Contamos en este DIARIO la escapada de fin de semana que hicimos al DESIERTO del SÁHARA por libre, no confundir con el viaje que hicimos por el SÁHARA OCCDIENTAL, sino al desierto del Sáhara en MARRUECOS. Si quieres ir al Sáhara Occidental puedes mirarte Qué ver y hacer en el SÁHARA OCCIDENTAL, turismo en el DESIERTO.
Las oportunidades hay que aprovecharlas. Vimos unos vuelos perfectos (26€ I/V por persona) que salían el sábado y regresaban el martes, con origen Madrid y destino Ouarzazate. Es el aeropuerto con vuelos low cost más cercano a la entrada por Marruecos al desierto del Sáhara.
Así que Salimos de Bilbao, dejamos a nuestros pasajeros de Bla Bla car en Madrid, aparcamos el coche en el pueblo de Barajas y a las 15:30 del sábado ya estábamos en Ouarzazate. Ahora “sólo” teníamos que llegar a Mhamid. De allí queremos hacer realidad la fantasía de subir dunas y ver un mar de arena perderse en el horizonte.
Viajamos del 16 al 19 de Marzo de 2019, en el puente de San José. Obviamente el clima es seco, un poco ventoso y fresco por la noche, aunque al poco de llegar al desierto del Sáhara nos cayó una tormenta. Todo lo hemos hecho en autobuses y taxis compartidos. Nos gastamos cada uno un total de 140 euros, de los cuales 26 € en vuelos, 45 € en buses y taxis para llegar a Mhamid, 55 € para llegar a Erg Chigaga y dormir en las dunas y el resto en comida y compras.
Hicimos 600 km por MARRUECOS en 4 días para perdernos literalmente por el desierto, y ver cómo nos caía una tormenta en plenas dunas desérticas del Sáhara. Este es el DIARIO de nuestra escapada al DESIERTO del SÁHARA por libre:
DÍA 1: NOS VAMOS DE PUENTE AL DESIERTO DEL SÁHARA
Salimos de Bilbao con pasajeros de Bla Bla car a bordo, que dejamos en el pueblo de Barajas para luego agarrar el vuelo de Ryanair que nos deja en Ouarzazate, a sólo 260 Km de nuestro destino para esta noche: Mhamid. Hemos planeado la ruta hace semanas, ya que compramos los vuelos con mucha antelación, como casi siempre, para aprovechar los precios. 26 euros ida y vuelta desde Madrid.
Así que empieza el plan. Aterrizamos a las 15:30 en Ouarzazate, tenemos que ir a la estación de bus de CTM, a 30 minutos andando, y pillar un bus que sale a las 16:30 hacia Zagora. Después enlazar con otro a las 19:30 desde allí hasta Mhamid, último pueblo antes de las dunas de Erg Chigaga, parte del desierto del Sáhara marroquí.
CÓMO LLEGAR A MHAMID
¡Al desierto! La gestión del sellado del pasaporte se demora más de lo previsto y ya estamos justos de tiempo cuando sucede algo genial. Afortunadamente, sellando los pasaportes coincidimos con un grupo de gente fantástico que también van para Mhamid, ¿sí? ¿en serio? y juntos decidimos compartir 2 taxis hasta Mhamid, ya que ahorramos mucho tiempo y apenas nos sale 8 € más por persona que el autobús, pagamos aprox 80€ por cada taxi.
Estas txabalas y txabales (son tan jóvenes como nosotros o ¡incluso más! 😉), forman parte de un grupo que se dirige a Mhamid con MoradasDeTierra (un equipo de personas que apuestan por una eco-construcción sostenible y bio-climática). Han organizado un taller de permacultura para ayudar a conseguir tierra cultivable en el desierto del Sáhara, que además coincide con el festival taragalte.
El viaje es super ameno e interesante, aprendiendo y compartiendo experiencias. Los taxistas genial, con paradas varias para comprar provisiones, comer e incluso en viewpoints turísticos para gozar de paisajes rocosos remotos y palmerales con dátiles deliciosos.
NOCHE BAJO LAS ESTRELLAS A LAS PUERTAS DEL DESIERTO
Finalmente llegamos a Mhamid, y Faisal, nuestro anfitrión para esa noche, ya nos está esperando. Le hemos avisado por el camino y él ha arreglado con el taxista un punto de encuentro. Para la primera noche hemos reservado una habitación en el hospedaje “Camp Under Stars” que también se llama “Locals Under the Stars” a través de Booking. No está mal y tiene un precio imbatible, 9 euros habitación doble con desayuno.
Aunque recomendamos más a su primo Hassan, un chaval majísimo que tiene este AirBnb muy confortable y familiar que usamos al regreso y además está en el centro del pueblo. Como ya hemos avisado que llegaríamos con hambre, no tenemos que esperar mucho para cenar un tajín cuya parte más sabrosa eran las verduras.
Después, con la barriga llena, nos invitan al té junto al fuego. Como hacen habitualmente con todos los turistas, sacan timbales, una guitarra, unos cuantos amigos y nos dan un concierto junto la hoguera y bajo las estrellas antes de ir a dormir.
DÍA 2: FIN DE SEMANA EN EL DESIERTO: PERDIDOS EN EL SÁHARA
Salimos de Bilbao con muchas ganas de llegar a las dunas saharianas. Al final se nos echó la noche encima y acabamos solos, descalzos, de noche, desorientados y sin luz deambulando por las dunas, ¿cómo es posible? Pues lo puedes ver en este vídeo del desierto del Sáhara, donde se pone a llover y casi nos perdemos en las dunas.
Pero antes el día empieza tranquilo, viendo amanecer con los pájaros cantando y caminando un poco por los alrededores de la parte vieja de Mhamid. Saludamos a los camellos. Están tristemente atados por las patas para que no puedan salir corriendo. Después nos entretenemos viendo a la chavalada jugar un partidillo de fútbol mientras llega nuestro 4×4 para llevarnos a Erg Chigaga.
Esta es una de las zonas marroquís del desierto del Sahara con dunas espectaculares que está a unos 45 km de Mhamid. Sobre las 11 de lamañana llega nuestro transporte, que contratamos con mucha antelación con Mohamed de Nomand Camp aunque en Booking se llaman Chegaga Berber Camps.
Por cierto, casi cualquier persona de Mhamid puede organizarte una excursión a las dunas con más o menos lujo y por más o menos precio, aunque son bastante reticentes a hablar de precios entre sí. Si vas a negociar allí, es mejor hablar con varios. Para regatear no dar nombres específicos de quién da mejor o peor precio, sino ser más genérico ya que todos se conocen entre sí.
CÓMO LLEGAR A LAS DUNAS DE ERG CHIGAGA
En pocos minutos sales de Mhamid y estás ya con el desierto frente a ti. El camino es tranquilo y llevadero, se hace muy entretenido. Durante las dos horas que se tarda en llegar encuentras camellos a la sombra de arbustos, pequeñas dunas que subir y bajar con el vehículo. Hay decenas de senderos y caminos que parecen conducir todos hacia el mismo sitio.
Se hacen algunas paradas para tomar fotos de dunas, paisajes rocosos o animales que puedan aparecer por el camino. Y lo que más nos llama la atención, un pozo de agua a muchos kilómetros de Mhamid, lo que para nosotros ya era en medio de la nada. Está custodiado por una mujer que vende unas artesanías chulísimas, síntoma de que a todos los turistas nos llevan por ahí.
Así llegamos al campamento y tras dejar las mochilas y curiosear un poco, enseguida nos vamos a pasear y caminar por las dunas. La sensación es genial, arena y mas arena hasta donde alcanza la vista, un paisaje precioso y una tranquilidad sólo perturbada por las rachas de viento que moldean la parte superior de la dunas.
Tras un buen rato, vamos a tumbarnos en una de las jaimas y degustamos un té con cacahuetes de merienda. Mientras tanto charlamos con los currelas del campamento, su jefe y otra pareja de alemanes que han venido con nosotras. Y en eso estamos cuando el viento se hace más presente, el cielo se oscurece de repente y empieza a llover… ¿qué? ¿cómo? ¿Salimos del Bilbao al desierto del Sáhara y se pone a llover?
TORMENTA EN EL DESIERTO
Pues sí, el colmo de un bilbaíno, ir al desierto y que llueva. Pero además, es que caen unas buenas gotas, y rápido nos vamos a disfrutar de tan extraño suceso meteorológico sobre las dunas. La lluvia no dura mucho y decidimos probar un poco el sand board, con el resultado tan lamentable. Se puede ver en nuestro vídeo «sandboard» en las dunas del Desierto del Sahara. Y es que tienen tablas de snow (sand en este caso…) para que los huéspedes se aventuren libremente dunas abajo, pero no es lo nuestro y enseguida desistimos.
Para finalizar el día nos marcamos el objetivo de ir a ver atardecer a la duna más alta que podemos contemplar desde nuestra posición, y poco a poco caminamos hacia ella dejando nuestro campamento atrás. No sin esfuerzo logramos subir hasta arriba. El atardecer promete mucho, hasta que unas nubes tapan el sol unos 25 minutos antes de su puesta, y decidimos regresar…
Pero claro, ¿por qué vamos a volver por el mismo camino que hemos venido? Desde lo alto de la duna, nuestro campamento se ve perfectamente, no parece muy lejano. Así que en vez de regresar a él por la cresta derecha de la duna a la que subimos, decidimos volver por la izquierda sólo por cambiar y sucede… con lo que hemos estado bromeando toda la tarde, sucede.
NOS PERDEMOS, NOS PERDEMOS EN EL PUTO DESIERTO DEL SÁHARA
Caminando de regreso hacia el campamento, tras el precioso semi-atardecer, nos entretenemos por las dunas viendo cómo los escarabajos salen a tomar el fresco mientras los últimos rayos de sol iluminan las crestas de las dunas más altas. Llega un momento de duda en la parte baja de una duna, ya hemos subido y bajado varias dunas, y empezamos a estar cansados… y aunque no lo sabemos, desorientados también.
Así que tomamos la dirección equivocada, bordeando justamente la cara opuesta de la duna que bordea nuestro campamento. Es decir, que si hubiésemos subido a esa cresta de la que apenas nos separaban 15 pasos habríamos llegado al campamento justo antes de que oscureciese, con un poco de luz natural aún, y tiempo para cenar y estar un rato a gusto contemplando las estrellas pero… no.
Continuamos por el borde de la cresta y sin saberlo cada vez nos alejamos más. Hasta que ya con la noche encima y desde lo alto de una duna logramos ver una luz, una bombilla encendida de algún campamento. Ese rato desde que se ha puesto el sol hasta que hemos visto la luz, se ha hecho eterno, pero no habrá durado más de 4 o 5 minutos.
Ya nos vemos salvados, cuando bajamos al campamento iluminado por una bombilla y vemos que está vacío, ¡vacío! No hay nadie, nadie contesta a nuestros gritos. Alguno ya está pensando en técnicas de supervivencia nocturna, como excavar una madriguera en la arena, o echar abajo una de las puertas de alguna jaima para pasar la noche…
PERDIDOS, ACOJONADOS Y ENCONTRADOS EN EL DESIERTO DEL SÁHARA
Pero de repente escuchamos un, ¡YES!, ¡Sí! había alguien. Los cuidadores, o propietarios de ese campamento, aparecieron entre las sombras y como podemos nos intentamos explicar.
Ellos saben inmediatamente que estamos perdidos, y tras enseñarles unas fotos de la cámara donde se veía nuestro campamento, nos dan indicaciones para llegar hasta él: “subiendo un par de dunas llegáis en 5 minutos”. Nosotros: ¿5 minutos andando solos por las dunas de nuevo? ni de coña colegas, aquí nos quedamos a dormir o alguien nos acompaña. Lo sentimos mucho pero, solos, de noche, ya no vamos a ir a ningún lado.
Así que entre risas y muy amablemente uno de ellos nos acompaña durante más 10 minutos a través de al menos 3 dunas y en oscuridad absoluta, solo rota por la luz de luna. Aparecemos sudorosos y jadeando por uno de los altos que rodean el campamento, mientras los focos de un 4×4 iluminan en nuestra dirección ya que justamente salían a buscarnos.
Y de esta forma, como si nos estuviesen abduciendo unos extraterrestres con un haz de luz, entramos en nuestro campamento, mientras recibimos la bronca de Mohamed por turistas imprudentes, aunque seguro que él nos llama algo más que imprudentes… y con razón.
Afortunadamente, la cena no se había enfriado, y damos buena cuenta de ella. Todo ha quedado en un susto, y acabamos pasando la noche junto a la hoguera compartiendo el rato bajo las estrellas.
DÍA 3: REGRESO A MHAMID
Ya por la mañana, intentamos levantarnos para ver amanecer, pero un desajuste horario hace que nos levantemos cuando ya ha amanecido. Por suerte, el sol acaba de salir y podemos ver cómo las dunas van cambiando de color a medida que sube el sol y los rayos calientan el ambiente más y más.
Tras un suculento desayuno, nos aventuramos a buscar el lugar por el nos hemos perdido ayer. La verdad es que no tenemos que alejarnos demasiado, ya que descubrimos que hemos pasado justo al lado del campamento (muy, muy cerca). Pero la desorientación y el cansancio de subir y bajar dunas evitó que nos asomásemos por encima de la cresta debida.
Una vez resuelto el misterio, aprovechamos a disfrutar un último rato en las dunas del Sahara y tomar bastantes fotos más, y ya nos montamos en el 4×4 de vuelta a Mhamid. El conductor escoge un camino diferente para regresar, con mucha más arena y dunas que el anterior, convirtiendo este trayecto en mucho más salvaje. Incluso a ratos tiene que desviarse muchísimo, ya que el viento se ha llevado el “camino” y no hay rodadas que seguir.
LOS «NÓMADAS» DEL DESIERTO Y ÚLTIMA NOCHE CON COUS COUS
Menos mal que no pasa como la noche anterior y conoce la ruta perfectamente, aunque si para ir tardamos 2 horas, de regreso son 3. Por el camino de vuelta encontramos bastantes caravanas con turistas que han elegido la opción de visitar las dunas con campamentos móviles. Estos «nómadas» llevan cocineros y tiendas que se montan al final de cada etapa.
Los turistas van a pie o en camello, y un equipo de avanzadilla va montando y desmontando todo el campamento. También les acompaña un camión que sigue el itinerario del grupo con provisiones. Nos dejan en el hospedaje de Faisal en Mhamid. Pero como no teníamos apalabrado nada y además, no hay nadie a quien poder preguntar, pillamos las mochilas y nos vamos para el centro del pueblo caminando un buen rato bajo el sol.
Menos mal que para el último trozo nos deja subir un motocarro de pasajeros. Mediante Whatsapp podemos contactar con Faisal, que nos envía a Hassan, su primo, y nos lleva a su casa, ya que tiene un AirBnB. Hassan se porta genial con nosotros, nos trata como familia y su casa tradicional es muy sencilla pero decorada con gusto y acogedora. Gracias a su tía podemos cenar un cous cous delicioso, tan abundante que no podemos ni con la mitad.
DÍA 4: FIN DE VIAJE, REGRESO A OUARZAZATE Y A BILBAO
Muy temprano por la mañana, se levanta con nosotros y nos acompaña hasta la estación. A las 6 am sale el primer autobús de CTM con destino Ouarzazate. Como ya tenemos los billetes comprados el día anterior (9 euros), nos despedimos de Hassan. Le damos las gracias por todo y nos acomodamos para las más de 6 horas que nos esperan.
Una vez más, y gracias a los paisajes, el trayecto se hace bastante ameno, y llegamos a Ouarzazate. Tenemos tiempo de sobra para dar una vuelta, comer algo y caminar hasta el aeropuerto. Como ya hemos estado en otra ocasión, nos vamos a investigar un poco por los barrios de la zona baja. Después caminamos a través de urbanizaciones y chabolas hasta que encontramos una pizzería para llenar la panza y aguantar el trayecto de vuelta.
Gastamos nuestros últimos dirham en algunas tiendas de ultramarinos que nos encontramos de camino al aeropuerto, compramos pan y cous cous. El avión sale puntual a las 15:50. Aterrizamos en Madrid y tras recoger a otros pasajeros de Bla Bla car, conducimos de vuelta hasta Bilbao. Pero seguimos pensando en dunas, estrellas, Locke, Sun, Hurley y Juliete… LOST.
No olvides consultar las recomendaciones oficiales para viajar a Marruecos. Esperamos que te haya servido el DIARIO: Escapada al DESIERTO del SÁHARA por libre. Y ya sabes, si quieres hacernos un comentario puedes encontrarnos en Twitter, Instagram y Facebook, en todos nos llamamos @SalimosDeBilbao. Si te ha gustado este post puedes compartirlo en cualquiera de las redes sociales con los botones de aquí abajo