cerdo, pan, bolas vegetales y un té.
Casi de noche, salimos a pasear. Nos encontramos baños públicos, que hay en todas las ciudades. Esta vez sí llegamos hasta el Potala. Es increíble, y así iluminado espectacular. Volvemos tranquilamente al hotel, y ponemos la alarma. Mañana hemos quedado pronto con Dorge, y antes hay que desayunar… ¡veremos qué tal el desayuno!
DÍA 7: LHASA, LA CASA DEL DALAI LAMA Y LOS TIBETANOS
Hoy toca madrugar. En la habitación hemos estado super agusto, bien abrigados y con la calefacción puesta, se nota frío al salir. La sala de desayunos está junto a la recepción. Hay mermeladas, mantequilla de yak, pan, yogur, y tsampa, que es una harina que mezclan con té y leche de yak. También nos hacen unos huevos, que no saben ricos ricos, la mantequilla de yak es para mí demasiado fuerte, aunque al Enor y Katz les gusta.
Subimos a la habitación a coger las cosas para pasar la mañana, y bajamos que Dorge ya está esperándonos. Vamos andando con él hasta la Plaza Jokhang, mientras nos cuenta que la mayor parte de la gente que está dando vueltas allí a ese monasterio, son peregrinos de aldeas del Tíbet. Es un monasterio sagrado y todos los budistas van al menos en peregrinación una vez en la vida.
La peregrinación la hacen andando, o postrándose todo el camino. La verdad es que no nos encontramos con turistas occidentales, toda la gente que vamos viendo son chinos o tibetanos. Observamos un poco cómo rezan, y entramos dentro. La gente hace mandalas de sonido, Dorge nos explica que el sonido también es un mandala.
EL MONASTERIO DE JOKHAN, CENTRO ESPIRITUAL TIBETANO
Vemos el Monasterio por dentro, y la ventana por donde salía el Dalai Lama a saludar en año nuevo. Dorge pasa el día con una eterna sonrisa. Ahí hay varios peregrinos tibetanos, muy chiquititos, y se hacen fotos con nosotros. También hay algún gato al solete. Después de ver este Monasterio, Dorge se despide de nosotros y quedamos por la tarde para ver otro.
Ahora tenemos tiempo libre hasta esa hora, que queremos invertir en ir hasta un mercado. Pero antes, subimos hasta el tejado y vemos desde ahí la panorámica de la plaza, hasta que vienen a echarnos ya que ahí no se puede estar upssss
Ya fuera del Monasterio, siguiendo la ruta de los peregrinos, vamos dando la vuelta al Monasterio, hasta la calle que nos lleva hacia el hotel. Dorge nos ha recomendado un mercado en que la artesanía está más económica, así que ahí vamos. El mercado se encuentra en la Calle Beijing, es una mezcla increíble de colores y olores. El queso por ejemplo lo tienen en un montón de versiones diferentes, en plan chuchería.
Justo enfrente del mercado vemos un restaurante que nos apetece probar, así que entramos y pedimos por fotos, ya que no hay carta en inglés. Dos hamburguesas con pan de hojaldre, una de pasta de pollo y otra de carne con zanahoria, tofu y pepino. Una pena, la pasta está fría.
Que conste que nos pidieron ellos la foto a nosotros 😄.
DEBATES SALVAJES EN EL MONASTERIO DE SERA
A la hora indicada estamos en el hotel, y salimos con Dorge al coche, donde nos espera el conductor. Ahora vamos hasta el Monasterio de Sera, conocido por los debates de los monjes. Y es que este Monasterio no es en sí espectacular por sus edificios, ni por el emplazamiento (que tampoco está mal). Lo que llama la atención es la Sala de Debates, donde estudiantes y monjes debaten sobre preguntas trascendentales, hasta las más tontas y obvias.
Para pasar la palabra al contrario, y acabar de esa forma su “discurso”, dan una palmada al aire, así la otra persona puede rebatir. Nos encontramos con familiares de Dorge a la salida. Al volver al centro de Lhasa, pedimos a Dorge que nos deje cerca del Potala, para no tener que venir desde el hotel andando hasta aquí. Mañana vendremos a verlo por dentro, pero queremos verlo por fuera.
Así que nos dejan cerquita, y vamos rodeándolo por la parte trasera dando un paseo por el Parque Zongjiao Lukang. Un remanso de paz, interrumpido por algún grupo de peregrinos bailando en algún punto el parque. Hay alguna persona vendiendo comida, a una le compramos unas patatas chips con pimentón. Ricas ricas.
TIEMPO LIBRE POR LHASA, RODEANDO EL POTALA
Al salir del parque e incorporarnos a una calle más principal, hay puestos de patatas… cogemos para compartir un par. Están riquísimas. Vamos a dar al mirador más conocido para las panorámicas del Potala, se llama Yaowang Mountain Zhaojing Platform, y por cierto es gratuito. Somos unos cuantos sacando fotos desde aquí, y no es para menos, ya que el Potala se ve perfecto en un ángulo precioso.
Seguimos andando hacia el centro de Lhasa, pasando por la Plaza Tibet Peaceful Liberation y su Monumento. Cerquita ya de la Plaza Jokhang, vemos un yak gigante. Katz intenta subirse pero no puede 🙃
Nuestro día hoy acaba viendo atardecer en la Plaza Jokhang. Al ir hacia nuestro hotel, en la misma plaza una chica que nos habíamos encontrado antes nos para y nos invita a unos yogures caseros que venden en una tienda. Están muy ricos, y el envase nos lo llevamos de recuerdo, ya que es un vaso de caña. Nos retiramos a dormir pronto, estamos reventados.
DÍA 8: EL POTALA, SÍMBOLO DEL TIBET
El Potala es un templo y palacio a la vez y hoy vamos a verlo por dentro. En coche hasta el Potala, nos dejan justo al lado de la oficina de tickets, a mano izquierda del Potala. Con las entradas en la mano, vamos al acceso central.
Hay muchísimas escaleras de subida, tenemos que ir haciendo paradas porque nos cuesta un poquito respirar, subir y hablar de vez en cuando a la vez. Visitamos todas las salas (bueno, no todas, pero muchas), es una pasada conocerlas a través de Dorge. Nos cuenta que estuvo viviendo aquí un tiempo mientras estudiaba porque su tío era monje, y se conoce el sitio super bien, monjes incluidos a los que iba saludando.
NORBULINGKA, EL PALACIO DE VERANO
Las vistas desde el Potala tampoco defraudan, pero es hora de marchar. Vamos en coche al Palacio de Verano, la última residencia en Lhasa del Dalai Lama, antes de escapar hacia el exilio en 1959. Un remanso de calma este Palacio de Verano.
Dado que usan manteca de yak para fabricar velas y junto con el incienso, el olor es bastante fuerte en el interior, el Enor se tiene que salir fuera a respirar un poco de aire fresco. De nuevo en Lhasa, nos dejan junto al hotel, y vamos hacia el centro. Caminando, llegamos a un restaurante que vimos ayer de carne de yak, e intentamos subir ya que está en un piso, pero nos lo encontramos cerrado.
OTRO RESTAURANTE TIBETANO CHINO
Así que como en el piso de arriba hay otro restaurante y se va haciendo tarde, nos quedamos en este. Cogemos varias cosas, patatas cocidas con pimentón, costillas de cordero, pollo picante, morcilla, cerdo agridulce, pan… casi todo rico, aunque el pollo infernal… ¡imposible de comer!
Un rato de descanso en el hotel, el Enor va a dar una vuelta él solo, nosotros una siesta y vamos a la búsqueda de un móvil. Después, cenamos de nuevo en el hotel. Una hamburguesa de yak, un pakora vegetal y unas setas, además de pan, se convierten en nuestra rica cena de hoy. Es que en el restaurante del hotel House of Shambala se come muy muy rico.
Salimos ya oscurecido y vamos hasta el Potala, para volver a verlo de noche y desde el viewpoint desde el que lo vimos ayer con luz. A dormir, que mañana empieza la siguiente aventura…
DÍA 9: SALIMOS DE BILBAO POR CARRETERA RUMBO EVEREST
Salimos de Lhasa pronto, las afueras de la ciudad son un bloque de edificios tras otro en construcción, y es que China está repoblando Tíbet con su gente. Un rato después, nos encontramos con un accidente, sin heridos, con la consiguiente retención. De momento las carreteras parecen bastante buenas, ya veremos según nos vayamos alejando de Lhasa.
Las vistas de las cadenas montañosas son espectaculares, y más cuando después de unas cuantas curvas subiendo un puerto hacemos la primera parada del día. Estamos en el Yajiang River Valley Observation Deck, a 4.280 metros de altura. Lo primero vamos a los baños, unos agujeros en el suelo donde todo cae hacia abajo, sin mayor problema.
En esta parada las vistas preciosas, incluida la de la carretera que tenemos que seguir, que vemos se avecinan curvas… Tienen perros tibetanos con collares de pelo para que la gente se haga fotos con ellos, dan penita. Una señora tiene también como si de un perro se tratase, una cabra pequeñaja atada a una correa.
Hay también puestos de souvenirs. Después de estirar las piernas, sacar varias fotos y vídeos, continuamos ruta. El coche es gigante para nosotros 3 solos, yo me siento atrás del todo, donde tengo todo el espacio para mi, y cuando hay muchas curvas me tumbo para no marearme.
LAS CABRAS Y EL LAGO YAMDROK
La siguiente parada media hora después es a 4.496m, con unas vistas tremendas del Lago Yamdrok. También hay baños, y restaurante. Es la primera vez que vemos el Lago, así que todos ilusionados y la cámara echa chispas. Poco después, hacemos otra parada esta vez junto al Lago Yamdrok, a 4.441m. Estamos al borde, podemos tocarlo (aunque con riesgo de que nuestras manos se congelen).
Hay varios yaks estratégicamente situados a lo largo de la orilla para que los turistas como nosotros se puedan hacer fotos subidos a ellos con el lago de fondo. Nosotros nos conformamos con verlos, a ellos y al lago, tocarlo un poco, y seguir sacando fotos. De nuevo vistas increíbles desde el coche, con yaks pastando, y con tiempo para una cabezada.
A mediodía, entramos en un pueblo, donde al pasar vemos un montón de carne expuesta en la acera. Un poco más allá en la misma calle paramos a comer en un restaurante bastante poco turístico.
Nuestra comida consiste en unas patatas con cebolla, un arroz con vegetales, un arroz con yak, sopa de vegetales y noodles y 2 tés de limón… vamos, lo básico que hay por aquí. Pero al menos mi sopa con caldito caliente viene bien para entrar en calor. Las vistas de la carretera siguen siendo alucinantes, ya empezamos a ver la nieve en las cimas.
EL GLACIAR KANGSHUNG
Hacemos una parada junto a un glaciar, empezamos a caminar queriendo acercarnos un poco a él, pero justo unos chicos que bajan nos dicen que está a más de una hora de distancia y nosotros tenemos sólo 15 minutos, así que nos conformamos con verlo desde ahí.
El siguiente punto en que paramos es otro glaciar, este más preparado para el turismo, es el glaciar Kangshung. Hay plataformas de madera para acercarte a él, vemos corretear por las piedras unos roedores. Y de nuevo sacamos tropecientas fotos, es que las vistas nos dejan atontados. Hace años el glaciar llegaba hasta la carretera, pero debido al cambio climático ha retrocedido incluso más atrás del fin de la plataforma que lo sobrepasaba.
Al ir al coche, hay cabras alrededor que le dan toques a Katz, imaginamos que estarán acostumbradas a que los turistas les den comida. Una de las cabras tiene una cara muy divertida. Otra parada más un rato después, en un punto para ver de nuevo el Lago Yamdrok. Damos un paseo por las plataformas, llenas de banderas multicolores que son los mandalas tibetanos.
En un puesto Katz compra 3 mandalas de banderas y las guarda. En esta ocasión hay perretes super simpáticos que vienen a husmear, pero son super tranquilorros. El siguiente trozo de carretera lo hacemos con retenciones, ya que ha habido desprendimientos, lo que nos hace retrasarnos más de lo debido y no podremos llegar a tiempo a la visita de un Monasterio programada para hoy, una pena.
EL MOLINO DE LA TSAMPA
En lugar de esa visita, paramos junto a un molino y vemos cómo hacen la tsampa del desayuno, además Dorge aprovecha a comprar un buen saco. Hoy hacemos noche en Shigatse, el hotel bastante moderno. Nos dicen dónde será el desayuno del día siguiente, y quedamos con Dorge para ir a cenar en un rato a un sitio que conoce, ya que alrededor del hotel no hay nada.
Enor prefiere no ir a cenar, nosotros vamos con Dorge y la cena muy rica, pizza, sandwich y patatas fritas… ¡a descansar que estamos más cerca de nuestro objetivo!
DÍA 10: SAKYA, EL PUEBLO TIBETANO LLENO DE PEREGRINOS
El desayuno en el hotel un poco fiasco, es un desayuno chino del que apenas probamos cosas y otras ni sabemos qué son. Salimos pronto en el coche, aunque antes de coger carretera de nuevo, hacemos una parada. Dorge necesita recoger unos papeles que nos permitan acceder al Campamento Base del Everest.
La primera parada del día es en un área de descanso a exactamente 5.000 km de Shanghai. Dentro hay baños, varias tiendas y puestos de comida, pero de comida rara como raíces, lagartos e insectos secos. En esta parada las que nos vienen detrás son unas vacas.
SAKYA Y LOS LIBROS MÁGICOS
A mediodía llegamos a Sakya, un pequeño pueblo hoy lleno de gente que está peregrinando, ya que es un día festivo importante para ellos. Lo primero que hacemos es entrar en un restaurante a comer, somos los únicos occidentales y por supuesto, la gente nos mira, y sonríen. Dorge nos dice que muchos son de pueblos y aldeas que pocas veces han visto a occidentales. Tenemos para elegir sopa de noodles vegetal o con carne, y arroz vegetal o con carne.
No hay más. Yo elijo mi sopa de verduras como siempre, y está tan rica que pido una segunda. Además, Enor y Katz piden unos tés, arroz con yak y un arroz con vegetales. Después de la comida, muy rica por cierto, y en un sitio auténtico a más no poder, salimos y vamos a conocer su Monasterio. Es muy chulo, pero lo que más me llama la atención es la biblioteca, donde los libros se mueven solos… pero para conocer esa historia mágica tienes que ver el vídeo…
PANORÁMICA DE SAKYA Y GYATSO LA PASS A 5.248 MTS
Antes de ir andando a un viewpoint del pueblo, paso por los baños. Katz ya ha ido antes y me ha dicho que son maletes, pero necesito ir.. y de verdad, creo que son de los peores baños que me he encontrado hasta el momento.
Vamos detrás de la gente en peregrinación hacia el viewpoint. Es increíble la energía que tienen, muchas de ellas cargadas con pequeños atados a su cuerpo con mantas, y nosotros vamos muchísimo más lentos, y nos cuesta subir un montón. Las vistas desde aquí chulas, se ve todo el pueblo y el monasterio desde unas estupas.
Casi hora y media después, después de una siestecilla por mi parte, llegamos al paso de Gyatso-la. Una parada a 5.248m… la máxima altura a la que vamos a estar. Está muy chula con las montañas nevadas y los mandalas al viento. Eso sí, un frío que pela con tanto aire. La verdad es que empezamos a estar nerviosos por saber si podremos ver el Everest o nos lo tapará alguna nube, porque debe ser difícil verlo despejado por lo que dicen.
TINGRI, ÚLTIMA PARADA ANTES DEL EVEREST
A la entrada del pueblo de Tingri, donde dormiremos hoy, hacemos la última parada del día: es la entrada al Parque Nacional de Qomolangma… ¡este es el primer sitio desde el que podemos ver el Everest! Y aunque hay alguna nube, lo vemos perfectamente… ¡mañana esperamos verlo más de cerca!
El hotel es un poco siniestro. La habitación no está mal, pero no hay agua corriente (estará congelada en las cañerías), y tenemos un cubo con agua para echar en el baño. Además, las ventanas de la habitación están abiertas y la temperatura en la habitación es de 8 grados. Somos incapaces de poner la calefacción, nos tienen que ayudar unas chicas de recepción.
Bajamos a cenar al hotel y es un poco lúgubre, hay largos pasillos oscuros, y hace frío en todo el hotel. En la sala de la cena nos encontramos con los primeros occidentales que vemos en el viaje, dos de ellos son una madre y la hija que han intentado ir hoy a ver el Everest al campamento base y se han tenido que volver del mal de altura que le ha dado a la madre… ¡pobres! El otro grupo mañana va a verlo, y continúan hacia Nepal.
La cena no es muy allá y bastante cara para los precios del país, pero bueno, no hay nada más y estamos en un hotel, así que cenamos una sopa de noodles con pollo (poca cantidad y mala), arroz con yak, pollo tika, verduras y patatas, patatas con queso en forma de tortilla, y una tetera grande de té a compartir, para entrar en calor. Y a la habitación a dormir lo que se pueda que mañana será un gran día.
DÍA 11: LLEGAMOS AL EVEREST, ¡POR FIN!
Volvemos a madrugar, el desayuno normalito. Salimos pronto en el coche con todas nuestras cosas. Dorge nos dice que nos deja elegir dónde pasar la noche: podemos volver a este hotel, o quedarnos en el Campamento Base del Everest, donde no hay desayuno incluido, ni restaurante, ni nada, y por supuesto es más incómodo. Nos dice que cuando veamos la Rongbuk Guesthouse podemos decidir. Lo bueno es que vamos a consumir alguno más de los arroces y noodles que nos sobraron del viaje en tren jeje
Cuando cogemos el desvío de la carretera principal a una secundaria, donde hay un cartel de bienvenida de Carretera al Everest, nos paramos ya que Dorge tiene que enseñar unos papeles.
Cho Oyu – 8.201 metros 🏔🏔.
PANG-LA PASS 5206 MTS
La carretera con curvas obviamente, y no es para menos… ¡que nos estamos acercando al Everest! La primera parada es en el Paso Pang-la, con muchísimas banderitas tibetanas, y una panorámica increíble hacia la cordillera del Himalaya. No nos lo podemos creer, tenemos una suerte de la leche, está todo despejado. Hacemos fotos (varias fotos, muchas fotos) de la cordillera, con nosotros, sin nosotros, ahora el Everest solo, ahora el Lhotse, ahora el Cho Oyu…
¡Si es que todos nos suenan, y son todos enormes, aunque aquí no lo parezcan! Y es que los siete miles ni los nombras, claro… teniendo a otros como el Everest cerca, quedan disimulados. La camiseta del Athetic que no falte nunca en un viaje, por cierto.
Poco más allá, ni 10 minutos en coche, volvemos a parar para otra panorámica, ahora de la cordillera y además de la carretera por la que toca ir ahora… ¡un montón de curvas! Parece una serpiente…
Makalu 8.463, Lhotse 8.516, Everest 8.848, Cho Oyu 8.201, LabucheKang 7.250, Molamenqing 7.661 y Shisha Pangma 8.027 metros 🏔.
RONGBUK, NUESTRA CÓMODA GUESTHOUSE A 5100 MTS
La carretera de aquí a la Guesthouse está genial también, muy nueva. Hay un par de hoteles abandonados de momento, y uno enorme en construcción por una empresa china. Dorge nos dice que la idea de futuro es que la gente no vaya a dormir a la Guesthouse por la falta de comodidades, sino que los llevarán a este hotel a dormir.
Una pena, porque ahora mismo nos parece que esto perdería un poco el encanto. Llegamos a la Guesthouse y nos enseñan la habitación. Tiene 3 camas, Katz y yo dormiremos en una misma cama para darnos calor mutuo que esto parece que va a resultar muy frío. Al menos, hay mantas eléctricas que dejamos ya encendidas para que vayan caldeando algo…
Los baños de la Guesthouse no son más que 3 agujeros en el suelo, y el olor es horrible, pero estamos a los pies del Everest. Y es que desde el patio de la Guesthouse, se ve la cima del Everest.
COMIDA CALIENTE CON VISTAS AL EVEREST, UN LUJO
Decidimos comer aquí rápido para luego aprovechar el resto de la luz del día. Sacamos la garrafa del agua del coche… ¡y está congelada! Dentro del maletero donde hemos venido nosotros montados, y congelada…. es que hace mucho frío, aunque estamos tan abrigados que sólo lo sufren nuestras manos y cara.
Lo de comer es ya otra historia, nos dan agua hirviendo para los noodles, pero la altura se nota. No podemos respirar y comer a la vez, mucho menos hablar… es todo un reto. Todo recogido, le decimos a Dorge que preferimos ir andando hasta el Everest (entrada del Campo Base). Él nos dice que nos espera allí, y que si no llegamos en la hora acordada se vuelven a recogernos con el coche.
DE PASEO AL EVEREST
Así que empezamos a andar, Katz incluso sube a un río congelado, y lo pasa por encima. Las vistas son alucinantes, ríos helados, cumbres nevadas, montañas rocosas… y nadie más, sólo nosotros. Cuesta andar y respirar ¿lo hemos dicho ya?
No puedo contar mucho más, nuestros ojos sólo miraban hacia arriba, y nuestro dedo no hace más que sacar fotos… se nota que estamos en la última semana de la temporada (hasta primavera no hacen más viajes por el frío), ya que estamos solos ante esta maravilla.
Nos quedamos un rato sentados en las rocas junto al viejo Monasterio Rongbuk, donde también hay unas cabras. Luego Katz saca las banderas tibetanas, y las dejamos allí, para que su mandala traiga la buena suerte. Volvemos a la Guesthouse en coche, junto a ella está el Monasterio Rongbuk, que visitamos ahora.
MONASTERIO DE RONGBUK Y ATARDECER HELADO A LOS PIES DEL EVEREST
Después de la visita, subimos un poco el monte, rodeándolo. Katz y yo decidimos esperar allí sentados a que se ponga el sol. Pero lo que pensábamos que sería cuestión de media hora o poco más, se convierten en 2 horas y media que pasamos ahí sentamos, con un frío de la pera, pero disfrutando de la soledad y de las buenas vistas.
Poco más que contar, sólo que entramos en la cocina de la monja que limpia la Guesthouse para calentarnos y hablar un poco con Dorge, y quedar para mañana. Queremos ver el amanecer desde uno de los viewpoints donde paramos al venir, ya que aquí no podremos verlo porque según Dorge se nos hace muy tarde.
Y a la cama, a pasar la noche, enfundados en pantalones y camisetas térmicos, mantas varias, y la manta eléctrica.
DÍA 12: AMANECER EN EL EVEREST Y REGRSO A SHIGATSE
Pasamos una noche malísima, el mal de altura nos ha hecho estar con dolor de cabeza, muchísimo calor, irascibles (o más de lo normal jajaja), y con insomnio. Así que la noche no ha sido muy buena que digamos. Montamos en el coche aún de noche, aunque al poco de arrancar vemos que empieza a clarear. Una pena ya que nos amanece cuando aún vamos en el coche, antes de llegar al viewpoint.
Aún así, cuando llegamos las vistas siguen siendo alucinantes. Y miles de fotos de nuevo. Paramos en el Hotel Roof of the World de New Tingri, ya que nos habíamos olvidado un cargador, y volvemos a la carretera. Hoy toca mucho coche, yo sin problema ya que me tumbo detrás y voy echando cabezadas.
Paramos a comer en un restaurante poco turístico, al menos nosotros somos los únicos occidentales. Pedimos arroz con vegetales, arroz con huevo, 3 raciones de sopa de noodles, y 12 dumplings de carne. Todo muy rico, y el precio ridículo para nosotros, es muy muy barato.
MONASTERIO DE TASHILHUNPO EN SHIGATSE
Hora y media después, llegamos a nuestra visita de hoy: el Monasterio Tashilhunpo en Shigatse. Es un recinto enorme, justo llegamos a la hora de la comida y tenemos que esperar a que abran las salas de oración. Pero no importa, paseamos, vemos a los peregrinos comer… sus atuendos son una locura, todo ropa super colorida, y las botas me alucinan.
Seguimos la cora detrás de los peregrinos, y al terminar una vuelta ya abren las salas y visitamos alguna por dentro. Una vez fuera, vamos al hotel que está cerca, y volvemos a repetir el restaurante del otro día, el Third Eye Restaurant en Shigatse. Pizza, pollo al curry, filete de yak y arroz con cordero es nuestra comida fuerte de hoy. A disfrutar de nuestra blanda cama, que mañana volvemos al impresionante hotel de Lhasa, aunque una pena que sus camas no sean igual de impresionantes.
DÍA 13: DE VUELTA A LA CAPITAL DE TIBET, LHASA
El desayuno del otro día en este hotel fue un desayuno chino, porque sólo estábamos nosotros, pero hoy nos mandan a otra sala de desayuno… ¡desayuno buffet! ¡Lo disfrutamos un montón! Así se empieza bien el día. La pena es que esto se está acabando y hoy volvemos a Lhasa.
La mañana la pasamos en el coche, los paisajes siguen sin dejar indiferente, hasta desde el coche en marcha seguimos sacando fotos. Paramos en un restaurante básico por la carretera para comer, noodles para todos, sólo hay eso, se puede elegir de carne o verduras. Lo malo, el baño. No hay, hay que bajar y hacer lo que necesites culo en pompa en las rocas a la orilla del río, sin ningún tipo de intimidad…
Llegamos al House of Shambala de Lhasa sobre las 14 horas. Nos dan una habitación mejor que la anterior, si es que eso es posible… eso sí, la cama igual de dura. No deja de ser una chorrada cuando el resto está saliendo a la perfección, pero este viaje será recordado aparte de por haber visto el Everest, por el de las camas más duras y los peores baños.
LA ÚLTIMA CENA EN EL TÍBET
Salimos a pasear por Lasha sin rumbo, ya no nos perdemos tanto. A la hora de la cena, hemos quedado con Dhondup, el chico con el que ha estado hablando Katz para organizar el viaje, dueño de la empresa, que nos invita a cenar hoy en el hotel. Enor y Katz eligen filete de yak, yo me quedo con la hamburguesa.
Paseo nocturno para despedirnos de esta gran ciudad. Último vistazo al Potala por la noche, y vuelta al hotel.
DÍAS 14 Y 15: ¡ADIÓS TÍBET! VUELTA AL TRANSTIBETANO RUMBO A SHANHGAI
Hoy el tren sale a las 12.30, así que hemos quedado con Dorge a las 11.30. Hasta esa hora, tenemos tiempo libre. Bajamos al desayuno, y disfrutamos a tope de él. Luego, nos dispersamos.
Me parece que la tibetana es una de las culturas más diferentes que he conocido, me encantan sus trajes típicos, sus rostros curtidos, sus sonrisas permanentes. Disfruto paseando por sus calles, cuando me doy cuenta de que me he perdido. De hecho, estoy en el barrio musulmán y no sé ni cómo he llegado aquí…
Menos mal que unos 15 minutos después, me reencuentro a mi misma en la Plaza Johkang, y me despido con un poco pena del Monasterio, y de los cientos de peregrinos que ya están paseando o arrastrándose por allí.
DESPEDIDA DE DORGE Y LHASA
De vuelta al hotel, Dorge nos recoge y nos lleva a la estación. Una pena también dejarle, ha sido un verdadero placer contar son su compañía, su risa contagiosa, y sus explicaciones que han sido un lujo. Entristece saber que China les está ocupando a pasos agigantados, que no les dan pasaportes para que no puedan salir de su gran país que es el Tíbet.
Que China está construyendo y trayendo a muchísimos chinos para ocupar las ciudades, que se está llevando sus recursos con grandes fábricas de cemento y minería. Hemos tenido que convivir todos estos días con varias cámaras en el coche, ya que hay una vigilancia exhaustiva por parte de las autoridades chinas para que la gente tibetana no hable nada que no deba. En fin, que dejamos a una buenísima persona en este lado del mundo.
Nos hacemos fotos con Duk, nuestro conductor de primera y también con Dorge.
48 HORAS MÁS EN EL TREN TRANSTIBETANO
Subimos al tren y, esta vez sin confundirnos, ordenamos nuestras cosas en el compartimento correcto. Tenemos por delante 48 horas desde que montamos al tren en Lhasa hasta que llegue a nuestro destino: Shanghai. Pues eso, este tiempo pasa prácticamente como el de la ida: comiendo, mirando por la ventana, durmiendo… recordando todo lo que hemos visto y vivido estos días, que parece increíble.
Probamos la comida autocalentable, que nos deja alucinados. Eso sí, usan plásticos para todo, y todos muy bien sellados. Cuesta abrir las cosas una barbaridad. Katz se compra unos noodles con carne de los que venden en el tren, y en una de las paradas salimos y compramos unos panecillos y un Sprite. El gajo de pomelo que nos dan a probar… ¡gigante!
DÍA 16: SHANGHAI, SU TORRE PANORÁMICA Y FIN DE VIAJE
Sobre la 1 del mediodía entramos en la estación de trenes de Shanghai, está nevando… Tenemos las mochilas encima, nevando y con el frío que hace… además, tenemos entradas a la Torre de Shanghai compradas para las 5 de la tarde, hasta ese momento día libre.
Decidimos coger el metro y llegar hasta la estación en la que luego tenemos que coger el tren bala al aeropuerto, para intentar dejar las mochilas allí en alguna taquilla y estar ya sin carga para visitar luego el centro. En esta estación hay un centro comercial con muchísimos puestos de comida rápida, donde aprovechamos a comer.
Preguntamos como podemos (nadie habla inglés) por algún sitio para dejar las mochilas, pero ¡sorpresa! no hay. Así que salimos y vemos una señal de un Decathlon, se nos ocurre ir a mirar ahí o a un supermercado cercano a ver si hay alguna taquilla a la entrada donde poder dejarlas.
No hay… pero una chica muy maja nos pregunta qué necesitamos, Katz le cuenta, y nos dice que las dejemos ahí sin problema que ella nos las guarda. ¡qué maja! Solucionado el tema mochilas, volvemos al centro comercial y cogemos el metro para ir al centro financiero.
SHANGHAI TOWER, LA VISTA PANORÁMICA MÁS ALTA DEL MUNDO
Ya es la hora, así que nos dirigimos hacia el Shanghai Tower, el edificio con la mejor panorámica de Shanghai. Y no es para menos, es el edificio más alto de China y el segundo más alto del mundo, aunque con el mirador a mayor altura en esa fecha.
En la planta baja hay una exposición mostrando los edificios más altos del mundo, y cómo fue la construcción de este. Luego se sube en un ascensor mega rápido, que tarda más en cerrar las puertas que en llegar a la planta del mirador, y ahí en el mirador unas vistazas de toda la ciudad.
Además, tenemos la suerte de verla también ya oscurecido. Por eso cogimos esta hora, para ver la ciudad de día y de noche. No hay tiempo límite de estar ahí arriba. Cuando nos cansamos, salimos y cruzamos un centro comercial para pasar a la otra orilla, al Bund, desde donde está la panorámica mas conocida de la ciudad.
Y con estas vistas acaba nuestro viaje de dos semanas, creemos que muy bien aprovechadas para conocer el Everest. El resto ya es parte de la vuelta, metro hasta la estación de tren, recogida de mochilas en el Decathlon, cena en un restaurante de comida rápida, y tren bala al aeropuerto.
¡Hasta otra Tíbet!
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