En este DIARIO de tres semanas en EL SALVADOR y HONDURAS por libre, contamos nuestra experiencia en estos dos maravillosos países que muchos viajeros se saltan en sus travesías por América debido a la fama de inseguridad. Nosotros encontramos un vuelo económico y no lo dudamos, además de una escala corta en Frankfurt, y otra de 24 horas en Toronto, hicimos 20 días en autobuses y colectivos en una ruta circular por libre.
Viajamos del 1 al 23 de Octubre del 2016, con clima similar al de los países ecuatoriales, ya que tanto en Honduras como en El Salvador hay dos estaciones, temporada seca y lluviosa. Nosotros viajamos durante la temporada «fría» y seca entre los meses de noviembre a inicios de febrero, aunque debe entenderse que para nosotros no hacía frío en absoluto, apenas usamos la sudadera algunas noches.
Centroamérica es nuestro lugar del mundo favorito, y es que su naturaleza exuberante, su tranquilidad, su gastronomía, su personalidad y su gente, nos enamoraron desde la primera vez. En este viaje por El Salvador y Honduras nos gastamos cada uno un total de 1080 euros, 492 en vuelos intercontinentales, 70 € en la escala de Canadá (hotel, visitas, coche de alquiler, etc..) y el resto en alojamiento, comida, transportes, excursiones y demás gastos.
Así que esa fue la ruta desde que Salimos de Bilbao (sin las escalas Frankurt y Cataratas del Niágara en Toronto) dispuestos a disfrutar de América latina una vez más, y este es el DIARIO de tres semanas en EL SALVADOR y HONDURAS por libre que escribió Saioa:
DÍA 1: FRANKFURT, ESCALA RÁPIDA Y CORREBUS
Llegamos al aeropuerto bien de tiempo. Los aitas de Katz nos dan una bolsa con una tortilla (con un cuchillo de plástico, eso es preparación) y una tableta de chocolate. La chica de facturación muy maja nos da a elegir asientos para el trayecto largo y nos da ya las tres tarjetas de embarque, incluida la de Toronto a San Salvador.
Aterrizamos en Frankfurt y vamos al tren. Compramos el billete de grupo de día, que a pesar de ser dos nos sale 3 eur menos. Katz me cuenta que a su aita le gustaba mucho cuando vivía en Alemania el ”correbus”, y que cree que se refiere a la salchicha al curry o ‘curry brust’. Salimos de la estación y llueve. Breve paseo por el centro, viendo esa zona de la ciudad.
CARLOMAGNO Y CORREBUS
Llegamos hasta un puente, desde donde se ve la zona financiera… En él están inaugurando una estatua de Carlomagno que han tenido retirada durante 10 años por restauración, pero después de esperar un rato nos tenemos que ir sin verla. De vuelta a la estación, en la calle principal, Katz se coge un lamacum (pizza turca) para comer. Ya dentro de la estación, y a punto de entrar al subterráneo del tren, Katz ve un puesto de salchichas.
Para allá que nos vamos, nos toca pedir… ‘a “correbus” please’ (diciendo “correbus” literalmente) le dice Katz… el chico le mira… ¡y le entiende! De vuelta al aeropuerto primero control policial. Son los controles más exhaustivos que he pasado nunca, con scanner corporal incluido. Una poli me quita las botas mientras me palpa los pies y las piernas.
Vuelo de Frankfurt a Toronto con pocas turbulencias, no vemos Groenlandia. La comida mala, aunque la merienda mejora, hay a elegir pizza o salchichas de “correbus” y con ese delicioso menú ya casi llegamos a Toronto…
DÍA 2: EMPIEZAN LAS 24 HORAS EN TORONTO, CANADÁ
Cuando aterrizamos seguimos las instrucciones de la compañía de alquiler, y en 15 minutos aproximadamente (y con tranvía incluido tipo montaña rusa) estamos ya junto al teléfono. Les llamamos y nos preguntan que dónde estamos… ¿Pues dónde va a ser? En breve llegan, y vamos a la oficina que está a unos 10 minutos.
Nos toca un Toyota Yaris, Katz pregunta cómo funcionan las marchas y… ¡Para adelante! ¿A dónde vamos? ¡Al centro de Toronto! Al principio despacio con el coche, aquí los semáforos son diferentes a los europeos… ¡Aquí están después del cruce! Y con semáforo rojo puedes girar a la derecha haciendo como un ceda el paso…
Tengo anotado que la puesta de sol es a las 19.00, y a esta hora tendríamos que estar ya en un parque que llevo anotado para disfrutarla… Pero aún estamos entrando en Toronto, con un tráfico de la leche. Cuando el GPS indica poco para llegar, me doy cuenta que no ha pillado la dirección correcta. Yo quiero ir a un puerto en un lateral de la ciudad, y estamos en pleno centro entre rascacielos. Lo busco de nuevo y no estamos tan desviados, vamos hacia allí.
Al llegar vemos que está el Circo del Sol y hay un montón de coches. Aparcamos en el parking de un super y vamos hacia el parque. Damos un mini paseo de 10 minutos hasta el parque estirando las piernas. Las vistas desde el Parque Jennifer Kateryna Koval’s Park merecen la pena, aunque sea de noche.
DE TORONTO A CATARATAS DEL NIÁGARA
De vuelta al coche, preparamos el GPS y… ¡Rumbo al Glengate Hotel, en Niágara Falls! El trayecto lo hacemos en menos de 2 horas, pero en Bilbao serán las 3 ó 4 de la mañana. Se me cierran los ojos, intento no dormir para darle charla a Katz. En varias ocasiones cabeceo.
El viaje se me hace largo, de noche con bastante tráfico, todas las luces de los coches, la lluvia… ¡Y es que conducen muy muy rápido! Llegamos a la primera al hotel, aparcamos al lado y a hacer el check-in. La habitación (la 210) está genial.
Cenamos tortilla, y aunque con pereza y mucho sueño, hacemos un esfuerzo y vamos a ver las cataratas iluminadas. La calle principal verifica mi recuerdo de un “mini Las Vegas” a pie de cataratas. Una lástima. Todo neones, música… La iluminación de las cataratas es con los colores del arco iris pero muy pobre. Así que volvemos a la habitación que por hoy el día nos ha cundido. Son las 24:00 horas en Toronto, 06:00 en Bilbao… ¡Hasta mañana!
DÍA 3: CATARATAS DE NIÁGARA Y RUMBO A EL SALVADOR
Amanecemos en Niágara, Canadá… Ducha y al desayuno. Es bastante completo, hay magdalenas, tostadas, bagels… ¡Y una máquina de gofres! Katz le pregunta a la chica por un cuchillo para cortar el bagel… ¡y también tienen una máquina específica para cortarlos! Jajajaaa. Subimos a la habitación y con todo preparado hacemos el check-out. Está lloviendo.
A VISITAR LAS CATARATAS DEL NIÁGARA DESDE ARRIBA Y DESDE ABAJO
Preguntamos al recepcionista si hay alguna zona donde podamos dejar el coche más cerca de las cataratas, y nos dice dónde. Ahí lo dejamos, y vemos en un jardincillo de al lado una ardilla negra. Vamos directos al barco que hace el recorrido de las cataratas, es increíble la cantidad de asiáticos que hay.
Empiezan a bajar los que estaban y nos fijamos a ver si están muy mojados, no parece. Entramos y subimos a la cubierta superior. Acabamos bastante mojados, pelo incluido. De aquí paseo a la torre Skylon. Entramos y hay que pasar por una zona de juegos de máquinas clásicos. Subimos al ascensor, es de cristal transparente, se ve la ciudad mientras subes.
Las vistas de las cataratas desde ahí son geniales, ves el río cómo se divide y cae. De vuelta en la calle vamos dando un paseo por la orilla del río hasta la caída… ¡Qué barbaridad! ¡Cae muchísima agua! Visto esto, paseo de nuevo por la orilla del río en dirección al coche. Vemos otra ardilla negra.
MULTA Y REGRESO AL AEROPUERTO
Llegamos al coche y… ¡Multa! Katz para un coche para preguntarle cómo se paga. Tiene suerte, es un señor majo y le explica que hay que pagarla en el departamento de policía, pero hoy domingo está cerrado. Katz le explica que nos vamos y no podemos ir a pagar la multa y el señor se ofrece a ir mañana a pagarla él. Así que se queda con la multa y le damos 20 € para que la pague.
El viaje de vuelta al aeropuerto se hace bastante bien, con menos tráfico. Paramos en una gasolinera cercana a cargar el depósito, y de ahí a Green Motion.
Rumbo al aeropuerto, y de nuevo el trenecito hasta la terminal. Llegamos muy bien de tiempo, y el vuelo lo paso bien, durmiendo un poco. Un bocadillito de jamón york y queso calentito.
ATERRIZAMOS EN EL SALVADOR
Aterrizamos en San Salvador y bofetada de calor al pasar del avión al finger. Vamos al control policial, el de extranjeros está casi vacío, casi todos los que llegan son nacionales. Después toca pasar a otro poli, y me hacen pulsar un botón. ¡Semáforo verde! ¡Nos salvamos del control y registro de equipajes! Salimos fuera… ¡Qué calor! ¡Qué humedad!
Me quedo esperando con las mochilas en un lado mientras Katz va a ver si encuentra a Edward, nuestro host de Couchsurfing. La primera impresión de Edward es muy buena, parece serio, responsable, simpático y consecuente con lo que tiene y quiere. Muy sincero. Vamos a un super que Edward necesita comprar cosas.
Hay una tormenta de la leche, cae muchísima agua. Los precios son bastante altos para el poder adquisitivo del país. Pasamos por el centro de San Salvador a recoger a Xabi, su hijo de 10 años, y vamos a casa. El niño muy bueno y majo, nos enteramos de que el curso escolar aquí es de enero a noviembre, y las vacaciones son más de la mitad de noviembre y diciembre.
Así era la entrada de nuestro anfitrión de Couchsurfing en las faldas del volcán San Salvador ⬇.
ED Y XABI LOS MEJORES ANFITRIONES DE SAN SALVADOR
Tardamos en llegar, la carretera va hacia ninguna parte, y el último tramo sobre todo es malísimo, el coche va dando tumbos. Como es noche cerrada, no vemos ni dónde estamos. Cuando nos bajamos del coche, Katz enciende la linterna para ver dónde pisamos. Estamos en plena falda del volcán. Solo se ve tierra bajo nuestros pies. Edward abre la cancela, y viene corriendo y saltando Matt, su husky. Precioso.
Vamos a una caseta que es la cocina, trastero y baño. Todo funciona con una bomba, que hay que apagar cuando no se usa para que no consuma. Le damos el queso que hemos traído, y a Xabi una gorra y un balón de fútbol. Como estamos cansados, nos enseña nuestra habitación. Y es que junto a la cancela tiene una casa hecha de madera con 2 habitaciones separadas, nosotros dormiremos en la de Xabi.
Nos despedimos y quedamos en vernos mañana cuando él salga del curro, ya que ellos madrugan mucho (salen a las 5 para que Xabi coja a tiempo el bus al cole). Ed nos deja 15 $ (14,15€) para poder empezar el día ya que no hemos podido cambiar. A dormir, los dos en una cama de 90 por si pasamos frío… zzzzz
DÍA 4: VOLCÁN DE SAN SALVADOR EN EL BOQUERÓN
De día la parcela se ve mejor, la cabaña más cuidada de lo que parecía. Ed me dijo que había café si quería, pero no me apetece hervir agua y filtrar y todo el rollo, así que salimos dirección Merliot para desayunar y cambiar dinero.
Cerramos la verja dejando a Matt dentro y cerrando el candado tal y como nos dijo Ed, ya que hemos quedado con él a las 5 para volver a casa. Al principio una pequeña cuesta embarrada, y luego a trozos asfaltado pero cuesta abajo, con mucho musgo y resbaladizo. Vamos a la primera casa que hay a presentarnos a Mercy tal y como nos ha dicho Ed. Es la madre de César y Alcides, que luego nos acompañará a ver el Boquerón.
Quedamos en que sobre las 10:30 u 11 estamos para allí para subir. Seguimos calle abajo, seguimos con la cuesta con musgo y con casas “chabolas” a los lados. Por fin tras 15 minutos llegamos a la carretera. Nos quedamos esperando el bus junto a una abarrotería… ¡Que vende milhojas de merengue como las de Guate! Lo dejamos para luego, que no tenemos mucha pasta.
DESAYUNO Y REDESAYUNO
Llega el bus y voy a la última fila para que Katz pueda estirar las piernas… Pero mala decisión, porque bajan a toda velocidad y vamos botando. Por fin llegamos a Merliot y vamos al centro comercial a desayunar, aunque de camino vemos la primera pupusería… ¡Fichada!
Ahora a cambiar dinero… ¡No es tan fácil! Preguntamos en todos los bancos del centro comercial, 5 en total, y ninguno nos cambia. Todos dicen que sólo cambian en el Banco de la Vivienda o el Central, pero ninguno de ellos está cerca de aquí. Así que vamos a un cajero y primeros 300 $ (283€) en mano que tenemos.
Y para superar esto… ¡Vamos a la segunda parte del desayuno! ¡Nuestras primeras pupusas, de queso y de ayote! Alucinamos cuando unos salvadoreños que llegan más tarde que nosotros se ponen a comer sus pupusas al momento de servírselas, cuando nosotros aún estamos esperando que se enfríen. Ya con el estómago lleno, a subir a donde César para ver el Boquerón. Vamos a la parada de bus que nos dijo ayer Ed y esperamos. Al rato pasa un camión… ¿Subimos? ¡Pues vamos!
CON ALCIDES AL BOQUERÓN
Un camión de pasajeros es un camión pequeño con toldo por arriba y recogido en los laterales, y donde sube la gente de pie. Divertida experiencia. A la segunda ya nos montamos en un camión que es lo que nos dijo Ed que no hiciésemos jeje. Una vez en nuestra parada, con un silbido, el chico del camión que va atrás para cobrar avisa al conductor para que pare. Cuesta arriba, llegamos a la casa de Mercy, donde conocemos a Alcides, el hermano de César que nos guiará por el volcán.
El bus llega rápido, mientras subimos nos cuenta que quiere estudiar cocina y sacarse la licencia de coche. Última parada, el Boquerón. Botella de agua para nosotros y soda naranja para él en una abarrotería, y a subir. Llegamos hasta el primer mirador… ¡Wow! Se ve todo el cráter y todo verde…
Seguimos hasta otros miradores. Alcides nos cuenta que el 13 de enero del 2001 hubo un gran terremoto que pilló en ese cráter a un hermano que murió. Y el 13 de febrero del 2001, justo un mes después del primer terremoto, hubo una gran réplica. En el tercer mirador encontramos a una pareja de costarricenses que nos vio antes subirnos al camión, nos dice que tenemos que visitar su país que es muy bonito.
INTENTO DE BAJAR AL CRATER DEL VOLCÁN SAN SALVADOR
Le preguntan a Alcides si se puede bajar al centro del volcán y él les dice que sí, pero al menos son 30 minutos de bajada y otros tantos de subida. Ellos rechazan bajar, dicen que es demasiado y se van. Nosotros le decimos a Alcides que no sabíamos que se podía bajar, y le preguntamos si podemos intentar bajar al centro del cráter. Comenzamos por una ruta fácil y circular que lo baja rodeando, hasta que nos encontramos con un campesino que nos avisa de que más adelante está el camino cortado.
Vuelta atrás, y cogemos otro camino más empinado. 45 minutos después llegamos a un punto en que, o bajas un árbol que luego hay que volver a subir a la vuelta, o camino cortado. Alcides baja rápido pero yo no lo veo claro y nos damos la vuelta con pena porque ya quedaba poco, pero contentos por haber conseguido llegar hasta ahí, ya que no era un camino fácil.
Al salir del parque hay varios puestos, y Katz se compra la camiseta de la selección de El Salvador. Una fanta grande compartida en un abarrotería y un ratito sentados de relax. Vuelta a casa caminando. Como es pronto aún y estamos muy sudados preguntamos a Alcides si hay alguna forma de entrar en casa de Ed, y nos lleva a través de otra casa con la que comparte jardín.
CENA EN BUENA COMPAÑÍA
Ducha, un ratito de descanso… Y de nuevo a la carretera, donde un bus pasa sin pararnos. Mientras esperamos al siguiente, compramos lichas, 4 por la cora (25 centavos de dólar (0,25€)). ¡Qué ricas están! Al final bajamos en un camión, vamos tarde.
Encontramos a Ed esperándonos fuera del centro comercial, montamos en el coche y pasamos por casa de unos amigos suyos. Tienen un perro como una bola gigante de algodón. Tomamos unas cervezas y nos vamos a recoger a Xabi. Les invitamos a cenar en un mexicano famoso de la ciudad, no es muy allá. Y a la casa a descansar. Nos despedimos de ellos y de Max que mañana nos vamos a Ahuachapán y de ahí a El Imposible.
DÍA 5: GUERRILLERO DE CAMINO A TACUBA, EL PUEBLO DE LA SELVA
Nos levantamos temprano para aprovechar y llegar cuanto antes a Tacuba. Con las mochilas puestas, vamos a la carretera por el camino del medio del monte, que nos ha gustado más que el otro resbaladizo. Vemos dos mariposas transparentes. Destino: la Departamental de Santa Tecla, un pueblo (o ciudad aquí) que está junto a Merliot. Lo primero que viene es un camión así que subimos y para Santa Tecla.
Al bajar nos dicen dónde paran los buses a Ahuachapán, nos confirman que es el nº 210. En la parada hablamos con un chico que nos dice que existen los buses normales, que hacen bastantes paradas y tardan como 3 horas, y los buses especiales que van directos y tardan una hora y media. El primero son 90 centavos (0,85€)y el segundo 2,30 usd (2,20€). Preferimos esperar al especial y llega en breve.
Yo me quedo dormida, y mientras, Katz habla con un señor de la zona, al que es difícil entender, pero que tiene una gran historia. Estuvo en el FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional) luchando en la guerra civil del El Salvador de los años 80, y además nos enseña una foto de esa época. Tremendos relatos…
LLEGADA AL HOSTAL DE MAMÁ Y PAPÁ Y MANOLO EN TACUBA
En la terminal es fácil, enseguida encontramos el bus número 264 a Tacuba y nos montamos que sale ya. La primera parada es poco más allá, justo al comienzo del mercado. Ahí empieza la locura. Suben un montón de vendedores: piruletas, frutos secos, fruta cortada, leche, papel higiénico (4 por 1$ (0,95€)), gomas de pelo… Pasan a toda velocidad por el pasillo anunciando su producto.
Durante los 16 kilómetros que hay entre Ahuachapán y Tacuba, que tardamos en hacer 40 minutos por el tipo de carretera, el autobús va dejando y cogiendo gente por el camino. Parece mentira que por ahí haya casas. Llegamos a Tacuba y nos bajamos en la última parada. Preguntamos a una chica y enseguida encontramos el hostal de Mamá y Papá y Manolo. Entramos y conocemos a Osiris y Lidia (los propietarios) y a William que es el guía de los tours.
Preguntamos por el precio de la habitación, son 20 $ (18,85€), nos la enseñan y no está mal. Nos enseñan otra que son 18 $ (17€) pero con el baño fuera, así que nos quedamos con la primera. El hostal es muy acogedor, con sillas, butacas, sofás, y hamacas en una zona cubierta para estar relajado. En el patio tienen tortugas y patos, y en la cocina loros.
EXCURSIONES A LA SELVA DESDE TACUBA
Antes de salir a visitar el pueblo, preguntamos por las excursiones. Hoy ya no se pueden hacer porque hay que salir pronto por la mañana. Nos explican que hay 3 opciones de excursiones. La primera, la fácil, es un paseo por el Parque del Imposible hasta el Puente. La difícil es el Tour de las 7 Cascadas. Y la otra es una muy difícil que incluye escalar y rapelar, así que esta última queda descartada. Decidimos hacer el Tour de las 7 Cascadas, pero modificado.
Como William nos dice que en la cuarta cascada hay que tirarse de ella o bajar por las rocas de una pared bastante vertical, decidimos hacer sólo de la cascada número 7 hasta la cascada número 4, dejándonos las tres primeras sin ver, pero así no tenemos ni que saltar ni que escalar. Habiendo contratado la excursión, que era lo prioritario, vamos a ver si comemos algo. Salimos y recorremos la calle principal.
Compramos una pieza de pollo en Pollo Campero, y al subir entramos en una pupusería. Pedimos nachos a compartir. Una quesadilla de queso y pollo para mí, y de queso y res para Katz. Los nachos normales, pero las quesadillas bueníiiiiisimas. Lidia nos ha comentado que no nos perdamos la visita a una iglesia abandonada en el centro de Tacuba, así que bajamos a ver si el guarda nos deja verla.
DE PASEO POR TACUBA
Aún no está, así que vamos a la habitación a descansar un poco que hace muchísimo calor. Oímos que llega alguien que se aloja en la otra habitación. Le conocemos cuando salimos un rato después, es un israelí que dice que no quiere aprender idiomas porque eso le aleja de sí mismo. Lidia nos avisa que si le convencemos para ir mañana a nuestra excursión nos baja el precio, pero no le apetece porque está cansado de subir el volcán Santa Ana.
Vamos a probar otra vez a entrar a la iglesia abandonada, bajamos hasta allí pero el guarda ya se ha ido. Damos una vuelta por Tacuba conociendo un poco este tranquilo pueblo. Volvemos al hotel, y se me ocurre preguntar a Lidia si alguien hace yuca frita. Van a confirmarlo y me dice que a la vuelta tienen.
Lydia me dice que con 1$ (0,95€) es suficiente, así que vamos y le pedimos 1$ de yuca… ¡Nos da 4 bolsitas llenas de yuca frita! Es un montón, así que regalamos una a Lidia y comemos hasta hartarnos. No hay mucho que hacer así que a la habitación y a las 7 estoy durmiendo.
DÍA 6: TOUR DE LAS 7 CASCADAS EN EL IMPOSIBLE
Nos despertamos pronto, muy pronto, así que vamos a por el desayuno demasiado temprano. A las 8 puntuales salimos hacia la ruta. Vamos en un 4×4 o carro “de doble” como le dicen acá.
Nosotros montamos atrás en la parte descubierta junto con Rufino, y William al volante. Niños yendo a la escuela, gente yendo a los campos de maíz a trabajar, mujeres haciendo pupusas… nos miran, se ríen, nos saludan. El viento de cara, mariposas, paisajes impresionantes y carreteras sin pavimentar en bastante mal estado con desprendimientos incluidos.
Hacemos dos paradas para ver el paisaje, con el volcán Chingo compartido por Guate y El Salvador, incluso volcanes de Guate se ven desde aquí. Montamos en el carro a dos chicas y les llevamos un tramo. Estamos ya en una carretera, o mejor dicho camino de rodadas, en medio de un bosque, cuando William para el coche. Rufino se queda cuidando del coche y nosotros comenzamos la marcha hacia las cascadas.
Primero un camino despejado durante unos 10 minutos, hasta que William se mete a la derecha por un sendero casi inexistente. De aquí a ver el río pasan como una 1h30 o 2 en un camino en mitad del monte. Vegetación tropical (como jungla), machete en mano para abrir camino. Mariposas blancas y azules más grandes que mi mano, pájaros, arañas, árboles, hierbas…
A TRAVÉS DE EL IMPOSIBLE
Un camino muy chulo, alucinante. Cuando llegamos al río… ¡Hay que cruzarlo! Cambiamos el calzado de trekking por los de agua y para adelante. Subimos y bajamos rocas. Andamos por encima de piedras o agua. Hasta que llegamos a un punto que pienso que no puedo subir. Una pared de rocas casi en vertical y un poco complicada para mí, pero lo conseguimos y seguimos hacia delante.
Empieza a ser duro, hace sol y calor, mucho calor. A las 12 llegamos a unas piedras en mitad del río. Toca sentarse a comer que hay sandwiches. Nuestras vistas durante la comida son una cueva con una cascada cayendo dentro. Y aquí viene el momento mágico del día. Una mariposa blanca morphos de las grandes, revolotea a nuestro alrededor. Se posa en una roca entre las piernas de Katz… ¡preciosa! ¡y enorme!
Nos da tiempo a sacar un par de fotos con el celular de William antes de que retome el vuelo y se aleje. Terminada la comida entramos en la cueva… ¡Qué bonita cascada! Es la número 4, la que no quisimos ni saltar ni bajar en rápel… La cueva con la cascada tiene un encanto especial, miles de gotitas caen de las paredes y el techo. Después de un bañito aquí toca volver. Ya no nos vestimos.
REGRESO DE CASCADA EN CASCADA
William lleva nuestra mochila y nosotros en bañador y bikini vamos por el río, tirándonos en un par de toboganes naturales formados en la roca de las cascadas. Llegamos al punto de inicio de la ruta por el río. Lo cruzamos de vuelta y hacemos un pequeño camino de descenso, hasta que llegamos a la cascada de 60 metros. Yo estoy cansada de vestirme y desvestirme, de mojarme y de secarme, así que no me meto.
Katz se tira un par de veces, una desde 2 metros y la otra un poco más arriba. Sale y nos vestimos, y ya con botas de trekking hacemos el camino de vuelta. William es increíble, conoce insectos, pájaros, mariposas y plantas. Nos enseña árboles de cuya corteza hervida se hacen infusiones para el dolor de estómago, nos enseña otro arbusto que dice se llama “papelillo” y lo usan para hacer pupusas… Volvemos al coche.
Ahí sigue Rufino, nos montamos y vuelta al hostel. De camino recogemos a una chica, y después de esperar a que recoja su masa en un local, la acercamos a su casa. La bruma se ha echado, hace fresco. Cuando llegamos a Tacuba hace bueno, se nota que estábamos a bastante altura.
DRAGON BALL Y PUPUSAS LOCAS
Entro en el hostal y ahí está el israelí. Me pregunta qué tal y le empiezo a explicar que es muy bonito, que merece la pena ir, que se lo piense… Él empieza a desviar la conversación y acabamos viendo fotos de su viaje. Me tiene aburrida. Cuando entra Katz conseguimos escapar: ducha reparadora y descanso en la galería, Katz arreglando la computadora y yo anotando.
Katz da a William un libro con dibujos de Dragon Ball para colorear para que se lo de a su hijo, que es fan. Aunque visto lo visto debimos regalarle la camiseta del Athletic. Al rato nos vamos a cenar con el israelí, casi todo está cerrado y encontramos una pupusería abierta. Pedimos. Yo 4 pupusas (una de ellas de papelillo) y Katz una loca (pupusa gigante con todos los ingredientes mezclados).
Mientras se hacen, Katz aguanta al israelí, y yo hablo con dos chicas que están esperando unas pupusas para llevar a casa a cenar. Se llaman Sara Luz y Paola, que son madre e hija. Cena rica rica y para el Hostal a dormir, mañana excursión al Puente del Imposible.
DÍA 7: EL IMPOSIBLE Y SU LEGENDARIO GUÍA: WILLIAM
Nos levantamos pronto como siempre, organizamos las mochilas y salimos a la panadería… ¡Hoy está aún cerrada! Es que amanece tan pronto… (🎵). Por el camino nos encontramos con una langosta…¡son enormes! Damos una vuelta por el pueblo y bajamos por la calle paralela a la principal. En una abarrotería encontramos unos milhojas, así que compramos dos para cada uno. Vemos que hay una pizzería y alguna abarrotería más.
Esta calle tiene mucho movimiento de gente. Volvemos al hostal a desayunar. A 15 para las 8, hora en que habíamos quedado, llega el israelí y pide su desayuno. Se lo toma tranquilamente mientras el resto esperamos. Casi a las 8:30 nos montamos al coche. William y nosotros atrás y el israelí delante con Osiris que conduce.
CABAÑAS Y CAFETALES EN EL IMPOSIBLE
Se va muy a gusto detrás, tomamos un camino diferente al de ayer. ¡Cruzamos dos riachuelos y todo con el coche! Hay que esquivar las ramas para que no te den en la cabeza. Por fin llegamos a la granja donde ellos cultivan café. Hay tres niños jugando con juguetes rotos. Aquí se nota más la pobreza en la que viven. Subimos a lo alto de la plantación, desde aquí se ve el mar y varios volcanes. Las vistas son muy chulas, pero en 20 minutos se echa la bruma y no vemos nada.
Bajamos a la casa de nuevo. Tras 10 minutos relajados y el israelí tomando otro café, empezamos la caminata. Justo al bajar las escaleras de la casa para salir al camino… ¡Sorpresa! ¡Una coral! Está prohibido matarla, así que la dejan suelta vigilando que no se nos acerque hasta que se adentra plantación adentro. Yo me quedo pensando en los recolectores de café expuestos cada día a su picadura…
Comenzando el camino William nos cuenta que una vez una coral le picó a un amigo, pero como te tienen que dar el antídoto como mucho una hora después y estaban lejos, él para ganar tiempo le hizo un torniquete en el brazo y le cortó donde la serpiente había mordido para que la sangre contaminada no le subiese al resto del cuerpo. Eso salvó la vida del amigo.
EXPLORANDO EL IMPOSIBLE CON WILLIAM
El resto del camino lo hace Katz por delante con el israelí (un sacrificio que no tiene precio) y yo detrás con William, que me cuenta un poco de su vida. Vive entre Tacuba y Ahuachapán, y tiene una hora andando a su casa desde donde le deja el bus. Lleva 16 años haciendo de guía. Su mujer acaba de empezar en otro trabajo con mejores condiciones.
Está en una casa interna en San Salvador, ahora no la hacen madrugar porque incluso la dejan levantarse a las 7, y acaba sobre las 8 o 9 de la noche. Cada dos semanas le dan un finde libre. Han comprado una moto a plazos para su hija mayor, que está estudiando Derecho y llega tarde a casa, y a esas horas es peligroso hacer el camino de una hora sola.
Tienen otra hija de 15 y el peque de 7, fan de Dragon Ball y que le ha enviado mensaje de agradecimiento a Katz por los dibujos de la serie. Allá por el 2001, cuando acababan de hacer su casa y decorarla, el huracán Mitch se lo llevó todo. Gracias a su padre, que le dio un pedazo de terreno (ha muerto hace un mes), y a una organización española, que le dio dinero para poder reconstruir su casa, pudieron seguir adelante.
EL PUENTE DEL IMPOSIBLE
Mientras me cuenta estas cosas está atento a enseñarme todo lo que encuentre al paso: lagartijas venenosas, iguanas, pájaros, mariposas, orugas… Llegamos al Puente del Imposible, lo cruzamos y nos sentamos aquí un poquito. La vuelta hasta la casa la hacemos todos juntos, menos un momentito en que pregunto a William cuánto cobra él por estos tours, y me dice que le pagan 12 $ por cada tour, y si es muy numeroso 15 como mucho. Me parece muy poco teniendo en cuenta que nos han cobrado por los 3 unos 60 $.
Ya en la casa de la plantación ellos comen su sándwich y yo fruta. Los niños juegan a nuestro alrededor y comen churros (paquetes de patatas, Doritos…) Aquí está todo brumoso, empiezo a tener frío. Volvemos al pueblo y recogemos las mochilas. Como el bus aún tarda en salir, nos vamos a comer una pizza. Ya con la tripa llena vamos al bus hacia Ahuachapán. Ya en Ahuachapán, unas señoras con dos peques muy majas nos indican dónde coger el bus a Santa Ana.
El bus sale es más tarde de lo que pensábamos. Habíamos quedado con Cindy (host de Couchsurfing) a las 17 y finalmente llegamos a las 18:30, tras recorrer 33 km en casi 2 horas. Bajamos en la terminal de Santa Ana y damos una vuelta, pero allí no hay nadie esperando. 15 minutos después, Katz pregunta a una chica que atiende un puesto a ver si tiene internet en el teléfono.
POR FIN, NUESTRA ANFITRIONA DE COUCHSUFING EN SANTA ANA
Está ya oscuro y no podemos perder tiempo por si hay que buscar hotel. La chica nos dice que ella no tiene, pero que en la tienda de la vuelta de la esquina hay un chico que sí y nos lleva a él. Nos hace el favor de mandar un whatsapp a Cindy diciéndole dónde estamos, ella le contesta que esperemos en la gasolinera. Allí vamos, y 10 minutos después se acerca un coche, y un chico que se presenta como Yuvini y amigo de Cindy nos dice que montemos.
Nos comenta que Cindy le ha pedido a él que nos aloje, ya que ella comparte piso y no tiene sitio. No entendemos nada pero bueno… Nos lleva a su casa, donde dormiremos. Nos duchamos y cambiamos la ropa, y vamos con Yuvini a buscar a Cindy. Llegamos a su portal y no contesta al teléfono, así que Yuvini nos lleva a la Plaza de la Catedral para que la conozcamos y después vamos al mall (centro comercial)…
Él todo orgulloso enseñándonos y diciendo que lo van a ampliar y nuestras caras… En fin… Por fin Cindy da señales de vida y quedamos con ella en un restaurante. Cuando llegamos allí nos está esperando, entramos y pedimos. Ella pasta y para nosotros 3 una pizza de 2 sabores a compartir.
Y de beber licuados, Katz y yo compartimos el “good vibration”, de 3 sabores y muy rico. Cindy se nota que es muy jovencita, está como ausente. Terminamos la cena y a dormir, que se me cierran los ojos. Colchón en el suelo y zzzzz
DÍA 8: VOLCÁN SANTA ANA, LA SUBIDA INFINITA
Nos despertamos con la alarma y nos preparamos. Ya estamos listos cuando Yuvini llega, así que vamos a buscar a Cindy. Son las 07.45 cuando ella monta el coche y empezamos la jornada. Primera parada, desayuno. Hay un mostrador con un montón de cosas y se elige lo que se quiere. Katz elige nuggets de pollo y alguna cosa más salada, con colacao. Yo un café y unas galletas. Acabado el desayuno, compramos fruta para la comida desde el coche y a circular.
La carretera muy mala, muchos baches. Paramos en el parking de un restaurante y Yuvini y nos dice que le sigamos el rollo, que vamos a decir que comeremos ahí. Así que eso hacemos y nos dejan pasar a verlo. Tiene un mirador al lago Coatepeque, vistas chulas. Vemos unas hormigas gigantes y echamos un par de fotos. Retomamos camino al Cerro Verde, desde donde salen las rutas para subir al Volcán Izalco y al Volcán Santa Ana.
Al llegar allí ya se ve mucha gente, incluidos varios buses. Preguntamos y es que esa gente sube al Izalco, no sabemos si habrá salida al Santa Ana. Toca esperar y sino hacer el Volcán Izalco. Mientras esperamos, vamos a un hotel abandonado desde donde se ve el Volcán Izalco perfecto. No me apetece mucho subir a ese, se ve complicado, pero si no queda otra…
El Volcán Izalco queda en la lista de pendientes. Llegamos a la cima de El Cerro Verde a escasos metros del parking, y bajamos de nuevo esperando a que empiece la subida al Santa Ana. ¡Sale grupo y podremos visitarlo! Yuvini dice que él no sube. El domingo subirá haciendo de guía con un grupo, y no quiere cansar las piernas.
SUBIDA AL VOLCÁN SANTA ANA
Así que vamos a subir nosotros dos con Cindy, que lo sube por novena vez. Comienza la ruta, breve explicación por parte del guía de que llevemos agua y algo de comer. Un poli va delante y otro detrás. Al poco de empezar y sólo bajando unas gradas hechas con las raíces de los árboles, ya estamos sudando a tope. El guía va bastante rápido, y no podemos quedarnos atrás.
Llegamos a la carretera y poco más allá volvemos a adentrarnos en un camino entre árboles, a subir gradas toca ahora. Cindy se va quedando atrás, nosotros los primeros por el momento. El guía hace unas pequeñas paradas en un par de miradores, para reagrupar a la gente y contemplar las vistas. El último tramo ya por rocas y fuera de los árboles, a pleno sol, es duro. Cindy no puede más y le llevo su mochila. Yo estoy también en las últimas.
Katz está en la última recta esperándome para subir y ver el cráter juntos. Es muy chulo, aunque se nota el olor del azufre y se mete aunque respires por la boca. Nos sentamos un poco y se oyen rocas caer, impresiona ese sonido. Comienza a venir la bruma y toca bajar. La bajada es rápida, aunque Cindy vuelve a quedarse atrás. Yuvini está esperándonos con el coche.
YUVINI EL MÁS ATENTO DE SANTA ANA
Nos acompaña a un banco a ver si nos cambian euros a dólares, pero no hay suerte. Llevamos a Cindy a casa, porque tiene que ir a currar. Nos despedimos de ella, no la volveremos a ver. Nos vamos con Yuvini al mall a ver si cambiamos dinero, consultamos en un par de bancos pero nada, así que sacamos de un ATM de nuevo. De aquí al centro, donde Yuvini decide parar a tomar un licuado.
Ahora a comprar la cena, panes de pollo. Y por último, nos lleva en coche a consultar a qué hora salen mañana los buses, o para Copán directos, o a la Frontera. Vamos a una gasolinera donde nos dicen que paran, de esta nos reportan a otra de las afueras, y como tampoco saben mucho acá acabamos yendo a la estación de buses.
Aquí en la estación nos dicen que salen desde las 5 de la mañana hasta Metapán, el pueblo más cercano a la frontera. Sabiendo esto a casa a cenar. Nos comemos un pan de pollo cada uno y a la cama con las mochilas preparadas, que hay que madrugar.
DÍA 9: DE SANTA ANA A COPÁN A TRAVÉS DE GUATEMALA
Suena la alarma bien pronto, nos levantamos y Yuvini el pobre nos hace de chófer a la estación a esas horas (04:30 am). Se ha portado súper con nosotros. Hay un bus que sale ya en breve a Metapán y ahí nos subimos. Al llegar a Metapán compramos unas lichas mientras esperamos al bus que nos llevará a la frontera de Anguiatú.
Sale en 30 minutos. Ya en la frontera, nos bajamos y salimos de Honduras y entramos en Guatemala. Aquí conocemos a unos chicos italianos que vienen de Utila y están acribillados por los zancudos, así que empezamos a pensar en no ir allí.
UN PASEO POR GUATEMALA
Cambiamos 10 usd (9,45€) por 70 quetzales, ya que nos dijeron que nos costaría aproximadamente 40 quetzales llegar a Honduras. Subimos a un minibús dirección Esquipulas, que para al poco tiempo para que el chófer y el cobrador desayunen unas pupusas. Comentamos al chico del bus a dónde queremos ir y nos dice que nos va a parar en un cruce para que cojamos otro bus.
Es muy raro, porque con lo rápido que conducen aquí este bus va lento, muy lento. Parece estropeado, llegaríamos antes andando. Nos dejan en una gasolinera y ahí cogemos otro bus, esta vez dirección Chiquimula. Al poco, vemos que se para a un lado de la carretera, y algunos se bajan, conductor incluido… ¡Se ha pinchado una rueda! Cuando comentamos la posibilidad de bajar y coger otro bus, una señora me dice: “ Aquí lo que tenemos es tiempo” Así que a esperar.
Katz baja a ver la operación de cambio de rueda, y dice que en varias ocasiones ha visto peligrar el brazo del conductor… Rueda puesta y continuamos. Nos dejan en un cruce, a la entrada de un pueblo, donde cogemos otro bus hasta Jocotán. Aquí bajamos y cambiamos al último bus de la ruta por Guatemala, el que nos lleva hasta la frontera. Total de buses en Guate: 70 quetzales, justo lo que habíamos cambiado, y nosotros pensábamos que sobraría algo…
ENTRAMOS EN HONDURAS
Entramos en Honduras por la frontera de El Florido. Cruzamos y nos ven dos niños que se acercan rápido anunciando “Copán, Copán”. Pues ale, al bus que ya está ahí. Llegamos a Copán centro sobre las 2 de la tarde, así que el resumen de este viaje sería de 7 medios de transporte entre autobuses y minibuses, 2 salvadoreños, 4 guatemaltecos y 1 hondureño.
Los salvadoreños aprox 2 usd, los guatemaltecos 10 usd y el hondureño 2 usd, total 2 personas 14 usd (13,20€), 9 horas. Ya fuera del bus en Copán, preguntamos la zona de los hoteles y vamos hacia ahí. Katz pregunta en el primero que vemos y cuesta 30 usd (28,30€), caro para ser Honduras. Seguimos hacia delante, cuando un motocarro se para a nuestro lado.
Al saber que buscamos hotel nos ofrece uno por 20 usd (18,85€), nos dice que está complicado encontrar algo más barato porque la ciudad está hasta arriba de gente, y la verdad es que sí se ve movimiento… Quedamos en que nos lleva gratis a ese hotel que nos dice y que nos deja una habitación a 15 usd (14,15€), pero que si no nos gusta nos vamos. La habitación es sencilla pero está bien, así que nos quedamos.
SITIO ARQUEOLÓGICO MAYA DE COPÁN RUINAS
Preparamos las mochilas pequeñas, nos comemos una ración de papas super rica, y le decimos que nos lleve hasta las ruinas, son las 3 y no queremos perder tiempo. No sé cómo aguanta el motocarro con él como conductor y nosotros dos que precisamente pequeños no somos detrás… La entrada sólo a las ruinas son 15 usd (14,15€), y allá que vamos.
Al principio hay un pequeño paseo donde podemos ver Ceibas, tienen unos pinchos en el tronco de alucinar. Se van viendo algún montón de piedras descuidadas entre los árboles, imagino que serían en su día alguna construcción como casa o pirámide. Llegamos al puesto de control, enseñamos las entradas y pasamos… lo primero que vemos a mano izquierda unas piedras grabadas en el suelo.
El camino está muy cuidado, con la hierba cortada perfecta y todo muy limpio. A la derecha… ¡guacamayos! Unas fotos y seguimos, nos encontramos con un comedero de guacamayos y más fotos. Me gustan, pero cuando les ves volando en pareja sí que son preciosos… El camino acaba en una explanada, muy cuidada también, donde se ven varias estelas y una pirámide pequeña. Vemos las estelas y subimos a esa pequeña pirámide.
LAS RUINAS DE LAS RUINAS DE COPÁN RUINAS
Después nos dirigimos hacia la otra zona donde está el juego de pelota. Esta zona está algo más chula que la anterior. Más metida entre árboles y menos cuidada, las piedras más ennegrecidas y no blancas blanquísimas como las otras… En fin, la sensación que tengo es que son bonitas pero no ha merecido la pena el viaje hasta aquí para verlas después de conocer Tikal.
Decidimos salir, estamos cansados, pero cogemos un camino diferente por el que no va mucha gente… ¡y aquí llega la sorpresa! Una parte del parque sin cuidar, con hiedra en las piedras, árboles salvajes, vegetación, un poco descuidado… ¡Pero perfecto, precioso! ¡Mucho mejor que lo anterior!
Ya en el punto de partida, junto a la entrada donde se enseñan las entradas, vemos un cartel que señala un camino apenas visible y que indica que hay unas ruinas. A pesar del cansancio, vamos porque sino me quedaré con la cosa de saber qué hay. El camino, estrecho y entre árboles y vegetación, se nota que no es muy frecuentado.
Está mucho menos arreglado. De repente, vemos que algo se mueve delante nuestro, veo dos figuras y una de ellas que comienza a correr cruzando el camino delante nuestro…¡un cervatillo! ¡Y poco después el otro! Ya sólo por esto ha merecido la pena el paseo extra… y menos mal, porque las ruinas donde lleva el camino son eso: ruinas.
AY PAPITO AY MAMITA QUE BIEN SE ESTÁ EN LA CAMITA
Ahora si, bastante cansados, tomamos el camino de vuelta al hotel. Como no nos ha parecido mucho recorrido decidimos ir andando, no sin antes parar en un “bar” a compartir una cerveza rica y fresca por 20 l (0,80€). Preguntamos por los buses a San Pedro Sula. Se supone que paran ahí al lado, y nos dice que los directos son a las 4, 5, 6 y 7 de la mañana.
Decidimos coger el de las 5 para no llegar tarde a nuestro siguiente destino: La Ceiba. Continuamos camino al hotel pero andamos un poco despistados, preguntamos a una niña y nos dice que vamos bien, que ella pasa por allí, así que nos acompaña. Después de una buena ducha vamos a dar una vuelta por el pueblo. Son fiestas, en la plaza hay gente, venden algodón dulce y globos, y hay un niño cantando en plan Joselito.
Buscamos algún puesto para cenar, pero después de un par de vueltas acabamos en un restaurante con buena pinta. Katz pide taco-flautas de pollo y yo tortillas con pollo. Lo de Katz son dos tacos alargados rellenos de pollo, sabor normal. Lo mío es un platazo de nachos (tortillas) con pollo desmenuzado, queso y tomate por encima. No está mal pero no es lo que imaginaba. Paseíto hasta el hotel, arreglo de mochilas de nuevo, y a dormir que ha sido un laaaargo día.
DÍA 10: LOS SECRETOS DE RÍO MARÍA EN LA CEIBA
El despertador suena a las 4. Mochilas a la espalda, y vamos andando hasta el punto de salida de los buses. Casi llegando al sitio, un chico nos pregunta que dónde vamos y nos dice que el bus de las 5 ha salido ya. Pasamos de largo pensando que es un taxista que quiere llevarnos a alguna otra parada. Ya en el sitio de salida de los buses, esperamos. Son las 04:45 y no se ve a nadie.
A 10 minutos para las 5, sale un conductor que estaba durmiendo en uno de los buses que hay allí aparcados, y nos confirma que el de las 5 ha salido a las 04:30 ¿Por qué? Nunca lo sabremos. Acabamos montados en el bus que sale a las 6.
Como todos los trayectos que hemos hecho en bus, empezamos el recorrido pocas personas, pero acaban apretados de pie en el pasillo y sigue entrando gente. Llegamos a la terminal de San Pedro Sula, y según salimos un chico nos dice que el bus a La Ceiba sale a las 11. Son casi las 10 así que tenemos más de una hora de espera. Entramos dentro de la terminal, y vemos que hay varias compañías que operan esa ruta con diferentes horarios y precios.
Finalmente, y con suerte porque las nuestras son las dos últimas plazas libres del bus, viajamos con Autobuses Mirna, aunque nos toca viajar separados. Katz se queda en primera fila, y yo me siento junto a una chica regordeta un poco más atrás. Al poco comenzamos a hablar, su nombre es Irma.
LLEGADA A LA CEIBA
Nos deja wifi, para así poder avisar a Germán, el couch de La Ceiba, de que ya hemos cogido el bus y que esté atento a nuestra llegada. Tres horas después llegamos a La Ceiba. El viaje se me ha hecho ameno de charleta con Irma, profesora de primaria.
Como no vemos a Germán, entramos en un Don Pollo junto a la estación y pedimos una pieza de pollo, preguntando por la clave de la wifi. Dos empleados nos dicen mal la contraseña pero un cliente nos dice la correcta. Katz se mosquea con dos tipos que nos señalan y hacen gestos, y salimos fuera a esperar. Yo creo que es porque se está liando un cigarro y ellos se piensan que es un porro, pero Katz está un poco mosqueado pensando que quieren robarnos.
Al poco viene Germán en moto, nos presentamos y nos comenta que ahora tiene otra persona alojada, una chica de Estados Unidos, y que está con sus amigos en el río. Es una zona que ellos conocen de toda la vida donde bañarse en el Río María. Nos pregunta si queremos ir y nos animamos, aunque dejando antes las mochilas en su casa. Nos dice que allí en Honduras está prohibido que dos chicos vayan juntos en una moto, así que como mucho me puede llevar a mi por un lado y que Katz por otro se coja taxi (cobran por personas).
A LA CASA DE GERMÁN
Prefiero ir en taxi, me da un poco miedo montarme en la moto por allí con el tráfico que estoy viendo. Así que Germán para un taxi, le da su dirección, y allí que vamos por 25 l (1€) por persona. Nos para junto a la casa, o mansión, ya que es una casa de dos pisos que está haciendo poco a poco. Tiene polvo por todos los lados, nuestra habitación está en el segundo piso.
Nos ponemos los bañadores, preparamos mochilas, y bajamos. ¡Dirección Río María! Nos acompaña a la carretera principal, donde cogemos un bus junto a la gasolinera que nos lleva hasta el mall. Cuando para allí ya está Germán esperando en su moto, cruzamos la calle y esperamos a otro bus que vaya dirección Río María. Durante la espera compramos unas lichas para picar. Llega el bus y Germán le avisa de dónde nos tenemos que bajar.
No es mucho, como 10 ó 15 minutos después nos estamos bajando, y cómo no, Germán está ahí esperándonos en la moto. Ahora hay que subir un camino de tierra con baches y cuesta arriba, pero nos dice que aquí no le van a pillar así que nos va a subir de uno en uno para aprovechar más la tarde, ya que sino andando tardaríamos un ratito. Así que me toca a mi la primera, me monto.
AL RICO RÍO MARÍA
Al ir a apoyar el pie derecho en el estribo, resbala y mi pierna roza el tubo de escape. Arde. Me coloco bien y empezamos. El camino es divertido, aunque a momentos pienso que me caigo y mi pierna escuece, o me duele, o no se qué narices hace pero molesta mucho. Llegamos arriba y espero a que vuelva con Katz. Cuando llegan vamos por un caminito cuesta abajo y… ¡una cascada a los pies de la cual hay gente bañándose!
Subimos a la parte de arriba de la cascada, donde hay una poza de agua genial a donde llega otra cascada… ¡todo precioso! Nos presenta a sus amigos, parecen muy majos, y a Denise, la estadounidense (es de Virginia pero de ascendencia mexicana). Nos hacen sentir como si nos conociésemos de toda la vida, una gente de 10.
Yo paso la mayor parte de la tarde con la pierna en el agua, a ver si se calma algo la quemadura que cada vez tiene peor pinta. Katz se atreve con más y se tira por la cascada como si fuese un tobogán, y abajo donde está la gente, se sube a una roca que tiene enganchada una cuerda para balancearse y tirarse a la poza. Llueve, pero da igual, ya estamos mojados. Antes de que empiece a oscurecer nos vamos.
BALEADAS PARA CENAR
Los amigo de Germán nos bajan el camino de tierra en sus motos, y nos acercan a una gasolinera cercana donde para el bus. Hay una familia esperando y dicen que ya llevan un rato y no pasan… Empieza a llover increíble, jarrea, pero tenemos suerte y llega el bus y subimos rápido. Al llegar al mall ahí están Germán y Denise, que esperan con nosotros al otro bus que tenemos que coger para llegar a casa.
Denise se ha quemado también la pierna con la moto. Una vez en la casa, charla y relax hasta la hora de la cena. Vamos andando a comer unas baleadas. De regreso paramos en una farmacia a comprar aloe vera (zábila aquí) para nuestras quemaduras.
Como un amigo de Germán trabaja en una agencia de tours, vía whatsapp nos comenta lo que hay para mañana. Decidimos ir los tres a la excursión de Pico Bonito mientras Germán va a currar. Así que a dormir pronto, que mañana toca andar de nuevo. Por cierto… Drogo el gato de Germán es súper cariñoso…
DÍA 11: CASCADA ZACATE EN PICO BONITO, LA CEIBA
A las 7 ya estamos preparados y salimos con Denise a la pulpería a comprar el desayuno. Hay que coger fuerzas para la excursión a Pico Bonito. Nos para una furgoneta… ¡son los de la excursión! Llegan mucho antes, les decimos que esperen, y compramos cosillas para desayunar. Con las mochilas preparadas y el desayuno en la mano, montamos en la furgoneta.
Hay un chico dentro, es mexicano y hará la excursión con nosotros. Lleva dos años viajando, y se gana la vida disfrazándose de Jack Sparrow y recibiendo propinas por fotos. Cambiamos de coche en la gasolinera, nos metemos en un doble un poco destartalado (sólo hay una manilla para abrir y cerrar ventanas). Por el camino plantaciones de lichas y piñas. Para el coche y… ¡a andar!
El camino es chulo, no tan cerrado como el de El Imposible, pero bonito. Hay algún tramo complicado. Paramos en un sitio desde donde se ve la Cascada Zacate caer… ¡con arco iris incluido! Estamos en un lateral de la cascada, subimos hasta arriba donde los otros se bañan y nosotros esperamos.
Salen y bajamos a la parte de abajo de la cascada, hace fresco. Está muy nublado y hace rato que no vemos el sol. Aún así me meto, pero salgo rápido porque tengo frío. Se meten el resto y empieza a llover cada vez más. Cuando salen está todo mojado, mochilas incluidas.
REGRESO POR EL RÍO ZACATE
Bajamos rápido porque no para de llover. Cuando parece que no puede llover más, empieza a caer como si fuesen baldes de agua. El camino se está convirtiendo en un río. Nos quedamos los últimos, es increíble.
Llegamos al coche y el guía está tirado en el suelo, rebozándose en el charco. Denise y el mexicano resguardados bajo una tejavana mirando. Katz le ayuda, le ha dado un calambre en la pierna. Llegamos a casa con todo mojado, me quito las botas de trekking y cae agua de ellas.
Ponemos todo al sol como podemos, y mientras Denise se ducha y yo intento organizar, Katz va a comprar unas baleadas para comer. Duchados y comidos, pasamos la tarde en casa esperando a Germán. Música, charla y a cenar baleadas de nuevo. Y ya de vuelta a casa, a dormir que estamos cansados.
DÍA 12: ¿UTILA O CAYOS COCHINOS? PRIMERO NUEVA ARMENIA
Nos levantamos y comentamos nuestras opciones. Como Denise ha estado en Utila y nos ha hecho los mismos comentarios de los mosquitos, decidimos ir pronto y volver a dormir aquí. Así nos ahorramos el alojamiento y las picaduras nocturnas. Pero cuando lo comentamos con Germán, nos dice que no merece la pena, ya que el primer ferry llega a las 11 y el último sale sobre las 14, costando 60 usd por persona el viaje.
Cambio de planes… ¿qué hacemos? Intentaremos ir a Cayos Cochinos con las indicaciones de Kenya, una host que tuvo Germán y a la que ha consultado por nosotros. Rehacemos las mochilas pequeñas para pasar al menos una noche en Cayos, y nos despedimos todos, ya que Germán lleva a Denise a la estación rumbo San Pedro Sula y él va luego a currar.
Las mochilas grandes las dejamos en casa de Germán y nos llevamos sus llaves, a la vuelta las recogeremos. Así empezamos el día que no sabemos cómo terminará. Cogemos un bus a la Plaza Central de La Ceiba, donde intentamos conectarnos a la wifi pero es misión imposible.
Aquí conocemos a un señor de Haití, que nos cuenta que ha habido como 100 muertos por el huracán que ha pasado hace unos días por Haití, y que va a enviar ayuda porque hay muchos destrozos. Preguntamos por el banco donde trabaja Germán, pero nos mandan a otro de la misma cadena que está hacia el otro lado, y que nos envía a otro de la competencia. Aquí cambian a buen precio, ya no necesitamos ir al de Germán.
Este lugar, Chachahuate, nos espera ⬇.
EL PRIMO CACHO DE NUEVA ARMENIA
Ya con dinero vamos andando a la estación de buses desde donde salen a Nueva Armenia, punto de salida de las lanchas a Cayos Cochinos. Esa es parte de la info que tenemos gracias a Kenya. Después de una caminata con un sol y calor de muerte, llegamos a la estación. Hay muchos puestos y en algún sitio huele un poco mal. En un puesto vemos la camiseta de la Selección de Honduras pero no hay talla para Katz.
Preguntamos por el próximo bus a Nueva Armenia, sale a las 11:30. Decidimos ir en ese, y si no encontramos lancha, pues quedamos para mañana y volvemos a pasar la noche donde Germán. Sobre la marcha.
Compramos unas lichas, y nos sentamos frente al bus para vigilarlo y que no se escape jeje. Un señor que está sentado junto a Katz nos pregunta que dónde vamos, y al decirle que queremos ir a Cayos y que tenemos que buscar en Nueva Armenia a una persona que nos han recomendado, nos dice que igual es él. Su nombre es Mango. Katz mira en nuestras notas… ¡y es él! ¡Casualidad!
Cuando Katz se presenta lo hace como Cacho, Mango se ríe porque su segundo apellido es ese. Katz le pide una foto: “Una foto porfa, para enseñarle a mi papá a mi primo perdido”. Mango se parte y se troncha con eso, y se lo cuenta a todo el que pilla. Katz y Mango, primos hermanos.
NUEVA ARMENIA, LA PARADA ANTES DE CAYOS COCHINOS
Nos dice que vuelve a Nueva Armenia en el mismo bus que iremos nosotros, pero que a Cayos hay que salir pronto por la mañana por las mareas y el tiempo que se tarda, así que tendremos que dormir en su casa. Comenzamos el viaje por carretera de un único carril por sentido. Al poco de montarnos, empieza a llover, cada vez con más intensidad.
Conducen como locos, adelantando continuamente. Pasamos junto a un accidente de bus y un doble, le digo a Katz que ni mire la carretera porque da miedo. El bus para, sale de esa carretera principal, y se mete hacia el pueblo de Jocote. Desde aquí hasta Nueva Armenia es un camino de piedras y barro sin asfaltar, con baches y agua hasta arriba. La primera parada en Nueva Armenia es la nuestra, la casa de Mango.
Es una casa de tonos blancos y verdes, formando un cuadrado en torno a un terreno donde tienen cocoteros, caña de azúcar, un txerri dando vueltas por donde quiere, unas hamacas rotas… En ella viven varias familias descendientes de una Señora que es la propietaria, según nos cuenta Mango, esa señora es su Mamá. Mango nos lleva a ver las habitaciones que tiene.
Primero nos enseña dos que dan un poco miedo, con mucha humedad y tejados de zinc con la que está cayendo. Nos da la opción de alojarnos en el edificio nuevo, y nos enseña la habitación. No es la caña pero está bien, eso sí, y tan nuevo… la habitación sin pintar y el baño a medio hacer por supuesto no funciona, hay que salir a usar la letrina que hay separada fuera.
LA CASA DE MANGO Y EL GIFITI EN NUEVA ARMENIA
Dejamos las mochilas en esta habitación y salimos a negociar precios con Mango. Al final 1500 l (60€) los dos ida y vuelta en bote a Chachauate, y la habitación a 100 l (4€). No hay mucho que hacer más que esperar a que deje de llover.
Mango nos dice que vuelve a por nosotros en un rato para llevarnos a dar una vuelta por el pueblo, pero antes nos ofrece un trago de gifiti o guiffity, una bebida garifuna misteriosa… (creemos que es ron casero con hierbas). De repente me entran ganas de ir al baño. Pido papel, y me oyen unas chicas que hay en la habitación de al lado.
Me dicen que pase a su baño, que lo limpian ellas y está más limpio que el de fuera. Insisten tanto que no me queda otra que entrar ahí… ¡al baño sin puerta! Acabo y… ¡a echar agua del cubo! Salgo y les doy las gracias, y la mayor de ellas me pone un bebé en los brazos. Me quedo un poco hablando con ellas y la mayor es la hermana de Mango, el bebé es su nieto, tiene un mes… y ella 34 años.
Salgo y vamos con Mango a ver el bote que usaremos mañana, después nos lleva a la playa. Allí nos encontramos con un chico francés, llama la atención por lo serio que es y lo abrigado que va con el calor que hace. Habla con Katz y al final decide que mañana se viene a Cayos con nosotros, en el mismo bote que Mango. Se ven los Cayos Cochinos allá a lo lejos…
TARDE EN FAMILIA
De vuelta a casa, el hijo de 11 años de Mango nos acompaña al centro del pueblo, pero cuando aún no hemos llegado me vuelve a entrar un apretón así que nos tenemos que dar la vuelta. Nos quedamos en casa a pasar la tarde. Nos sentamos en el porche en unas sillas y nos acabamos las lichas con la ayuda de unos peques que “aparecen” súbitamente.
Tiramos las cáscaras en una bolsa… aunque poco después su mayor diversión es sacar las cáscaras de la bolsa y tirárselas unos a otros. Dos de las niñas, las más mayores, son guapísimas e hijas de Mango. Se llaman Alejandra Milexy (tiene 14 años y está decidiendo aún si estudiar para policía o para profesora), y Clara Judith, de 9 años. Echamos ahí el rato haciendo unas fotos y ellos emocionados se ponen enseguida.
Llegando la hora de cenar pedimos que nos hagan unas baleadas, de lo que se encarga la hermana de Mango. Cuando todos los peques se retiran a sus casas, Mango nos invita a esperar la cena en la suya. La mujer de Mango nos saca baleadas que ella acaba de hacer (2 para Katz y una sin nada para mi), y divertidos nos enseñan fotos de Mango hace unos años.
Su nombre completo es Cesar Antonio. Los peques hacen los deberes con ayuda de la madre y la hermana mayor. Llegan otras dos baleadas para cada uno, y las comemos allí con ellos mientras charlamos. De repente, y sin estar alojado ahí, aparece el francés y pide unas baleadas para cenar. Nosotros nos retiramos y con la linterna regresamos a nuestra habitación.
DÍA 13: CASA XIOMARA EN CHACHAUATE, CAYOS COCHINOS
A las 7 estamos ya esperando a Mango, previa visita al baño y con unas cuantas picaduras más en el culo. Vamos hacia el bote y al poco aparece Michael, su hijo mayor y el que nos va a llevar a Cayos Cochinos. Terry (el francés) ya está esperando. Nos metemos al bote y nos sentamos como nos dicen para equilibrarlo. Al principio se mueve bastante, pero en cuanto nos relajamos y salimos a mar abierto se calma.
Tenemos por delante 1:30 para relajarnos. A mi me gusta, me relaja, pero a Katz se le hace pesado. Llegamos al cayo y hay que saltar al agua, me mojo un poco los pantalones pero… ¡qué gusto, qué calentita está el agua! Betty (amiga de Mango) nos está esperando. Ella alquila habitaciones allí en el cayo, y era la información que encontré sobre ese destino después de todas mis búsquedas en internet. Nos enseña el cuarto que alquila, es con cama de matrimonio y ventana que da a la “calle”, techo de palma.
Le comentamos que nos han recomendado donde Xiomara (bendita Kenya qué buen consejo), y que lo queremos ver antes de decidirnos. Ella misma nos lleva, el cuarto también es con cama de matrimonio pero el techo es de uralita, así que lo preferimos. Le preguntamos precio a Xiomara y es más caro que el de Betty, pero al final nos lo deja al mismo precio (300 l (12 €) la noche) así que nos quedamos aquí.
Además, un detalle en el que no me había fijado es que la ventana da al mar… y hay baño en la casa, mientras que en el de Betty hay que usar el único baño común que hay en el Cayo. Decidimos, para repartir un poco el dinero, ir a comer donde Betty.
AMIGOS AL MOMENTO EN CHACHAUATE
Mochilas y ropa fuera, zapatillas de agua y bañador, y a disfrutar. Conocemos a Maite, catalana de Sabadell que vive más de la mitad del año aquí, en lo que ella llama su paraíso, con sus 71 años. Vamos a desayunar donde Betty, que nos hace el desayuno típico de torta de baleada, huevos revueltos, queso, aguacate y frijoles, a 70 l (2,85 €) cada uno.
Impresionante, las mejores baleadas que hemos probado. Volvemos donde Xiomara, donde conocemos a Sita y Matías, una pareja de alemanes de nuestra edad que llevan 7 meses viajando y aún les queda año y medio. Decidimos rodear la isla para ver sus dimensiones y conocerla un poco. No nos lleva más de 15 minutos. De vuelta en casa de Xiomara, cogemos las máscaras y vamos a la otra punta de la isla a meternos al agua.
Vamos nadando de ahí a la otra punta de la isla donde decido salir, no hay muchos peces y hay un montón de medusas, me da miedo que casualidad me piquen en la quemadura de la pierna. Katz se queda un rato más.
TARDE PERFECTA EN CHACHAUATE
Fuera hablamos con Sita y Matías, nos sentamos, nos levantamos, bebemos, sudamos… Volvemos al agua a hacer snorkel por la zona que nos aconseja Matías, que por cierto es mucho mejor, y vemos más peces. Jugamos con Gael, hijo de casi 4 años de Xiomara (su cumple es el 13 de noviembre). Hablamos, descansamos. Nos ponemos al sol, a la sombra. Miramos al mar, a las nubes, al sol.
Sonreímos, reímos… disfrutamos en definitiva. Sobre las 5 toca ayudar a jalar las lanchas y botes, ya que según los pronósticos lloverá esa noche. A las 6 vamos donde Betty a cenar. De capricho para mí he pedido camarones al ajillo. Katz sigue con las baleadas. Se ha pedido dos, además de pollo y tajadas (como patatas pero de plátano). Ya está oscuro, encendemos la linterna del móvil ya que sino no vemos ni los platos.
La isla cuenta con un generador que proporciona electricidad de 7 a 9, pero aún no son las 7. Se vienen a cenar allí también Maite y Terry (al que no aguanta) y se unen después Sita y Matías. De cháchara nos dan las 9, luces apagadas, ya es hora de retirarse. Acompañamos a Maite a su habitación con la luz, y nos vamos a la nuestra… ¡qué lujazo de cama! Y de olor, y de sonido…
DÍA 14: DÍA PERFECTO EN CHACHAUATE
Despertamos pronto, ya está amaneciendo. Desde la ventana de nuestro cuarto se ve la orilla, pasote. Al salir de la casa Xiomara y Gael ya están fuera. Gael se acerca corriendo y me abraza, le cojo y me da un beso. Le llamo oso amoroso y se ríe. Nos vamos al agua, está precioso. A la vuelta un café de Xiomara con galletas compradas en la pulpería.
Y paso la mañana hablando con Xiomara que me cuenta que es divorciada y tiene 3 hijos más mayores que viven con el papá en La Ceiba. Y pasa el día, y el día pasa, hablando, riendo, sentados, de pie… En el agua, en la arena, hablando, en silencio…
Ver a los peques jugar con palos, arena, un camión de juguete, cuerdas y poco más en lugar de estar con tablets es una alegría. La gente es increíble, hemos conectado a la perfección con Sita y Matías, y Xiomara me deja sin palabras. Cuando oscurece, poco después de las 5, la luna está casi llena y hay nubes, pero vemos un arco iris circular alrededor de la luna, es un halo lunar… ¡alucinante!
La cena son otras dos baleadas con queso y huevos revueltos, y es que están deliciosas. Vamos a la zona de la habitación de Sita y Matías, donde al poco de llegar empieza a llover. Nos quedamos de charleta hasta las 9.30. Llueve y llueve y no para, pero esa noche los sonidos de la tormenta ya son conocidos y duermo estupendamente.
DÍA 15: SEGUIMOS SIN QUITARNOS EL BAÑADOR EN CAYOS COCHINOS
Al día siguiente nos despertamos sin prisa, ha llovido hasta hace poco. De desayunar pedimos un café a Xiomara, y mientras nos lo prepara Gael nos acompaña a comprar galletas y nos elige unas de ellas, que después compartiremos en el desayuno. La mar está revuelta, así que de momento no podemos salir a hacer la excursión a los Cayos…
Si ellos se bañan, nosotros también ¡Pues al agua! Esta salida es un poco más accidentada, ya que una morena casi nos ataca. Vemos un pulpo también. Katz se ha metido antes y ha visto una raya, pero ahora se han escondido. Llega mediodía y la mar está más calma. Preguntamos a Maite si se puede hacer la excursión y allá que vamos con Sita, Matías, el “guapo” y el niño Felix.
Primero paramos en Cayo Bolaños, donde graban las expulsiones de Supervivientes. Es una pena porque se ve basura, pero hay mucho coral y conchas. Es precioso, arena blanca, el mar de diferentes tonalidades… Tenemos un problema con la cámara, tiene en la lente algo de condensación, así que con rabia y pena las fotos salen fatal. Entramos al agua y estamos un ratito haciendo snorkel por allí.
LOS CAYOS DE SUPERVIVIENTES
Al rato subimos a la lancha y vamos a Cayo Timón, un pequeño cayo con un par de palmeras y poco más. Increíble. Sita me dice: “¡Qué suerte tenemos, hay gente que sueña con conocer algo así pero piensa que no puede y gasta el dinero en otra cosa… pero sí se puede! ¡Aquí estamos!” Totalmente de acuerdo, nada más que añadir. Ellos se quedan en el cayo, y nosotros volvemos al snorkel.
Katz es acechado por una raya antes de juntarnos, pero juntos no la vemos. Cuando estamos volviendo a la isla poco a poco snorkeleando… Katz hace ruidos para que yo vea unos peces. Estos cambian de sentido, se juntan, y nos rodean, y empiezan a girar con nosotros en el centro… 1 vuelta, 2, 3, … hasta que se cansan y se van. Ya en la lancha vemos Cayo Culebra, que es el que usan para el Supervivientes colombiano, y vemos Playa Uva que está en Cayo Menor.
Rodeamos este Cayo y llegamos a Chachauate casi anocheciendo. “Ducha” (echarse por encima agua de lluvia) y a cenar baleadas y tajadas. Después sobremesa donde Sita y Matías con Terry mientras llueve y llueve. Volvemos a casa más tarde de las 10, Xiomara está al teléfono. Vamos a entrar al baño y doy un grito, hay una araña grande en el marco de la puerta. Incluso Katz llama a Xiomara, que la espanta sin más diciendo que no hace nada y que se come los escarabajos… ¡menos mal que no la he visto antes! A dormir con el arrullo del mar picado y la lluvia cayendo.
DÍA 16: NUESTRA DESPEDIDA MÁS TRISTE, DEJAMOS LOS CAYOS COCHINOS
Último día que nos levantamos con estas vistas. Último buenos días de Xiomara y Gael… Xiomara nos regala unas pulseras y un colgante. Café y galletas es nuestro último desayuno en Cayo Chachauate. Xiomara da 20 l (0,80 €) a Gael para que compre leche para su desayuno, le recuerda que traiga el vuelto también. Gael vuelve un rato después: no hay leche en ninguna pulpería, y le pide a Xiomara si puede comprarse las galletas que le gustan. Al decirle que si sale corriendo.
Vuelve con las galletas, le acompaña un amigo. Xiomara le da la primera galleta y Gael le dice super serio “Esta es para mi amigo, ¿vale mamá? Las comparto.” Hasta las 10 que viene Mango pasamos la mañana hablando con Xiomara y William, su marido, en la cocina en lugar de ir a hacer snorkel, un cambio hecho con gusto. Son personas entrañables. Toca irse, nos vestimos, Katz se pone camiseta por primera desde que se la quitó al llegar.
Xiomara nos repite que volvamos alguna vez, que ellos aún viejitos seguirán ahí y nos reconocerán. Acabamos los dos llorando, parece mentira cuánto puedes conectar con ciertas personas en poco tiempo. También me da pena despedirme de Sita y Matías, pero estoy casi segura de que algún día nos veremos y que mantendremos el contacto, así que es diferente.
DE CAYOS COCHINOS A LA CEIBA
Mango ha traído la lancha en lugar del bote, así que en 45 minutos estamos en Nueva Armenia. Esperamos en casa de Mango a que pase el bus, Katz recoge una camiseta que había olvidado en la habitación. A las 11:30 pasa el bus, montamos y a La Ceiba. Nos bajamos lo más cerca posible de casa de Germán, vamos andando lo que falta, y una vez allí un alivio la ducha y poder lavarme el pelo con champú. Ya ni noto que estoy duchándome con agua fría.
Cuando salgo de la ducha está allí Germán, que se ha escapado del curro un rato, y nos dice que de 18 a 20 de esta tarde va a hacer fotos a un evento de su empresa, así que quedamos en vernos en el muelle a esas horas. Él vuelve al curro y nosotros cogemos el bus al mercado central.
Allí vamos preguntando por varios puestos por la camiseta de la Selección para Katz, compramos una hamaca para Txama y Montse, buscamos un imán para Goizane (misión imposible) y seguimos buscando la camiseta de la selección. En la siguiente tienda que preguntamos nos dicen que igual tienen en Diunsa, junto al mall. Así que vamos para allí andando rápido, que a las 17:30 cierran.
PASEO Y COMPRAS POR LA CEIBA
Preguntamos a varias personas cómo llegar, ya que las explicaciones aquí son “vagas” y diferentes. Llegamos, pero la tienda es un super gigante donde venden las oficiales a 1230 l (50 €). Volvemos rápido a la tienda donde vimos la otra de imitación y se compra su camiseta por 120 l (4,85 €). Recados hechos. Vamos a comer un trozo pollo, lo sirven acompañado de tajadas y ensalada. Nos sabe a gloria, está riquísimo, 100 l (4 €) los dos.
Preguntamos cómo ir al muelle y nos indican, pero nos dicen que vayamos rápido que es peligroso. No son más de 5 minutos. Junto al muelle compramos lichas. Allí está Germán haciendo fotos y gente bailando aerobic… y siguen bailando cuando empieza a llover y cuando sigue jarreando. Nosotros nos metemos bajo techo ahí cerca y aguantamos un rato, luego nos vamos a esperarle tomando algo en un bar que nos ha dicho.
Nos tomamos una cervecita mientras llega, viene calado. Al poco viene una amiga, Marife, y sacan un cubo de cervezas. Katz y yo pedimos quesadillas para cenar, están riquiiiiiisimas. Unas cervezas después, y viendo que ellos siguen, les pedimos que nos llamen a un taxi y volvemos a casa en un taxi sin retrovisores. ¡Qué cansancio! Mañana ya veremos qué hacemos, ahora a dormir.
DÍA 17: AGUAS TERMALES Y TARDE LOCA EN LA CEIBA
Nos levantamos y hacemos tiempo a que Germán despierte, ha llegado tarde a casa. Cuando se levanta hace unas llamadas: ya tenemos plan para hoy. Su tío le deja el carro, y Marife se viene con nosotros a unas aguas termales. Pasamos a recoger a Marife por su casa y vamos al super. Compramos cervezas, churros y sofrito que dicen es para echar en los churros.
De aquí a una pizzería, donde desde el coche piden una de peperoni a 99 l (4 €). Ya son las 12, nos dirigimos a las aguas termales. Germán conduce fatal, dice que es porque el carro es automático, pero se hace eterna la ida. Llegamos, descargamos la comida y mochilas en una mesa, y se pone a llover. Directos a la poza de agua caliente, está buena.
No tenemos fotos de este sitio pero puedes ver algunas aquí con información sobre el lugar. Ahí nos quedamos, raja que te raja. Incluso se nos juntan la hermana de Marife de 24 años con su cuñado, su marido y su hija de 4 años. Ellos piden comida, y cuando les sirven y se ponen a comer… entonces sí que se pone a llover. Es como el día de la excursión a Pico Bonito, como si echasen cubos de agua desde arriba.
Probamos las tajadas de churro con sal y las de chile y limón, me gustan más las primeras, y el sofrito está bueno, es como tipo Dippas. A las 16:55 salimos, el parque cierra a las 17. Llevamos a remojo más de 4 horas. Llegamos al coche calados, vuelve a llover.
Así se miran la vistas de Pico Bonito desde La Ceiba ⬇.
MANEJANDO POR HONDURAS SIN CARNET
Germán y Marife van un poco tocados de tanta cerveza, así que Katz prefiere conducir él. Los primeros 5 minutos son horribles, los cristales son tintados, se empañan, y el aire acondicionado no funciona para desempañar, así que con una toalla va limpiando. A esto se suma la lluvia, que no para, y no se ve bien la carretera (no se ve, ni bien ni mal).
Los coches nos adelantan. Germán nos avisa que teníamos que coger un desvío después de pasarlo, así que toca dar media vuelta. Se supone que venimos a este pueblo para probar unos pasteles de tiburón. Preguntamos a una señora y nos indica una carretera, la seguimos hasta que llegamos a un puente estrecho, muy estrecho.
Marife dice que es seguro por aquí, que pasamos fijo porque los coches pasan. Katz y yo no lo vemos claro, quizás pasen coches más pequeños, pero este doble lo dudamos. Germán pregunta a unos niños que están jugando al lado y dicen que sí pasa. Imposible. Al final Katz decide echar marcha atrás, y cogemos otro camino, al final del cual hay un puente… “¡Este sí que me suena!” dice Marife… ¡la mato! ¿No le sonaba el otro? Este era el puente por donde pasan todos los coches, y no el otro… Claro, ¡este al lado del otro parece una autopista!
Afortunadamente este no era nuestro carro…
NOS LIBRAMOS DE LA POLI Y BUNBURY QUE NO PARA
Preguntamos por los pasteles pero parece que no hay, sólo tienen cuando pescan algún tiburón pequeño. Bajo instrucciones de Germán, seguimos adelante y aparcamos el coche junto a la playa. Katz y yo nos acercamos a verla, parece bonita y larga, aunque sólo vemos con la claridad que proporciona la luna. Volvemos junto al coche… y Germán y Marife han desaparecido. Sólo hay un bar cerca, así que vamos y allí están.
Han sacado una ronda de cervezas y un chupito de gifiti para cada uno. Insisten para que Katz se lo tome, pero no entienden que él no quiera beber por tener que conducir. De vuelta al coche, los cristales se siguen empañando, pero al menos no llueve. En la tablet de Germán sigue sonando Bunbury desde esta mañana, ya me está rayando un poco.
Al poco Germán y Marife nos dicen “Cuidado, ahí está la poli, y casi siempre paran”. Veo un túmulo y aviso a Katz de que frene, pero no me oye y lo pasamos a más velocidad de la debida, justo al lado de la poli. Nos miran, y pasan de nosotros. Germán y Marife emocionados y descojonándose de haber pasado. De aquí al centro de La Ceiba a cenar baleadas a un sitio que conocen y que les gusta por el chile super picante.
KARAOKE DE REMATE
Al bajarme del coche, y mientras Katz hace maniobras para acercar el coche a la acera, veo algo negro en un charco, y no se porqué me da por levantarlo de una esquina… ¡es el ipad de Germán, aún con Bunbury sonando! Cenamos y vamos a preguntar a Mirna si los buses paran en las Cascadas de Pulhapanzak, nos dicen que dejan cerca pero nos cobran todo el billete como si fuéramos hasta Tegu, así que ya lo pensaremos.
Ahora karaoke, Germán está emocionado cantando canciones que yo no he oído en mi vida. Nos presenta a la dueña y a unos amigos, y unas canciones después nos retiramos a casa, que mañana tocan buses de nuevo. Nos despedimos de Marife, y de Germán por si no nos vemos mañana, ya que nosotros vamos a madrugar. Katz pide a Marife que avise al taxista de ayer para que nos recoja a las 05:15, y con esto confirmado nos vamos a dormir.
DÍA 18: PULHAPANZAK ES EL LIBRO DE LA SELVA
A las 5 suena el despertador, salimos fuera a esperar al taxi. Germán se levanta a despedirnos. A las 5.20 Marife llama, el taxista le ha llamado que envía a otro taxi ya que su coche tiene algún fallo. Se nos va haciendo tarde. Justo pasa la amiga de Germán que es la dueña del karaoke donde estuvimos anoche, y se ofrece a llevarnos ¡Genial!
Nos deja en Mirna, y compramos el billete para el bus de las 05:30 a San Pedro Sula, que lleva retraso y saldrá a las 06:00. Nos sentamos atrás del todo que hay más espacio para las piernas, pero en un rato empezamos a cocernos. Ahí está el motor y suelta muchísimo calor.
Una vez en San Pedro Sula buscamos los buses a las Cascadas, el siguiente es a las 11. Compramos los tickets (40 l (1,60 €) por persona) y mientras esperamos vamos a sacar dinero y comer algo. Vamos al minibus, que ya es la hora. 1h40’ es aprox la duración de este viaje, el minibus nos deja justo en la entrada de las Cascadas.
Preguntamos en taquilla si tienen algún alojamiento y nos dicen que sí. Hay unas cabañas que incluyen cena, alojamiento, desayuno y almuerzo por 128 usd (121€). Caro, carísimo para ser Honduras. Preguntamos a ver si hay algún otro hotel cercano más económico y sí lo hay.
LAS CASCADAS DE PULHAPANZAK, LA INSPIRACIÓN DE DISNEY
El Villa Ribera en San Buenaventura, el pueblo más cercano a Pulhapanzak. Vamos andando a él, sólo tienen una habitación libre de 3 camas de matrimonio con baño privado. Nos preparan una de las camas y nos cobran 430 l (17,30 €). Bañador puesto y cámara en mano, andando a las Cataratas. Entrada 70 l (2,85 €) por persona. Vamos por el sendero junto a ellas y preciosas ¡cae mucha agua!
Vemos que hay otra plataforma más allá y buscamos el camino para ir. Llegamos y en 1 minuto acabamos calados de la cantidad de agua que nos salpica. Tenía buen gusto Walt Disney cuando las eligió como modelo para el Libro de la Selva, solo faltan Mowgli y Baloo…
De aquí a las pozas a bañarnos, a mi no me atraen mucho. Me parece muy soso y ni el agua es cristalina, sino marrón. Katz sale y preguntamos por las tirolinas… ¡Nos animamos! Yo voy la primera… las tres primeras sin más, ¡pero las otras son geniales por encima de las Cataratas! Al terminar pasamos por un cementerio justo al lado de las cataratas.
De regreso al hotel damos una vuelta por el pueblo con el fin de enterarnos a qué hora salen mañana los buses a Tegucigalpa. Compramos un par de bolsas de agua en la pulpería y a la habitación a ducharse por fin. Decidimos cenar en el hotel, y nos pedimos por 50 l (2€) cada uno un trozo de pollo con tajadas y ensalada para cada uno. ¡De 10! ¡Bueníiiiisimo! Y pronto a la cama de nuevo, que mañana volvemos a madrugar.
DÍA 19: FRONTERA EL AMATILLO ENTRE HONDURAS Y EL SALVADOR
A las 5 ya estamos saliendo del hotel. Llegando a la parada del bus vemos venir uno. Nos montamos pero nos lleva hasta la plaza del pueblo, donde para unos 15 minutos mientras sigue entrando gente. Arrancamos con un montón de gente de pie, vamos como sardinillas en lata.
Aún así sigue haciendo paradas (la parada oficial es donde alguien levante una mano) y sigue subiendo gente. ¿Cómo lo hacen? Deben ser autobuses mágicos estos de Centroamérica, porque en otro sitio es imposible que entre tanta gente. Nos deja en un cruce donde hay una “marquesina” de madera, ahí dicen que paran los buses a Tegu. En la marquesina hay un señor que nos lo confirma, justo ve uno a lo lejos y nos dice que ese va, así que lo paramos y para arriba.
CONVERSACIÓN SURREALISTA CON TICA BUS
Pedimos al chico del bus que nos avise y nos pare en Tica Bus, para coger uno directo a San Salvador. Así lo hace, y nos bajamos debajo de un puente, junto a una carretera de doble carril en cada sentido, en medio de la nada. Nos señala un cartel a lo lejos y dice que ahí está Tica Bus. Pues nada, a caminar. Son las 10 cuando llegamos a Tica Bus, y hay un chico en el mostrador contando un fajo de billetes. No nos hace ni caso. Conversación:
Nosotros: ¿Es esto Tica Bus?
Él, contando billetes: Si
Nosotros: Queremos ir a San Salvador
Él, parando y levantando la vista medio nanosegundo: Vale, ¿para mañana entonces?
Nosotros: No, para hoy
Él, sigue contando y ni levanta la vista: No, para mañana a las 6
Nosotros: No, queremos para hoy
Él: No hay
Nosotros: ¿Cómo que no hay?
Él: No señor, salen a las 6 de la mañana
Nosotros: Pero nosotros necesitamos ir hoy
Él, sin dejar de pasar billetes de una mano a otra: No, señor, mañana
Nosotros: ¿No hay alguna forma de ir hoy?
Él, dejando de contar y señalando un póster gigante de la compañía: No señor, todos los
directos de todas las compañías salen a las 6
Nosotros: ¿Y sin que sea directo?
Él: Si señor, con trasbordo en la frontera
Nosotros: ¿Y puedes decirnos dónde se toma? ¿Está muy lejos?
Él… (pero cuántos billetes hay en ese fajo? No puede parar de una vez y contarlos de golpe
a la que nos vayamos?): Aquí al lado nomás señor, bajan unas gradas antes del puente y por
ahí pasan los que van a la Frontera El Amatillo.
Nosotros: Gracias, buen día
Él: ….
EN BUSCA DEL BUS A LA FRONTERA
Vamos hacia el puente, preguntamos a unos polis que nos lo confirman, así que bajamos. Esperamos un poco pero los que pasan de momento no van en nuestra dirección. Baja un chico a la “parada”, y nos dice que no, que los buses a la frontera paran en una plaza, que subamos las gradas y esperemos ahí un bus que nos lleve a la plaza. Subimos y preguntamos en un taller, donde no se ponen de acuerdo y cada uno dice una cosa.
Decidimos ir a la dichosa plaza, donde volvemos a preguntar. Justo hay un bus parado que va a la frontera… ¡por fin! ¡Menos mal!
En la frontera los trámites habituales, cambiamos las lempiras por dólares y estamos de nuevo en El Salvador. Tenemos que andar unos metros hasta los buses, preguntamos para ir a San Miguel (ya que las horas que son a San Salvador llegaríamos muy tarde y no queremos llegar allí una vez haya anochecido).
Hay que coger un bus a Santa Rosa y ahí cambiar al otro. Empieza a llover. En el trayecto de bus hasta Santa Rosa, el chico del bus y otro nos aconsejan llegar hasta San Salvador en lugar de quedarnos en San Miguel, así que cambiamos planes e intentaremos llegar a San Salvador… ¡a ver qué pasa! Cambiamos de bus, destino San Salvador. Ahora sí que llueve, de la lluvia de aquí. Hace frío dentro del bus por el aire acondicionado y nosotros en tirantes. Antes de mitad de recorrido quedamos ya muy poquitos en el bus.
NOCHE EN EL MOTEL PASADENA DE EL SALVADOR
Un chico nos deja su tlf para llamar a Kike y avisarle de que iremos mañana a Sonsonate en lugar de hoy. El aire acondicionado empieza a soltar agua helada a chorritos, casi todos nos tenemos que mover de asientos para no mojarnos y ocupar los de los pasillos ¡menos mal que no va lleno!
La conducción es terrible, llueve a rabiar, la carretera no se ve y el bus sigue a toda pastilla. Un mexicano tiene frito a Katz, venga a hablar con él. Llegando a San Salvador le empieza a decir lo peligrosa que es la ciudad, y Katz le dice que prefiere no saberlo. Llegamos a la terminal, aquí no hay hoteles. Como el mexicano ya se lo había avisado a Katz, llegábamos con la idea de coger bus a la terminal de occidente, la misma desde la que mañana cogeremos el bus a Sonsonate.
Esperamos un poco al bus, pero el cansancio, las horas y la oscuridad nos puede y preguntamos a un taxista cuánto nos cobra. 5 usd (4,75 €) por los dos. Aceptamos y montamos, le preguntamos si conoce algún hotel económico cerca de la estación y nos lleva al Pasadena, 12 usd (11,30 €) la noche. Muy sencillo pero vale para unas horas. Allí dejamos de recuerdo en la pared un mosquito gigante pegado de un zapatillazo.
Salimos a comprar unas pupusas para cenar, que nuestra comida de todo el día ha sido la pizza que sobró de ayer. La pupusería está a 5 min a pie, nos las llevamos a comer al hotel. 2 de queso para mi y 2 de chicharrón y queso para Katz. Demasiado gorda la masa, no me van mucho. Y a dormir mucho, agotados como siempre y con el ruido de una super tormenta de fondo.
DÍA 20: DE SONSONATE A LOS CÓBANOS
Queremos coger el bus pronto, así que a las 5.30 estamos saliendo con un cafelito en el estómago cortesía del hotel. Esta noche ha llovido un montón, la cama no era muy cómoda pero hemos dormido. Katz ha avisado a Kike (host de Couchsurfing) antes de salir del hotel que cogemos en breve el bus, para que esté a recibirnos en la estación de Sonsonate.
A medio camino, el chófer para un momento para comprar su desayuno sin bajarse nadie del bus, ni siquiera él: las señoras le acercan lo que pide. Katz aprovecha y pide también desde dentro del bus 2 milhojas para desayunar. A 10 minutos para las 8 llegamos a Sonsonate. Salimos y no está Kike.
Preferimos esperar dentro sentados. A las 9, Katz pregunta a una dependienta si puede usar su tlf y avisa a Kike de que estamos ahí. Se ha dormido. Al final Kike llega a las 09.30… ¡es un chaval de 17 años! Tenemos que andar como 20 min con las mochilas hasta la parada del bus que va a su casa. Otros 10 para llegar a su casa (que también es una abarrotería).
Estamos en medio de la nada, es una colonia que nos dicen se llama Concepción. La casa es muy humilde, además tienen alojados desde hace una semana a una pareja de argentinos, también de Couchsurfing, que se suponía que se iban hoy y nos iban a dejar su cuarto, pero han decidido quedarse ahí así que no sé dónde dormiremos.
VAMOS A LAS PLAYAS DEL PACÍFICO EN LOS CÓBANOS
El panorama es muy relajado, los argentinos están en travesía larga y no se les ve con mucho ánimo de movimiento. Katz me dice que vayamos a Los Cóbanos, que hay playa, y si nos gusta y encontramos algo económico, nos quedemos a dormir allí. Así que dejamos las dos mochilas grandes, y con las dos pequeñas le comentamos a Kike que vamos para Los Cóbanos.
Vamos con él y el argentino hasta el centro de Sonsonate, donde agarramos otro bus hasta la Terminal. Aprovechamos a comprar unas lichas, y al bus. Sale en 10 min. Empiezan a entrar vendiendo jugos, caramelos, fruta… nosotros compramos yuca frita, está muy rica. Tarda como unos 45 min en llegar a Los Cóbanos. Al bajarnos preguntamos a unas señoras dónde hay hoteles y nos dicen que toda la primera línea de playa.
Empezamos por la izquierda mirando al mar, vemos varios y la cosa cada vez pinta peor. Están bastante mal y el más “decente” sale 35 usd (33€) la noche, una barbaridad. Llegamos a uno con muy buena pinta, la habitación está genial. Nos dicen que 80 usd (75,50€) la noche, les decimos que es muy caro y nos dejan dos noches a 75 usd (71€).
SEGUIMOS BUSCANDO HOTEL EN LOS CÓBANOS
Decimos que nos lo pensamos y vamos a seguir mirando, aunque contentos por haber encontrado eso y a la vez aliviados. Junto a este hotel se acaba este lado del paseo, y para pasar a la siguiente parte hay que cruzar un riachuelo.
Hace mucho calor, así que me quedo con las mochilas y el calzado sentada en una roca mientras Katz va a mirar algo más al otro lado por si acaso. Viene al rato diciéndome que cruce, ha encontrado algo. Es un hotel, Los Cóbanos Lodge, que nos deja dos camas en habitación compartida de 10, a 20 usd (18,85 €) la noche… ¡y nos promete que si viene gente les mete en otra habitación y nos deja esa entera para nosotros!
Está muy bien, súper limpio… ¡Y con desayuno incluido! Aquí nos quedamos, vamos al agua nada más dejar las mochilas. Es una pena porque está revuelta y hay muy poca visibilidad, vemos algún pez pero poca cosa.
Hay un bar en la arena, en el lateral por el que entramos en la playa. La chica que está allí nos dice que es por las mañanas cuando hay que ir, que a esas horas sí se ven peces. Así que rato de relax en el hotel… Paseo por la playa… Otro rato al agua a saltar olas… Y de merienda unos nuédalos de yuca con aguamiel.
CENA Y HASTA MAÑANA
Ya en el hotel miramos la carta para la cena, y 10 usd (9,45 €) lo más barato. Katz pregunta al dueño si tiene algo más económico. Nos dice que le digamos qué queremos y nos cobra 3 usd (2,85 €). Katz pide pollo y yo pescado… ¡la cantidad de pollo no es mucha, pero yo me pongo las botas! No hay mucho más que hacer, así que a dormir.
A las 19:30 estamos ya roncando… ¡Hasta que a las 20:10 nos despierta la música a todo volumen! A las 20:50 paran la música y ya podemos dormir tranquilos… ¡Hasta que la tormenta me despierta! No hay noche que no llueva, además tengo mucho calor. En fin… ¡hasta mañana!
DÍA 21: LOS CÓBANOS, EL RELAX
Nos despertamos muy pronto, relax, charla con el dueño del hotel. Es un personaje, de madre israelí y padre salvadoreño militar. Religioso. Sigue pagando un diezmo a Israel como ayuda. Trabajó 20 años de jefe de cocina en Royal Caribbean, donde entró a currar gracias a un tal Joaquín que le ofreció su ayuda y al que nunca volvió a ver, él piensa que fue Dios que le vino a ayudar.
La presencia de la comunidad Israelí es enorme en El Salvador. Nos prepara una tortilla con queso, una pupusa y café para cada uno de desayuno. Sin prisa allá para las 12:30 vamos a la playa, el día está nublado y el mar se ve picado… ¡pero no nos esperábamos ver esto!
LA PLAYA DE LOS CÓBANOS
La marea se ha retirado varios metros adentro, dejando al descubierto un mar de rocas. Vamos andando por ellas hasta el final, donde se supone que empieza el arrecife, pero imposible meterse al agua. Hace mucho calor aquí, no sabemos si porque son de lava, estas rocas absorben muchísimo calor, y estamos sudando como pollos. De vuelta al hotel ducha, piscina, tranquilidad…
A la tarde otro bañito sin máscara y con olas, mientras el Barça juega contra el Manchester y gana 4-1. Se ha alojado en el hotel un americano (de Los Ángeles) con rastas hasta el culo. Le han metido en otra habitación tal y como nos prometieron.
Se llama Ryan, y está viajando de Panamá hacia arriba. En otro de los dormitorios grandes hay alojada una familia de Ticos (guatemaltecos). Hoy para cenar pido camarones con patatas. Katz sigue con el pollo y se mete además dos hamburguesas, mientras intenta entender el beisbol con ayuda de Ryan que es un apasionado del deporte. A las 21:30 a dormir.
DÍA 22: UN ÚLTIMO VISTAZO, IZALCO
Por supuesto metiéndonos tan pronto a la cama, estamos levantándonos muy pronto. Paseo hasta la playa, al salir del hotel vemos que los ticos tienen una parrilla montada en la entrada y se están haciendo su desayuno a base de chorizo, morcilla… ¡menudo olor, qué rico! El mar sigue con la marea alta y picada pero con olas más grandes y fuertes, así que nos quedamos sin baño. Es una gozada ver así el agua, meter el dedo gordo, y notarla caliente…
Llegamos al hotel, y los ticos nos tienen preparada una bandejita con parrillada para que probemos: frijoles, dos tortas de trigo, dos choricillos criollos blancos y dos rojos. ¡Ricos, ricos! ¡Qué majos! En el hotel nos preparan para desayunar pan francés con mantequilla y café. Y tranquilidad durante la mañana, haciendo tiempo a que baje la marea y poder hacer unas fotos.
Al fin vamos, y aunque la marea no está tan baja como nosotros queríamos, hacemos unas fotos, cangrejos saltarines incluidos. Tomamos una cervecita en el bar y vuelta al hotel a recoger las cosas mientras en la playa de enfrente del hotel hay dos niños jugando con una cometa. Vamos al bus, tenemos suerte y en 5 minutos pasa. En este trayecto nos fijamos en que tienen ¡9 marchas! Como es pronto y en casa de Kike no hacemos mucho, decidimos ir a visitar Izalco. Para ello tenemos que coger varios buses.
APROVECHANDO PARA VISITAR IZALCO
Primero un bus de la Terminal Nueva (la de Los Cóbanos) a la Terminal Vieja, y ahí otro hacia Izalco. Según llegamos empieza a chispear así que no hacemos mucho, una vuelta por la calle principal hasta la iglesia y vuelta. Pero… en esa vuelta vemos puestos de comida. ¡Pues a comer! Comemos una torta mexicana cada uno, y un bol de yuca frita con un cuero (están mucho mejor los de amama… ¡anda que no me acordé de ellos!).
Todo ello regado por dos bolsas de agua, acabamos a reventar por 4,10 usd (3,90 €). Bus de vuelta a Concepción. A casa de Kike a recoger las mochilas. Menos mal que Katz se sitúa y bajamos en la parada correcta, porque yo aquí sí que ando perdida. Conocemos a su hermana y sus sobrinos. Nos despedimos de todos ellos, y cogemos bus a la Plaza Central y de ahí otro a la Terminal. Aprovechamos y compramos en el mercado más lichas (20 por 1 usd (0,95 €)) por si nos entra hambre luego.
10 min de espera en la terminal de Sonsonate y bus a San Salvador. Hemos avisado por whatsapp al taxista del otro día para que pase a por nosotros al mismo hotel a las 5 de la mañana para ir al aeropuerto, así que una cosa menos de qué preocuparse. Bajamos del bus, compramos dos pupusas en la misma pupusería del otro día, y nos alojamos de nuevo en el motel Pasadena.
Nos dan la misma habitación que el otro día, el mosquito pegado a la pared nos da la bienvenida. Organizamos todo y yo no aguanto, mis ojos se cierran, así que sobre las 20:00 me duermo.
DÍA 23: REGRESO Y FIN DE VIAJE
A las 04:50 suena la alarma, es hora de irse. Vamos a recepción a esperar al taxista. A las 05:10 el taxista aún no ha llegado, así que Katz le avisa por whatsapp de que nos marchamos. Cogemos taxi por 30 usd (28,50 €).
En el control policial nos quitan las dos botellas de cerveza vacías que llevamos para la colección del Enorme (Salvavidas y Pilsener), un mechero, y la piedra pómez que nos dio Xiomara en Chachahuate. No podemos hacer nada, ya que no me dejan volver atrás a facturar mi mochila. Gastamos los 3 usd (2,85 €) sueltos en un café y una galleta para mi, Katz se desayuna las pupusas que compramos anoche.
El resto es un trajín de 3 vuelos, películas, juegos (¡soy la ganona del Tetris!), horas de no pegar ojo… El avión despega a las 07,50 del 22 de Octubre de El Salvador (15,50 del 22 de Octubre en Bilbao), y llegamos aquí a las 13,20 del 23 de Octubre… más de 24 horas sin dormir pero… ¡Que nos quiten lo viajao!
Volcanes impresionantes, mil tonalidades de verde, mariposas transparentes, blancas, azules, grandes y pequeñas, baños en ríos, cascadas y mares. Risas de los niños, sus preguntas, sus miradas de curiosidad… Momentos en los que el tiempo se detiene en la conversación con una persona que acabas de conocer y no volverás a ver… Incluso esos momentos de apretuje en buses y minibuses, con hombres con sombrero de vaquero y mujeres con delantales de mil y un volantes, lazos y colorintxus… Experiencias y recuerdos que siempre quedarán.
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